"La gente por la calle me decía, : ¡pero tú estas haciendo autopsias!, pero qué le voy a hacer, me gusta, lo aprendí ya y me gusta, qué le voy a hacer".
Así lo asegura José Méndez Portillo, a quien todos los sagüeros conocen como Toteo. Por más 38 años ha trabajado como Eviscerador en el municipio de Sagua la Grande y aún cuando muchos se empeñen en tejer todo tipo de anécdotas macabras alrededor de su oficio, Toteo asegura que es igual que otro cualquiera. Cuando tiene que ir a comer come y cuando tiene que trabajar trabaja, cuando tiene que dormir duerme y nada le impide conciliar el sueño.
Mientras conversábamos con él en sótano del Hospital provincial docente "Mártires del 9 de abril" de Sagua la Grande este hombre menudo, de pequeña estatura y con una voz casi imperceptible asegura que la labor de Eviscerar no es fácil, muy pocos lo han logrado en los años que él lleva con esta profesión en el municipio y quien lo intenta a los dos días se retira.
"Todavía hay algunos que me dicen: ¡Ah, este pica muertos!". Afirma Toteo, pero asegura que en la mayoría de los casos los familiares de las personas que fallecen en el hospital no se acercan al cadáver y prefieren que sea él quien, además de prepararlo para el tiempo en que es velado, lo vista, lo bañe y se encargue de todas las labores cercanas al difunto.
Paradójicamente Toteo, aún cuando su labor llega a ser escalofriante, es querido por casi todo el pueblo de Sagua la Grande y sus municipios vecinos. Tiene como máxima el respeto para quien ya ha perdido la vida y considera que su trabajo es sagrado: "Mi trabajo es usted", nos dice con una sonrisa entre dientes, pero es capaz de valorar más el respeto que ha de tenerle a los muertos que el que le debe tributar a los vivos.
Toteo nos cuenta que en la muerte nunca ha pensado pues para él es más natural morir que nacer y tranquilo afirma que cuando le toque, también tendrán que hacerle todo lo que él día tras día durante los últimos 38 años ha hecho con cada sagüero que ha llegado a sus manos y aclara que una autopsia sólo se le hace al fallecido que sus familiares lo aprueban.
Con 65 años de edad aún se siente fuerte y todavía no piensa en el retiro, se siente orgulloso de que a pesar de ejecutar un trabajo tan mal mirado, tiene infinidad de amigos y el pueblo de Sagua la Grande lo considera una de las personas que más conoce. Algo que lo demuestran las estadísticas realizadas por el programa televisivo del Canal comunitario del territorio, "La gente de mi pueblo".
Así lo asegura José Méndez Portillo, a quien todos los sagüeros conocen como Toteo. Por más 38 años ha trabajado como Eviscerador en el municipio de Sagua la Grande y aún cuando muchos se empeñen en tejer todo tipo de anécdotas macabras alrededor de su oficio, Toteo asegura que es igual que otro cualquiera. Cuando tiene que ir a comer come y cuando tiene que trabajar trabaja, cuando tiene que dormir duerme y nada le impide conciliar el sueño.
Mientras conversábamos con él en sótano del Hospital provincial docente "Mártires del 9 de abril" de Sagua la Grande este hombre menudo, de pequeña estatura y con una voz casi imperceptible asegura que la labor de Eviscerar no es fácil, muy pocos lo han logrado en los años que él lleva con esta profesión en el municipio y quien lo intenta a los dos días se retira.
"Todavía hay algunos que me dicen: ¡Ah, este pica muertos!". Afirma Toteo, pero asegura que en la mayoría de los casos los familiares de las personas que fallecen en el hospital no se acercan al cadáver y prefieren que sea él quien, además de prepararlo para el tiempo en que es velado, lo vista, lo bañe y se encargue de todas las labores cercanas al difunto.
Paradójicamente Toteo, aún cuando su labor llega a ser escalofriante, es querido por casi todo el pueblo de Sagua la Grande y sus municipios vecinos. Tiene como máxima el respeto para quien ya ha perdido la vida y considera que su trabajo es sagrado: "Mi trabajo es usted", nos dice con una sonrisa entre dientes, pero es capaz de valorar más el respeto que ha de tenerle a los muertos que el que le debe tributar a los vivos.
Toteo nos cuenta que en la muerte nunca ha pensado pues para él es más natural morir que nacer y tranquilo afirma que cuando le toque, también tendrán que hacerle todo lo que él día tras día durante los últimos 38 años ha hecho con cada sagüero que ha llegado a sus manos y aclara que una autopsia sólo se le hace al fallecido que sus familiares lo aprueban.
Con 65 años de edad aún se siente fuerte y todavía no piensa en el retiro, se siente orgulloso de que a pesar de ejecutar un trabajo tan mal mirado, tiene infinidad de amigos y el pueblo de Sagua la Grande lo considera una de las personas que más conoce. Algo que lo demuestran las estadísticas realizadas por el programa televisivo del Canal comunitario del territorio, "La gente de mi pueblo".
Nota: En la Foto Toteo se encuentra junto al radiólogo Alexander Vázquez
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