Por: Teresa Rivero.
Sagua la Grande creció vertiginosamente durante la primera mitad del siglo XIX. Los pobladores de la Villa, víctimas de constantes inundaciones y otros desastres, e impulsados por un desenvolvimiento económico positivo, se vieron precisados a tomar medidas en cuanto a la tipología de las construcciones y a realizar mejoras urbanísticas al establecer su zona de desarrollo en áreas más seguras de mayor cota en el terreno. Pero estas medidas aun eran insuficientes ante las enormes crecidas del río. El agrimensor Don Rodrigo Bernardo de Estrada en 1868 sugiere la idea de construir canales entre algunos meandros para enderezar el curso del río. Así se le facilitaría una rápida salida de las aguas al mar, para evitar la retención que provoca este retorcido curso. La falta de recursos financieros y de disponibilidad de máquinas ingenieras necesarias para esta obra impidió llevar a cabo esta idea en esos momentos.Don Jorge Batle, dueño del ingenio San Jorge, proyectó realizar canalizaciones en el río inspirado en la idea de Don Rodrigo Bernardo y Estrada. El proyecto fue acogido con beneplácito por la élite de la ciudad que incluso ofreció un banquete para celebrar la iniciativa, pero lamentablemente unos días después del homenaje murió en su ingenio sin que nunca se pudieran esclarecer las causas de fallecimiento. El 5 y 6 de octubre de 1870, fuertes lluvias provocaron una inundación que duró unas 20 horas, afectando los barrios bajos de la ciudad y descarnando de tal modo la orilla del río que se decidió la construcción de un muro frente al casino español para proteger las construcciones de la calle Rivera. Así nació el muro del malecón que todavía resguarda la antigua calle y sus edificaciones.Luego de la inundación de 1906, la Cámara de Senado de la República aprobó 25 000.00 pesos para estudios y obras de defensa contra las inundaciones. Nuevamente se retoma la idea de Don Rodrigo Bernardo de Estrada, pero se deciden por emplear los fondos en otro proyecto que planteó la construcción de un muro de contención que redujera el torrente a un nivel asimilable por el cauce del río y un canal de desagüe que condujera el exceso de agua retenida hacia la costa por el este de la ciudad. Las obras se comenzaron en el año 1909 y dos años después el muro ya estaba terminado, mas el presupuesto asignado no fue suficiente y la obra del canal de evacuación desde el río hasta el Estero de Ibarra no pudo ser concluida.En 1946 se presentó un estudio denominado “Ensayo sobre un censo general indicativo de obras de ingeniería de urgente necesidad nacional” en el marco del IV Congreso de Ingeniería de Cuba, auspiciado por la Sociedad Cubana de Ingenieros. El ensayo fue presentado por el ingeniero Luís R. Alfonso Cuervo que describió dos obras de primera importancia a desarrollar en Sagua la Grande . La canalización, dragado y profundización del río desde su desembocadura hasta la calle Martí donde debían construirse malecones en ambas márgenes para la protección ante los posibles deslizamientos y para facilitar la carga y descarga de las mercancías, estableciendo con esto un puerto fluvial que apoyara al marítimo en la Isabela. La construcción de una represa que albergara las aguas superiores del río Sagua la Grande y todas las de su afluente Yabú, localizando esta a 4 ó 5 Km al suroeste del poblado de Sitiecito. Ambas obras serían de importancia estratégica para el desarrollo económico de la Jurisdicción de Sagua la Grande, pero a la vez constituirían garantías defensivas para evitar las inundaciones en la ciudad y sus alrededores. La primera propuesta no es más que la idea de Don Rodrigo Bernardo de Estrada, enriquecida con nuevas variantes que amortizarían sus costos e incluso rendiría ganancias. La inundación de octubre de 1948, además de provocar afectaciones al dique, demostró la necesidad de concluir el canal de desagüe. La población se alarmó mucho ante el potencial peligro de que el muro cediera ante el empuje de las aguas, liberando una enorme ola con capacidad para arrasar la ciudad. La situación de la conclusión de la obra protectora al sur de la ciudad, unido a la urgente necesidad de mantenimiento al muro de contención, provocó una gran campaña de protesta por parte