martes, 30 de julio de 2013

Huelga azucarera en Sagua la Grande.

A mediados del año 1955 se intensificaron las acciones del movimiento azucarero en la región sagüera. Estas acciones tuvieron su conclusión en la huelga que se desarrolló en todo el país en diciembre de 1955, por el pago del diferencial, el aumento de los salarios rebajados, la reincorporación de los obreros despedidos  y en oposición a los embarques de azúcar a granel. 
En el territorio la huelga mostró gran fuerza, los trabajadores de los centrales Corazón de Jesús, (en territorio actual de Cifuentes) Santa Teresa y Resulta desplegaron intensas jornadas huelguísticas. El mujalista Conrado Rodríguez fue su organizador inicial, pero a partir del 26 de diciembre, cuando la lucha alcanzó un matiz político, la dirección de la huelga fue asumida por Antonio Finalet Torres y otros líderes sindicales y comunistas, a través de los Comités de Defensa de las Demandas Obreras.
Los obreros del central Santa Teresa tomaron la carretera de entrada al batey y realizaron una marcha de 6 Km hasta el ayuntamiento municipal, donde apostados por 24 horas exigieron el pago del diferencial y otras demandas obreras. En Resulta los huelguistas lanzaron obstáculos a la vía, hicieron fogatas y volcaron dos vagones de ferrocarril. Otros grupos incendiaron plantaciones pertenecientes a las colonias cañeras de los tres centrales.

La huelga devino protesta política. Concentrados en el parque, trabajadores y otras decenas de personas se posesionaron en el Casino Español, el Centro de Detallistas y la Iglesia. Las fuerzas represivas arremetieron contra los manifestantes, varios  trabajadores sufrieron heridas de balas y plan de machete por la Guardia Rural. Los comunistas  Antonio Finalet y Santiago Alfonso  fueron detenidos y torturados. La lucha continuó y junto al pago del diferencial y otras demandas económicas, se exigió la liberación de presos políticos, el cese de la represión y que Batista se fuera del poder.
Sagua fue declarada ciudad muerta, los centros comerciales y de servicios cerraron, los obreros de la fundición, de los talleres ferroviarios y del puerto se solidarizaron con los huelguistas. El M-26-7 apoyó la huelga, la célula que dirigía Federico Oropesa Díaz bloqueó con obstáculos las vías de acceso a la ciudad e impidió la salida del coche que rendía viajes a Isabela.
Ante la situación reinante el gobierno y los patronos se vieron obligados a ceder en algunas demandas, lo que aprovecharon los dirigentes mujalistas para poner fin a la huelga. En algunos centrales, como Resulta, los obreros lograron otras demandas sindicales. A partir de los resultados de esta acción política, el sector azucarero continuó muy activo, junto a los portuarios y otros sectores, las acciones desarrolladas tuvieron un acentuado matiz político.

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