A sólo 11 kilómetros de Isabela de Sagua se encuentra el Cayo Esquivel, uno de los lugares turísticos más añorados por los habitantes de Sagua la Grande, quienes hasta los primeros años de la década de los 90 del siglo pasado pudimos disfrutar de sus paradisíacas playas y lugares de veraneo. El sitio siempre ha sido vulnerable a devastadoras tormentas, pero aún así los habitantes de la Villa del Undoso fabricaron y mantuvieron durante más de 50 años casas, hoteles y centros recreativos, hasta que en los años 60 fue olvidado y posteriormente retomado como campismo.
La nostalgia de esa playa, que segun los sagüeros que la conocieron “es mejor que la de Varadero”, permanece en el corazón de los habitantes de esta ciudad y en lo personal, aún cuando sólo la visité en los años 80, me dejó marcado por el esplendor natural que garantizó los mejores veranos de mi vida. Este lugar lleva más de 20 años vedado para los vecinos de Sagua e Isabela, quienes NO LO OLVIDAN, y hoy sólo saben de él por los pescadores que varan en el lugar para guarecerse en tormentas o momentos de dificultad con sus naves.
Nunca entendí que el asedio de la emigración ilegal fuera un obstáculo que cerrara para siempre las puertas del Esquivel y sus cayos aledaños, presentes en la tradición, la historia y hasta las leyendas de los hijos de esta tierra. Como decimos los cubanos: “botamos el sofá” y al final nos quedamos sin esa playa, esa que fue siempre “nuestro Varadero”.
El Esquivel es parte de Cuba y parte de Sagua la Grande. Los habitantes de esta tierra añoran aquellos días en los que podían olvidar las preocupaciones, los problemas, la cotidianeidad laboral y abandonarse al descanso en un lugar único, ese que es nuestro por derecho. Tal vez un trabajador de la Villa no logre en estos tiempos engrosar su bolsillo para el turismo de Hoteles que vende el mercado de la isla, tal vez no desee gastar sus escasos ahorros en el campismo que no le atrae, pero seguramente el Esquivel, un barco que acorte la distancia y el avituallamiento para algunos días de tranquilidad familiar, sea una realidad posible y deseada por la totalidad de los sagüeros e isabelinos. Una realidad que ya estamos en condiciones de tocar con la mano, pero es necesaria la voluntad de aquellos que lideran y representan hoy a los que habitamos este territorio del centro norte de Cuba. El Esquivel aún está ahí, los mapas lo reflejan y la gente lo evoca y espera visitarlo nuevamente.Aquí les dejo algunas imágenes que dan fe de estas palabras, las cuales sin dudas pueden completarse con las experiencias de quienes disfrutaron del lugar con más frecuencia que yo.
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