de todos los sectores de la población sagüera con gran repercusión en la prensa de la época.Los ingenieros Víctor Suárez y Pedro Martín evaluaron los daños y afirmaron que la situación del dique constituía un serio peligro para la ciudad. El mantenimiento y conclusión de la obra requería de un presupuesto de 75 000 pesos. El entonces Ministro de Obras Públicas, Ing. Manuel Febles, prometió que cuando comenzara el nuevo gobierno se solucionaría el problema. Pero como antes, no pasó de simples promesas. La preocupación por una sucesión de grandes inundaciones revivió con los sucesos de 1948. Nuevamente despertó la antigua idea de canalizar el río para garantizar una salida más directa al mar de sus aguas, esta vez defendida por el Sr. Ramón Alba Ruiz que auspiciado por la alcaldía de la jurisdicción envió una propuesta de proyecto al Ministerio de Obras Públicas con fecha 10 de noviembre de 1948. En esta misiva recuerda al gobierno de la Isla que la obra del dique continuaba inconclusa al carecer de la terminación del canal desde este hasta el Estero Ibarra, y realiza un cálculo comparativo demostrando que terminar esta obra es mucho más costoso que su propuesta de canalización del río. La época lluviosa de 1949 llegó sin que el gobierno de la isla se pronunciara por la solución de los problemas del dique, haciendo oídos sordos a la intensa campaña de reclamaciones de las autoridades y el pueblo de la Villa a través de todos los medios posibles. Incluso se llegó a invitar al mencionado Ministro de Obras Públicas a visitar la ciudad por iniciativa del señor José Luís Pujols a nombre del Club Rotario, para aprovechar la ocasión y mostrarle la urgencia de las obras que poco después, al menos, recibieron mantenimiento.En el año 1953 se excava un canal que ofrece una nueva desembocadura al río Sagua la Grande. La obra ingeniera conocida como “Río Nuevo” requirió dragar un canal de 15 pies de profundidad, 2800 m de largo, 40 m de ancho en su base y de 60 m a 70m de ancho en su parte superior. Está ubicada a 3 Km de Isabela de Sagua, se inicia en el Dorado, desemboca en la Boca del Serón y consta de dos secciones.Río Nuevo tiene tres objetivos fundamentales: Disminuir la acumulación de sedimentos por arrastres en el canal del puerto, acortar el camino al mar 7 ½ Km, y garantizar una salida más directa de las aguas al mar en caso de inundaciones. Los proyectos anteriores de canalización no recogían a este tramo, pero una ampliación de la imagen del proyecto presentado después de la inundación de 1906 muestra claramente esa trayectoria borrada; al carecer del archivo de la memoria descriptiva del mismo, resulta imposible saber el por qué se desechó esta propuesta a última hora. El propio año 1953, Ramón Alba Ruiz, motivado por la obra de canalización realizada, promueve una vez más la idea de canalizar el río entre sus meandros. Presenta un nuevo proyecto que esta vez incluye a Río Nuevo y lo apoya con una maqueta del río para modelar el comportamiento de las aguas y demostrar la efectividad de la idea original de Don Rodrigo Bernardo y Estrada. Las ventajas para el comercio serían muchas con la realización de esta obra que no sólo disminuiría la distancia de la ciudad al mar, también mejoraría las condiciones de navegación en el río. Lamentablemente hasta hoy esta centenaria idea no ha sido puesta en práctica. El Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba se decide a estudiar a fondo la factibilidad de las obras propuestas en el Congreso de Ingeniería de 1946. Contrata para ello al afamado Ingeniero Civil Mexicano: Don Adolfo Orive Alba, que entre los meses de abril de 1953 y mayo de 1954 realizó su encargo. En su informe final llegó a la conclusión que era factible construir una represa (tal y como dijera el Ingeniero Alfonso 7 años antes) en el área de la zona conocida por Alacranes. Desde un punto aguas abajo a pocos metros de la confluencia de los ríos Sagua la Grande y Yabú hasta 2 Km antes del puente Felipe Pazos. Don Adolfo Orive sugirió utilizar el embalse para la producción de energía eléctrica exclusivamente partiendo de sus cálculos, que arrojaban la posibilidad de generación de 5 a 6 mil Kilowatts durante el período lluvioso y de 3 a 4 mil Kilowatts durante la época