José Raúl Capablanca escenificó en el antiguo teatro Uriarte, hoy cine Principal, una partida entre trebejos vivientes.
El genial ajedrecista residió durante algún tiempo en Santa Clara, y, a la sazón de su estancia en la capital villaclareña, fue invitado a celebrar sesiones de partidas simultáneas en Caibarién y en esta ciudad, pero con una variante casi teatral.
Capablanca, huésped de honor en la ocasión, subió a las platea del teatro Uriarte para medirse al campeón local, José Someillán, en movimientos de piezas que se realizaron sobre un tablero alfombrado.
Ante el asombro de los presentes, el visitante iniciaba así un encuentro muy peculiar.
Capablanca y Someillán ordenaban las jugadas a efectuar por las piezas blancas o negras, representadas por niños disfrazados de rey, dama, caballo o alfil, quienes se desplazaban por el tablero, cuyas casillas se bordaron sobre tela y se diseñaron los trajes para los participantes en el evento.
Como es lógico suponer, el Campeón Mundial superó al ídolo local, quien ordenó inclinar su monarca personificado, lo que provocó el aplauso del público.
Así se recuerda la estancia en Sagua la Grande de José Raúl Capablanca, cuya foto de la época recoge el novedoso acontecimiento: la visita de aquel rey de todos los tiempos.
El genial ajedrecista residió durante algún tiempo en Santa Clara, y, a la sazón de su estancia en la capital villaclareña, fue invitado a celebrar sesiones de partidas simultáneas en Caibarién y en esta ciudad, pero con una variante casi teatral.
Capablanca, huésped de honor en la ocasión, subió a las platea del teatro Uriarte para medirse al campeón local, José Someillán, en movimientos de piezas que se realizaron sobre un tablero alfombrado.
Ante el asombro de los presentes, el visitante iniciaba así un encuentro muy peculiar.
Capablanca y Someillán ordenaban las jugadas a efectuar por las piezas blancas o negras, representadas por niños disfrazados de rey, dama, caballo o alfil, quienes se desplazaban por el tablero, cuyas casillas se bordaron sobre tela y se diseñaron los trajes para los participantes en el evento.
Como es lógico suponer, el Campeón Mundial superó al ídolo local, quien ordenó inclinar su monarca personificado, lo que provocó el aplauso del público.
Así se recuerda la estancia en Sagua la Grande de José Raúl Capablanca, cuya foto de la época recoge el novedoso acontecimiento: la visita de aquel rey de todos los tiempos.
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