Documentos y testimonios inéditos sobre la visita de Federico García Lorca a Sagua la Grande, en Villa Clara, son publicados en la edición impresa del periódico Vanguardia por Luis Machado Ordetx y por su trascendencia para nuestra Villa del Undoso, aquí reproducimos en Sagua Viva íntegramente este artículo, orgullo para todo aquel que ha nacido en esta tierra.
Revista de Avance
Justo cuando en el amanecer del martes 25 de marzo de 1930 en que Federico García Lorca abordó en la Villa del Undoso el tren número 50 -Caibarién-Sagua la Grande-La Habana-, con destino a la capital, persistieron noticias con reclamos maternales desde la Huerta de San Vicente, en Granada, y en tono confesional la progenitora requería conocimientos sobre su hijo: «Ya que desde New York no nos escribiste, yo esperaba una carta larga donde nos contaras las impresiones de Cuba que, a mi parecer, debe ser espléndida y hermosa.»2
Durante la madrugada, apenas el poeta durmió: repasaba la memoria fresca para cuando arribara a La Habana escribirle después de vencer el contacto inicial con tierras del interior de la Isla, en una estancia prolongada que, entre el 7 de marzo y el 12 de junio de 1930, se tradujo en fundamento estético y social.
Entonces, el andaluz no se detendría en contar sus historias; los vínculos con la gente, la cultura y la geografía villareña de Sagua la Grande, Caibarién, Remedios, Santa Clara y Cienfuegos.
Al Undoso vino en calidad de invitado de la Filial de la Institución Hispano-Cubana de Cultura, una de las tres existentes en Las Villas, provincia que contó, además, con similares centros en Caibarién y Cienfuegos. Juan Marinello y Pepilla Vidaurreta lo guiaron a este primer periplo de disertaciones.
                      PLÁCEME ENTRE SAGÜEROS
Días después de desembarcar en La Habana procedente de Nueva York, el periódico La Correspondencia, de Cienfuegos,  destacó en página interior y con pequeño puntaje: "Próxima conferencia en Sagua la Grande": «La Institución Hispano-Cubana de Cultura anuncia para fecha no lejana una notable conferencia. Ocupará la cátedra [...] el notable Poeta Lírico español señor Federico García Lorca.»3 
El viernes 21, Antonio M. Delgado, desde el Undoso,
 escribió a ese rotativo    pormenores de la vida del disertante, y 
resaltó el entusiasmo de la intelectualidad de territorios aledaños por 
escuchar el tema seleccionado: «Imaginación, inspiración y evasión: Mecánica de la ‘moderna' poesía», primero de los tópicos expuestos por el artista después de la aparición en Cuba.4
No
 es casual que García Lorca viniera a compartir el esplendor económico, 
histórico y artístico que perduraba en Sagua la Grande. «Él, estaba 
confiado que la exuberante geografía, con llanuras, lomeríos, y ríos, lo
 extasiarían. No dudó en suspender la conferencia «La arquitectura del cante jondo: primitivo canto andaluz»,
 predicha para la mañana del miércoles 26 de marzo, en el capitalino 
teatro Principal de la Comedia, en Zuluetas, esquina Animas, para viajar
 hasta la ciudad villaclareña», dijo el historiador Tomás -Manino- Aguilera Hernández.
El poeta -especificó-, «tenía,
 al decir de quienes lo conocieron, una rara fluidez comunicativa, con 
voz ceceada y suave de timbre, casi tierna en las inflexiones. Eso, por 
supuesto, le otorgaba seguridad y precisión a la palabra, al concepto y 
 la metáfora: reía con la inocencia  que subyuga, y mostraba una mirada 
centelleante que contagiaba al auditorio».
En la tarde del sábado 22 de marzo su habitación se ubicó en el tercer piso, marcada con el número 320 del Gran Hotel Sagua, el más lujoso y moderno de la ciudad.
                               HORA DE DISERTACIÓN
El
 domingo 23 de marzo de 1930, en el Teatro Principal aguardaban al 
andaluz los intelectuales Carnicer Torres, Espinosa, Manuel Gayol 
Fernández, la profesora Matilde Puig y el dramaturgo  Juan Domínguez 
Arbelo, así como el diplomático español Francisco Campos Aravaca, el 
poeta cienfueguero Pedro López Dorticós, el remediano-mexicano Juan 
Pérez Abreu, y medio centenar de profesionales de las diferentes ramas, 
quienes deseaban atender al orador.
Su presencia no se 
hizo esperar. Eran las 9:25 de la mañana y el coliseo exhibía galas para
 apreciar a Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca: 
explicaría las concepciones sobre la «Imaginación, la inspiración y la evasión: Mecánica de la ‘moderna' poesía», y a su disertación añadiría ejemplos musicales.
Manuel
 Gayol Fernández realizó la presentación: destacó las cualidades que 
dominaba el agasajado, y encomió su noción particular, capaz de fundir 
las raíces de la cultura popular y tradicional con las innovaciones de 
la modernidad.
Cercano al mediodía concluyó la 
disertación. Todos reafirmaron la voluntad y el deseo de acogerlo en 
otros territorios de la región central, tal como expusieron los 
directivos de las Filiales de la Hispano-Cubana en Caibarién y 
Cienfuegos.
                                     TIERRA Y MAR ADENTRO
Delfín
 Tomassino propuso una corta excursión a los mogotes de Jumagua y un 
paseo en barco por las cercanías de Isabela de Sagua. Gustoso accedió 
García Lorca a los agasajos. Primero se decidió por el bojeo a la costa,
 y abordó, junto a los otros, el gas-car rumbo al puerto.
En los Mogotes se embriagó con el paisaje natural; luego retornaron a la ciudad y junto a Carnicer Torres fue al Sagua Yacht Club,
 una institución local de recreo, y avistó de cerca los caprichosos 
diseños de las viñetas de estilo romántico en  los vitrales del Liceo, y
 se aturdió con reminiscencias mudéjar del Palacio de Arenas.
Los
 patios interiores, y también los techos que fundían lo «gótico» y lo 
mudéjar, representaron focos de atracción para poseer, allende a las 
fronteras, el verde-carmín de Granada, y el rosa de Sevilla o el azul de
 Cádiz, tocados por la luminosidad isleña.
Jamás el 
andaluz hizo un periplo tan amplio por ciudades cubanas, como el 
realizado por la entonces provincia de Las Villas, entre las que incluyó
 primero a Sagua la Grande, y por último a Cienfuegos, donde palpó «un 
jardín abierto para todos», al estilo de Granada: apreció el «duende» 
para tributarle un juego espiritual impregnado del inconfundible 
lenguaje brotado de música y de alma nacional.
1- Sección Almanaque, Carteles, 4 (46): 159-160. La Habana, abril de 1930.
2- Cartas de la madre de García Lorca (2008): Edición de Víctor Fernández, Rba Libros S.A., p. 156, Madrid.
3- La Correspondencia: 32(74): 10, Cienfuegos, lunes, 17 de marzo de 1930.
4- Antonio M. Delgado: «El distinguido poeta y su conferencia», La Correspondencia, 32 (75):8, Cienfuegos, martes 18 de marzo de 1930.
5- A Cienfuegos García Lorca fue en dos ocasiones: el martes 8 de abril y el jueves 5 de junio de 1930. Dictó igual número de conferencias. A Santa Clara fue en viaje de tránsito, cuando hizo escala al retornar de Caibarién y Santiago de Cuba, respectivamente. No disertó en la capital de Villa Clara.

No hay comentarios:
Publicar un comentario