de seca; y utilizar las aguas represadas en el pequeño embalse Roselló (más cercano a la ciudad) para el servicio de acueducto bombeando el agua mediante turbinas. Una vez más se recomienda, por una voz autorizada, la construcción de una obra, que además de beneficios económicos y sociales, conllevaría una vía más para evitar las inundaciones.La obra del dique no fue concluida hasta después del triunfo de la revolución en enero del 1959, y a la prospección del proyecto del embalse de las aguas superiores del río en el valle conocido por alacranes le sucedió otro tanto.El proyecto de la presa Alacranes es puesto en práctica, con la asesoría de ingenieros del CAME, a finales de la década 1960 -1970. El resultado final se obtiene en 1972 con la conclusión de las obras de la cortina y su llenado paulatino. El embalse tiene capacidad para 352 200 000 m3 de agua (el segundo por este concepto del país), abarca un área de 77 Km2 y tiene una cortina heterogénea de núcleo de arcilla con espaldón de rocoso, con una longitud de 2 950 m. Lamentablemente no se incluyó dentro de las obras de la Presa la idea original de la hidroeléctrica, que justificaría mejor una obra de esta envergadura y resolvería en buena medida el abastecimiento de energía a sectores medulares de la economía y la sociedad sagüera. Fuertes y repentinas lluvias en el área de la cuenca fluvial del río Sagua la Grande, obligaron a dejar inconclusos los trabajos de montaje del pozo de amortiguadores en la compuerta de la presa, que luego no fueron concluidos. A causa de esto, la compuerta en la cortina sólo puede ser abierta hasta permitir evacuar una cantidad limitada de m3 de agua cada 24 horas. La construcción de esta represa, además de resolver el problema de las reservas de agua para distintos usos, es una forma más de combatir las inundaciones en la ciudad y sus alrededores. Ahora se requiere de una cantidad de lluvia muy superior para sobrepasar la capacidad de embalse de esta gigante y de otras más pequeñas construidas en otras partes de la cuenca del Sagua la Grande; siempre y cuando se tenga la precaución de mantener los niveles óptimos de embalse para la época de lluvias, dejando un volumen de capacidad libre presto a almacenar las aguas derramadas por algún evento metereológico severo.En 1973 comienzan las obras de terminación de una de las obras defensivas de la ciudad: El dique. Ahora es doblemente importante porque puede defender la ciudad ante una posible falla en la cortina de la presa Alacranes. El dique izquierdo, Viana – Piñón, se concluye en 1983 y para 1976 comienza la obra del dique derecho que aún está sin concluir. A estas obras se sumó el dique Armonía construido a partir de 1978. La experiencia de la inundación provocada por el huracán Lili (1996) y la del George (2003) demostraron que los barrios bajos en la ribera del río tenían un alto nivel de vulnerabilidad ante este tipo de desastre, por lo que se imponía tomar medidas definitivas con las viviendas en esta área. Así surgió la idea de mudar estas (Las existentes en la parte más baja del barrio “La Gloria”) hacia zonas seguras. En las nuevas casas se empleó una tecnología de construcción resistente a eventos hidrometeorológicos; además, incluía la remodelación o reconstrucción de un volumen bastante grande del resto de las viviendas ubicadas en lugares menos vulnerables cerca del río. En el año 2004 es aprobado el proyecto “Malecón” con la propuesta de 71 acciones constructivas; de ellas, 16 demoliciones totales de viviendas, para reconstruirlas en lugares más seguros. El PNUD otorgó un financiamiento al proyecto de 81 000.00 dólares, del cual se utilizó el 3% asignado a la defensa para instalar un sistema de alerta temprana, con un puesto de mando establecido en la sede del Gobierno Municipal.Cada nueva experiencia vivida con este tipo de desastre es una nueva enseñanza para la gestión del riesgo a que está sometida la ciudad. Sagua la Grande con más de 200 años de experiencia con inundaciones es hoy uno de los municipios del país más preparados en este sentido, sin que esto quiera decir que no hay mucho por hacer todavía, para que las generaciones futuras puedan disfrutar de una Villa del Undoso más segura y desarrollada.
