jueves, 5 de noviembre de 2009

EL LÁTIGO GÓMEZ.

Por: Alberto González Rivero.
José Gómez Pinto -El Látigo- es un legendario pelotero de la Villa del Undoso, receptor de los entonces equipos Azucareros, que implantó un récord en dobles conectados en series nacionales de béisbol, y otros de travesuras…
Cuando dirigía el equipo de Sagua la Grande en los juegos escolares provinciales, teniendo en cuenta que casi toda la selección estaba conformada por peloteros de raza negra, era predecible que en un mismo inning un bateador fuera al home play por lo menos dos veces, debido a su pícara estrategia.
Lograba confundir a los árbitros y directores de los equipos rivales, porque, de acuerdo a las circunstancias en que se encontrara el juego, pasaba gato por gato.
De modo que había que asegurar el triunfo a cualquier costo, líneas iban y líneas venían, pero el róster permanecía inamovible, no se corría, eran los mismos negritos a la ofensiva por el elenco en aprietos.
Otras veces, para no abusar de la misma artimaña en el desafío. El Látigo ponía a dos jugadores de color blanco a batear de forma sucesiva para despistar a los contrarios.
José Gómez Pinto miraba hacia la pizarra y, obviamente, si el marcador no le favorecía a su selección, el ingenio se le aguzaba más.
Entonces le hacía señas a su mejor bateador, este se acercaba al home, ligaba un hit e impulsaba una anotación, y, si la entrada se extendía y era necesario remolcar más carreras, le cambiaba la gorra o el uniforme y los llamaba a seguir aportando a la causa, aunque tuviera que sacrificar a otros peloteros que apenas empuñaban el aluminio.
Nunca fue descubierto, era un genio del camuflaje.
Cuando cumplió misión deportiva en Brasil preparó una representación de béisbol de aquella nación, integrada fundamentalmente por descendientes de japoneses.
Como anillo al dedo para su táctica, casi todos los peloteritos eran de rasgos asiáticos, el trueque era ahora menos complicado.
Un solo chinito, buen bateador, ligó tres imparables en un mismo episodio.

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