“Tell me, what is it you plan to do with your one wild and precious life?”
Mary Oliver
Qué difícil resulta descubrir la esencia de las cosas y las gentes, descubrir verdades que sólo se dicen a media, siempre a medias. Qué difícil es ver el valor del otro y el de uno mismo en cada esquina y saber que somos capaces de más, porque somos el resultado de un perfeccionamiento genético de miles de millones de años. Y es que aún no hemos evolucionado lo suficiente en el pensamiento, ese pensamiento que permanece prendido a la rama del árbol, del cual bajamos para caminar erectos, pero aún nos falta dejar de ver la presa. Nos falta mirar a los otros desnudos de linajes y de miedos, mirarlos nada más y ver cuánto pueden o cuánto no pueden, saber que nos necesitan o que necesitamos de ellos, dejar de andar por la vida como si permanentemente nos miráramos en un espejo de defectos y viéramos sólo los nuestros, como amenazas en cada ser que se nos aproxima.
"me eh obligado a contradecirme a mi mismo para evitar seguir mi propio gusto"
Marcel Duchamp


Este libro llegó a mí el 15 de Julio de año 2009 de las manos del mismísimo Guevara, mientras jóvenes artistas cubanos nos reuníamos para compartir algunas de sus memorias sobre la historia del cine cubano y latinoamericano, y de forma general para compartir importantes pasajes de la historia de Cuba, que han estado ligados indisolublemente al arte en todas sus manifestaciones. Mientras me dedicaba el epistolario pregunté su criterio sobre el papel de los nuevos realizadores audiovisuales de nuestra isla y con el bullicio de la sala que no permitía hablar más de un minuto con tranquilidad, fue breve en su respuesta: “Lo contemporáneo no puede ser ignorado por la entrega de lo cotidiano”. Desde entonces la comprensión de ese consejo se incorporó a mi labor, pero en este empeño crecieron mis cuestionamientos a los medios que he dedicado mi vida, en primer lugar a la Radio y posteriormente a la Televisión. Hoy el “artista” audiovisual ya no baila al compás de un comercial, sus hilos simplemente se mueven al ritmo de otras manos en la cotidianeidad aplastante. Aquel consejo de Guevara, que en menos de un minutos me hizo repensar los caminos en la radio y la televisión, continuará sobre mi mesa de trabajo, aun cuando su epistolario regrese al estante donde un día se haga notar nuevamente, para procurarme una vez más su sabia original, y darme cuenta si anduve por el camino correcto en la búsqueda de la contemporaneidad.