Sagua la Grande creció vertiginosamente durante la primera mitad del siglo XIX. Los pobladores de la Villa, víctimas de constantes inundaciones y otros desastres, e impulsados por un desenvolvimiento económico positivo, se vieron precisados a tomar medidas en cuanto a la tipología de las construcciones y a realizar mejoras urbanísticas al establecer su zona de desarrollo en áreas más seguras de mayor cota en el terreno. Pero estas medidas aun eran insuficientes ante las enormes crecidas del río. El agrimensor Don Rodrigo Bernardo de Estrada en 1868 sugiere la idea de construir canales entre algunos meandros para enderezar el curso del río. Así se le facilitaría una rápida salida de las aguas al mar, para evitar la retención que provoca este retorcido curso. La falta de recursos financieros y de disponibilidad de máquinas ingenieras necesarias para esta obra impidió llevar a cabo esta idea en esos momentos.Don Jorge Batle, dueño del ingenio San Jorge, proyectó realizar canalizaciones en el río inspirado en la idea de Don Rodrigo Bernardo y Estrada. El proyecto fue acogido con beneplácito por la élite de la ciudad que incluso ofreció un banquete para celebrar la iniciativa, pero lamentablemente unos días después del homenaje murió en su ingenio sin que nunca se pudieran esclarecer las causas de fallecimiento. El 5 y 6 de octubre de 1870, fuertes lluvias provocaron una inundación que duró unas 20 horas, afectando los barrios bajos de la ciudad y descarnando de tal modo la orilla del río que se decidió la construcción de un muro frente al casino español para proteger las construcciones de la calle Rivera. Así nació el muro del malecón que todavía resguarda la antigua calle y sus edificaciones.Luego de la inundación de 1906, la Cámara de Senado de la República aprobó 25 000.00 pesos para estudios y obras de defensa contra las inundaciones. Nuevamente se retoma la idea de Don Rodrigo Bernardo de Estrada, pero se deciden por emplear los fondos en otro proyecto que planteó la construcción de un muro de contención que redujera el torrente a un nivel asimilable por el cauce del río y un canal de desagüe que condujera el exceso de agua retenida hacia la costa por el este de la ciudad. Las obras se comenzaron en el año 1909 y dos años después el muro ya estaba terminado, mas el presupuesto asignado no fue suficiente y la obra del canal de evacuación desde el río hasta el Estero de Ibarra no pudo ser concluida.En 1946 se presentó un estudio denominado “Ensayo sobre un censo general indicativo de obras de ingeniería de urgente necesidad nacional” en el marco del IV Congreso de Ingeniería de Cuba, auspiciado por la Sociedad Cubana de Ingenieros. El ensayo fue presentado por el ingeniero Luís R. Alfonso Cuervo que describió dos obras de primera importancia a desarrollar en Sagua la Grande . La canalización, dragado y profundización del río desde su desembocadura hasta la calle Martí donde debían construirse malecones en ambas márgenes para la protección ante los posibles deslizamientos y para facilitar la carga y descarga de las mercancías, estableciendo con esto un puerto fluvial que apoyara al marítimo en la Isabela. La construcción de una represa que albergara las aguas superiores del río Sagua la Grande y todas las de su afluente Yabú, localizando esta a 4 ó 5 Km al suroeste del poblado de Sitiecito. Ambas obras serían de importancia estratégica para el desarrollo económico de la Jurisdicción de Sagua la Grande, pero a la vez constituirían garantías defensivas para evitar las inundaciones en la ciudad y sus alrededores. La primera propuesta no es más que la idea de Don Rodrigo Bernardo de Estrada, enriquecida con nuevas variantes que amortizarían sus costos e incluso rendiría ganancias. La inundación de octubre de 1948, además de provocar afectaciones al dique, demostró la necesidad de concluir el canal de desagüe. La población se alarmó mucho ante el potencial peligro de que el muro cediera ante el empuje de las aguas, liberando una enorme ola con capacidad para arrasar la ciudad. La situación de la conclusión de la obra protectora al sur de la ciudad, unido a la urgente necesidad de mantenimiento al muro de contención, provocó una gran campaña de protesta por parte de todos los sectores de la población