Especialista: Raúl Villavicencio Finalé
El parque que heredamos del siglo XIX, es decir, el Parque González Osma, que recién lograda la independencia de Cuba fue bautizado con el nombre actual de parque "La Libertad". Aquel parque que solo conocemos por fotografías y que existió hasta 1922, poseía un gran desnivel con respecto a la altura que tenía entonces la iglesia por los rellenos que hicieron para elevarla sobre el pantano sobre la que se erigió en 1860. Dicho desnivel se solucionó en 1880 mediante cuatro peldaños.
En 1905, a ese parque mismo parque se le añadió por donación personal de Carlos Alfert Leiva, destacada personalidad local, un kiosco o glorieta que el pueblo bautizó como Kiosco Alfert. El mismo ocupó un lugar central del parque y duró hasta 1914. Aun viven en Sagua los hermanos Manero, descendientes de esta figura local y su casa aunque muy deteriorada aun se mantiene en pie.
En la segunda década del siglo XX se le añadieron sillas y sillones de hierro que tenían la característica de ser móviles. El alquiler de este tipo de asientos era subastado periódicamente por la alcaldía municipal debido a lo cual por el módico precio de de diez centavos, los sagüeros podían adquirir un ticket y sentarse en los mismos para disfrutar de las vistas del parque.
Aunque en ocasiones ocurrieron incidentes muy jocosos con estas sillitas metálicas, las mismas duraron hasta la remodelación de 1976. El Museo conserva algunas de ellas y uno de aquellos tickets.
En 1922, siendo alcalde Enrique Canut Casal, el viejo parque pasó a ser historia al sufrir una remodelación total que cambió drásticamente la imagen que traía desde el siglo XIX.
El parque que heredamos del siglo XIX, es decir, el Parque González Osma, que recién lograda la independencia de Cuba fue bautizado con el nombre actual de parque "La Libertad". Aquel parque que solo conocemos por fotografías y que existió hasta 1922, poseía un gran desnivel con respecto a la altura que tenía entonces la iglesia por los rellenos que hicieron para elevarla sobre el pantano sobre la que se erigió en 1860. Dicho desnivel se solucionó en 1880 mediante cuatro peldaños.
En 1905, a ese parque mismo parque se le añadió por donación personal de Carlos Alfert Leiva, destacada personalidad local, un kiosco o glorieta que el pueblo bautizó como Kiosco Alfert. El mismo ocupó un lugar central del parque y duró hasta 1914. Aun viven en Sagua los hermanos Manero, descendientes de esta figura local y su casa aunque muy deteriorada aun se mantiene en pie.
En la segunda década del siglo XX se le añadieron sillas y sillones de hierro que tenían la característica de ser móviles. El alquiler de este tipo de asientos era subastado periódicamente por la alcaldía municipal debido a lo cual por el módico precio de de diez centavos, los sagüeros podían adquirir un ticket y sentarse en los mismos para disfrutar de las vistas del parque.
Aunque en ocasiones ocurrieron incidentes muy jocosos con estas sillitas metálicas, las mismas duraron hasta la remodelación de 1976. El Museo conserva algunas de ellas y uno de aquellos tickets.
En 1922, siendo alcalde Enrique Canut Casal, el viejo parque pasó a ser historia al sufrir una remodelación total que cambió drásticamente la imagen que traía desde el siglo XIX.
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