martes, 13 de enero de 2009

Parque “El pelón”. La sangre del patriota en la raíz de un pueblo.

Especialista: Raúl Villavicencio Finalé
Cuántos sagüeros no acudimos en nuestros momentos de nostalgia, de romance o de reflexión al Parque El Pelón. La tranquilidad habitual y la vista serena que nos regala el río en su paso resulta un atractivo único en la ciudad, pero no todos los habitantes de la ciudad conocen su devenir histórico, que se inicia a mediados del siglo XIX.
En esa época fue primero una prolongación de la calle Ribera, la cual serpenteaba la margen izquierda del río, formando parte como tal de la caída de la pendiente natural del cauce.
Fue al Teniente Gobernador de Sagua Joaquin Fernández Casariego, gran benefactor del pueblo, quien tuvo la feliz idea en 1852 de construir un gran muro de ladrillo para elevar el nivel del suelo de la pendiente hasta la altura que apreciamos hoy y construir además la llamada escalinata para dar acceso a las operaciones que realizaban las goletas en un muelle que existió en el lugar.
Posteriormente la conformación de dicha explanada recibió el nombre de Parque Trillo y se extendía entonces hasta lo que es hoy el acceso al puente por la calle Martí. En realidad dicha plazoleta era un lugar desarbolado totalmente sin ornamentación alguna que semejara un verdadero parque.
El lugar está asociado a un hecho sangriento ocurrido el 28 de mayo de 1896 cuando los cadáveres del Coronel del Ejército Libertador José Sánchez Jorro alias El Pelón y cinco de sus ayudantes fueron traidoramente envenenados y macheteados salvajemente por la Guerrilla española del sanguinario Benito Carreras en una carbonera cercana a la actual Playa de Uvero.
Los cadáveres totalmente descuartizados fueron traídos a Sagua a lomo de caballo como trofeo de guerra y exhibidos para escarmiento público en el centro de dicha plazoleta. Como es de suponer, la sangre de los patriotas tiñó generosamente la tierra del lugar. Este acontecimiento definiría el nombre que los sagüeros darían al parque después de la independencia al sembrar un árbol que recordara el hecho.
Como pueden apreciar la imagen del parque ha cambiado mucho desde el siglo XIX hasta acá. Quiero ahora que concentren su atención en la gran Ceiba que crece lozana en el lugar. Es precisamente el pequeño arbolito que fue sembrado en el centro de la plazoleta un 1˚ de enero de 1901 al conmemorarse el primer aniversario de la entrada triunfal de las fuerzas independentistas del General José Luís Robau por el antiguo puente de madera bautizado tras ese acontecimiento como Puente del Triunfo.
La pequeña Ceiba fue sembrada en el mismo lugar donde fueron expuestos los cadáveres del Pelón y sus ayudantes y se hizo simbólicamente para que sus raíces se alimentaran de aquella sangre gloriosa vertida allí. El parque se rebautizó entonces con el apodo del guerrero mambí. Así fue creciendo protegida y venerada por las generaciones de sagüeros que han acudido al parque en todas las épocas transcurridas. Al pie de la misma fue colocada una lápida que recuerda también eternamente aquellos hechos históricos.
El 28 de enero de 1938 se añadió al parque un pequeño monumento a José Martí por iniciativa de la Asociación Martiana de Sagua y del empeño que puso en ello el destacado abogado sagüero José Guardiola Alfert a quien se debe la obra en bronce con la simbólica cabeza del apóstol cubano. Se añadió al monumento en su parte inferior un espacio para las obres completas de Martí y se colocó un banco de piedra para que se sentaran los que quisieran consultar su obra. Esta obra dentro del parque ha provocado que erróneamente el pueblo lo llame Rincón Martiano cuando en realidad es el Parque El Pelón.
En 1942, la misma asociación patriótica en colaboración con el alcalde municipal Enrique Canut, erigieron una ermita de piedra escoltada por dos bancos a cada lado para colocar un radio, no sin antes solucionar una aguda polémica con la Asociación de Veteranos de la Guerra de Independencia quienes prohibían escuchar música en el lugar por respeto a los acontecimientos relacionados con la Ceiba sembrada allí. Al final la polémica se terminó cuando se acordó escuchar por la radio instalada solo música clásica.
En determinados momentos se fue sembrando el arbolado existente hoy, para caracterizar a este parque como uno de los más sombreados de la ciudad. Todas las generaciones de sagüeros tienen su vida asociada de alguna manera a este lugar y muchos nos sentimos orgullosos de él.

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