sagüera con gran repercusión en la prensa de la época.Los ingenieros Víctor Suárez y Pedro Martín evaluaron los daños y afirmaron que la situación del dique constituía un serio peligro para la ciudad. El mantenimiento y conclusión de la obra requería de un presupuesto de 75 000 pesos. El entonces Ministro de Obras Públicas, Ing. Manuel Febles, prometió que cuando comenzara el nuevo gobierno se solucionaría el problema. Pero como antes, no pasó de simples promesas. La preocupación por una sucesión de grandes inundaciones revivió con los sucesos de 1948. Nuevamente despertó la antigua idea de canalizar el río para garantizar una salida más directa al mar de sus aguas, esta vez defendida por el Sr. Ramón Alba Ruiz que auspiciado por la alcaldía de la jurisdicción envió una propuesta de proyecto al Ministerio de Obras Públicas con fecha 10 de noviembre de 1948. En esta misiva recuerda al gobierno de la Isla que la obra del dique continuaba inconclusa al carecer de la terminación del canal desde este hasta el Estero Ibarra, y realiza un cálculo comparativo demostrando que terminar esta obra es mucho más costoso que su propuesta de canalización del río. La época lluviosa de 1949 llegó sin que el gobierno de la isla se pronunciara por la solución de los problemas del dique, haciendo oídos sordos a la intensa campaña de reclamaciones de las autoridades y el pueblo de la Villa a través de todos los medios posibles. Incluso se llegó a invitar al mencionado Ministro de Obras Públicas a visitar la ciudad por iniciativa del señor José Luís Pujols a nombre del Club Rotario, para aprovechar la ocasión y mostrarle la urgencia de las obras que poco después, al menos, recibieron mantenimiento.En el año 1953 se excava un canal que ofrece una nueva desembocadura al río Sagua la Grande. La obra ingeniera conocida como “Río Nuevo” requirió dragar un canal de 15 pies de profundidad, 2800 m de largo, 40 m de ancho en su base y de 60 m a 70m de ancho en su parte superior. Está ubicada a 3 Km de Isabela de Sagua, se inicia en el Dorado, desemboca en la Boca del Serón y consta de dos secciones.Río Nuevo tiene tres objetivos fundamentales: Disminuir la acumulación de sedimentos por arrastres en el canal del puerto, acortar el camino al mar 7 ½ Km, y garantizar una salida más directa de las aguas al mar en caso de inundaciones. Los proyectos anteriores de canalización no recogían a este tramo, pero una ampliación de la imagen del proyecto presentado después de la inundación de 1906 muestra claramente esa trayectoria borrada; al carecer del archivo de la memoria descriptiva del mismo, resulta imposible saber el por qué se desechó esta propuesta a última hora. El propio año 1953, Ramón Alba Ruiz, motivado por la obra de canalización realizada, promueve una vez más la idea de canalizar el río entre sus meandros. Presenta un nuevo proyecto que esta vez incluye a Río Nuevo y lo apoya con una maqueta del río para modelar el comportamiento de las aguas y demostrar la efectividad de la idea original de Don Rodrigo Bernardo y Estrada. Las ventajas para el comercio serían muchas con la realización de esta obra que no sólo disminuiría la distancia de la ciudad al mar, también mejoraría las condiciones de navegación en el río. Lamentablemente hasta hoy esta centenaria idea no ha sido puesta en práctica. El Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba se decide a estudiar a fondo la factibilidad de las obras propuestas en el Congreso de Ingeniería de 1946. Contrata para ello al afamado Ingeniero Civil Mexicano: Don Adolfo Orive Alba, que entre los meses de abril de 1953 y mayo de 1954 realizó su encargo. En su informe final llegó a la conclusión que era factible construir una represa (tal y como dijera el Ingeniero Alfonso 7 años antes) en el área de la zona conocida por Alacranes. Desde un punto aguas abajo a pocos metros de la confluencia de los ríos Sagua la Grande y Yabú hasta 2 Km antes del puente Felipe Pazos. Don Adolfo Orive sugirió utilizar el embalse para la producción de energía eléctrica exclusivamente partiendo de sus cálculos, que arrojaban la posibilidad de generación de 5 a 6 mil Kilowatts durante el período lluvioso y de 3 a 4 mil Kilowatts durante la época de seca; y utilizar las aguas