Tema: Los cementerios de Sagua II
Especialista: Raúl Villavicencio Finalé
Por lo reducido del cementerio anterior, el construido en 1835 en el lugar que ocupa hoy aproximadamente la manzana que conforman las calles Calixto García, Martí, Maceo y Máximo Gómez, La Junta Parroquial acordó en 1850 trasladarlo de lugar, acuerdo que se cumplió construyendo otro en 1852 en una sabana ubicada hacia el sur del poblado, más alejado del núcleo poblacional y siempre a sotavento de este.
El nuevo cementerio tenía de especial que parta tener acceso a él se construyó una hermosa alameda o calzada, toda bordeada de árboles de diferentes tipos, flores abundantes y asientos bien distribuidos durante el recorrido, todo ello en función del acto fúnebre que por allí debía circular. En los años 60 del pasado siglo aun quedaban dos de estos árboles, conocidos como higuillos, que sufriendo el paso de los años aun se mantenían incólumes en la esquina que hacen las calles Revolución y la hoy llamada Calzada del Cementerio Viejo.
Tenía entonces de interesante el recorrido por dicha alameda, un pequeño puente intermedio fabricado entre la calle La Merced (hoy Máximo Gómez) y el campo santo, más cerca de la primera que de este. Por debajo del mismo corrían las escasas aguas procedentes de la Laguna de Hoyuelos (hoy barrio de La Laguna) para unirse a las del río Sagua al final de la calle Méndez Capote.
El piso de la calzada, de acuerdo con la época, fue fabricado con las típicas "chinas pelonas" o guijarros de río de mediano tamaño unidos entre sí. Aun en los años 60 del siglo pasado se podían ver en determinados tramos no asfaltados de la vetusta calzada.
Pero lo más destacado del cementerio era su ornamentado frontispicio. mientras que la característica común de sus lápidas era su media redondez.
Especialista: Raúl Villavicencio Finalé
Por lo reducido del cementerio anterior, el construido en 1835 en el lugar que ocupa hoy aproximadamente la manzana que conforman las calles Calixto García, Martí, Maceo y Máximo Gómez, La Junta Parroquial acordó en 1850 trasladarlo de lugar, acuerdo que se cumplió construyendo otro en 1852 en una sabana ubicada hacia el sur del poblado, más alejado del núcleo poblacional y siempre a sotavento de este.
El nuevo cementerio tenía de especial que parta tener acceso a él se construyó una hermosa alameda o calzada, toda bordeada de árboles de diferentes tipos, flores abundantes y asientos bien distribuidos durante el recorrido, todo ello en función del acto fúnebre que por allí debía circular. En los años 60 del pasado siglo aun quedaban dos de estos árboles, conocidos como higuillos, que sufriendo el paso de los años aun se mantenían incólumes en la esquina que hacen las calles Revolución y la hoy llamada Calzada del Cementerio Viejo.
Tenía entonces de interesante el recorrido por dicha alameda, un pequeño puente intermedio fabricado entre la calle La Merced (hoy Máximo Gómez) y el campo santo, más cerca de la primera que de este. Por debajo del mismo corrían las escasas aguas procedentes de la Laguna de Hoyuelos (hoy barrio de La Laguna) para unirse a las del río Sagua al final de la calle Méndez Capote.
El piso de la calzada, de acuerdo con la época, fue fabricado con las típicas "chinas pelonas" o guijarros de río de mediano tamaño unidos entre sí. Aun en los años 60 del siglo pasado se podían ver en determinados tramos no asfaltados de la vetusta calzada.
Pero lo más destacado del cementerio era su ornamentado frontispicio. mientras que la característica común de sus lápidas era su media redondez.
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