represadas en el pequeño embalse Roselló (más cercano a la ciudad) para el servicio de acueducto bombeando el agua mediante turbinas. Una vez más se recomienda, por una voz autorizada, la construcción de una obra, que además de beneficios económicos y sociales, conllevaría una vía más para evitar las inundaciones.La obra del dique no fue concluida hasta después del triunfo de la revolución en enero del 1959, y a la prospección del proyecto del embalse de las aguas superiores del río en el valle conocido por alacranes le sucedió otro tanto.El proyecto de la presa Alacranes es puesto en práctica, con la asesoría de ingenieros del CAME, a finales de la década 1960 -1970. El resultado final se obtiene en 1972 con la conclusión de las obras de la cortina y su llenado paulatino. El embalse tiene capacidad para 352 200 000 m3 de agua (el segundo por este concepto del país), abarca un área de 77 Km2 y tiene una cortina heterogénea de núcleo de arcilla con espaldón de rocoso, con una longitud de 2 950 m. Lamentablemente no se incluyó dentro de las obras de la Presa la idea original de la hidroeléctrica, que justificaría mejor una obra de esta envergadura y resolvería en buena medida el abastecimiento de energía a sectores medulares de la economía y la sociedad sagüera. Fuertes y repentinas lluvias en el área de la cuenca fluvial del río Sagua la Grande, obligaron a dejar inconclusos los trabajos de montaje del pozo de amortiguadores en la compuerta de la presa, que luego no fueron concluidos. A causa de esto, la compuerta en la cortina sólo puede ser abierta hasta permitir evacuar una cantidad limitada de m3 de agua cada 24 horas. La construcción de esta represa, además de resolver el problema de las reservas de agua para distintos usos, es una forma más de combatir las inundaciones en la ciudad y sus alrededores. Ahora se requiere de una cantidad de lluvia muy superior para sobrepasar la capacidad de embalse de esta gigante y de otras más pequeñas construidas en otras partes de la cuenca del Sagua la Grande; siempre y cuando se tenga la precaución de mantener los niveles óptimos de embalse para la época de lluvias, dejando un volumen de capacidad libre presto a almacenar las aguas derramadas por algún evento metereológico severo.En 1973 comienzan las obras de terminación de una de las obras defensivas de la ciudad: El dique. Ahora es doblemente importante porque puede defender la ciudad ante una posible falla en la cortina de la presa Alacranes. El dique izquierdo, Viana – Piñón, se concluye en 1983 y para 1976 comienza la obra del dique derecho que aún está sin concluir. A estas obras se sumó el dique Armonía construido a partir de 1978. La experiencia de la inundación provocada por el huracán Lili (1996) y la del George (2003) demostraron que los barrios bajos en la ribera del río tenían un alto nivel de vulnerabilidad ante este tipo de desastre, por lo que se imponía tomar medidas definitivas con las viviendas en esta área. Así surgió la idea de mudar estas (Las existentes en la parte más baja del barrio “La Gloria”) hacia zonas seguras. En las nuevas casas se empleó una tecnología de construcción resistente a eventos hidrometeorológicos; además, incluía la remodelación o reconstrucción de un volumen bastante grande del resto de las viviendas ubicadas en lugares menos vulnerables cerca del río. En el año 2004 es aprobado el proyecto “Malecón” con la propuesta de 71 acciones constructivas; de ellas, 16 demoliciones totales de viviendas, para reconstruirlas en lugares más seguros. El PNUD otorgó un financiamiento al proyecto de 81 000.00 dólares, del cual se utilizó el 3% asignado a la defensa para instalar un sistema de alerta temprana, con un puesto de mando establecido en la sede del Gobierno Municipal.Cada nueva experiencia vivida con este tipo de desastre es una nueva enseñanza para la gestión del riesgo a que está sometida la ciudad. Sagua la Grande con más de 200 años de experiencia con inundaciones es hoy uno de los municipios del país más preparados en este sentido, sin que esto quiera decir que no hay mucho por hacer todavía, para que las generaciones futuras puedan disfrutar de una Villa del Undoso más segura y desarrollada.
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