jueves, 10 de octubre de 2013

Uvero, balneario de los sagüeros (+ Fotos)

Por: DrSc. Raúl Villavicencio Finalet
MrSc. Yoel Rivero Marín.
Playa Uvero (Sagua la Grande)
Nadie podrá negar que siempre sea útil para un pueblo conservar la remembranza de sus acontecimientos pasados, por muy insignificantes que parezcan. Pues ellos nos revelan como fue todo en su principio. Sus progresos, costumbres y sus personajes, nos hacen penetrar en la vida de las generaciones que nos precedieron. No creemos haber hecho una historia infalible,  porque reconocemos nuestra insuficiencia, pero con este y otros cimientos se completará una historia  que causará en todo aquel sagüero que desconoce el pasado de su terruño, un sentido de riqueza, que lo llevaría a considerarse satisfecho por ser nativo de esta hermosa  tierra.  Creemos que la playa Uvero no escapa a la atención de los habitantes de Sagua la Grande y nuestro objetivo es quitar la deslucida apariencia que no deja ver a las nuevas generaciones el devenir histórico de este lugar. Solo hemos tratado de ser lo mas fieles posible a los acontecimientos relacionados con el mismo.

En nuestro haber de indagar sobre la playa Uvero, relacionamos, apoyándonos  en  el libro ¨ Historia de la Villa de Sagua la Grande y su jurisdicción ¨  escrito por Antonio Miguel  Alcover, con  una serie de eventos que inician el asentamiento de grupos de personas, al surgimiento de la playa. (1 pág 42) La producción de azúcar impuso la necesidad de sacar el producto hacia el mar para su exportación, los ingenios cercanos al río sagua encontraron una vía fácil de hacerlo, pero los que estaban diseminados por la llanura costera tuvieron que ingeniársela a través de la construcción de embarcaderos en lugares apropiados de la costa. El ingenio Armonía encontró la forma de hacerlo a través de un lugar de la costa conocido hacia mediados del siglo XIX como punta del Uvero, dirección en la que se construyó una línea de vía estrecha, que aun se conservaba en 1872. Así, evocando el remoto ayer hallaremos una razón del origen y desarrollo del Uvero, a través de los tiempos. Por ello trataremos de sortear todo juicio insustancial con respecto a los primeros tiempos de estos parajes, aunque la naturaleza misma del trabajo conlleva, que a modo de comentario, capte  la observación intrascendente y la hipótesis atrevida de hechos probatorios consignados por distintas fuentes. Que los señalemos con la misma inseguridad con que han sido expuestos por ellos, asi como también hemos situado correctamente los que  han sido confirmados.
En esta porción de costa no hay ni pudo haber jamás elementos que favorecieran al establecimiento de una población de gran importancia. El terreno no se presta a la fabricación teniendo que reposar todo o una gran parte, sobre pilotes. Además no hay ni hubo jamás agua potable, teniéndose que proveer de este líquido y almacenado en tanques, o desde Sagua traído en pipas, o  el agua de las lluvias. Algunos hallazgos hechos en  las restingas de este sector costero, como fueron pedazos de vasijas de cristal, carentes de moldes, que según los especialistas era algo típico en la elaboración de estos recipientes en la primera mitad del XIX, nos llevaron a pensar que por este período  comenzó el poblamiento de las márgenes y marismas de esta zona costera.  En el mapa de Sagua la Gde.-1874- de Esteban Pichardo,  se muestra  en la parte NE de esta jurisdicción, los baños, el embarcadero y los almacenes del Uvero como un punto más establecido en los empeños del comercio. En dicho mapa también  se ilustra que el ingenio Armonía que era uno de los tanto que hacía zafra  dentro del termino municipal de Sagua, tenía un tramo de vía férrea que lo comunicaba con el propio muelle. Con respecto a esto queremos  hacer notar que cuando se inauguró el ferrocarril, el tramo de línea se hizo hacia La Boca que era como se llamaba  el lugar que después sería La Isabela. El principal objetivo en los inicios de esta obra fue el de fomentar el comercio del azúcar y otros productos en beneficio de la Villa y  de los principales accionistas y comerciantes, luego el de comunicarse con otros poblados e ingenios. Así mismo le pudo acontecer al ingenio de Armonía,  su fin era sacar sus productos por el lugar mas cercano a la costa sin inquietarse por la comunicación con otros puntos de la jurisdicción,  haciendo posible la exportación del mascabado (azúcar de entonces) producto ese que se embasaba en bocoyes los cuales eran llevados a  través de lanchas de poco calado a las goletas mercantes. Otros barcos que se utilizaban para transportar productos, como  carbón, ganado vacuno y maderas preciosas eran los veleros de travesía y vapores de ruedas. En el año 1879, provenientes de los astilleros de Filadelfia, y con el objetivo de navegar entre los cayos, el buque de vapor de rueda Caibarién recorre el tramo entre Cárdenas, Sagua y Caibarién incluyendo los embarcaderos intermedios. (5 morejon)  Suponiendo que no utilizó el atracadero del Uvero, sus aguas lo vieron surcar junto a otros,  que por distintos motivos llegaban a estos parajes.  Ya para el año 1881 con la inauguración del ferrocarril de vía estrecha y por consecuencia del progreso que venía experimentando Sagua la Grande, se llevó a cabo la ramificación de sus vías, conectando, sospecho yo, a   otros puntos de la jurisdicción  este embarcadero.  Incrementando el comercio del azúcar y cualquier otro tipo de negocio y así dándole singular importancia a esta zona.
 Una hipótesis basada en un hecho sucedido durante la Guerra Chiquita, tal como fue la reconcentración de Weyler, Juan A Morejón describe en sus relatos sobre La Isabela, que muchas familias huyendo a tan inhumano acontecimiento buscaron  refugio en muchos cayos del litoral isabelino. Como ejemplo podemos citar algunos: El Cristo, Jutía y La Vela. Por tanto es muy probable que algunos hayan llegado a la zona del Uvero contando con las condiciones existentes del terreno, su aislamiento y las riquezas que le brindaría la bahía del Novillo, un criadero de langostas, cangrejos moros, esponjas y peces.
Ahora bien, si tratamos de establecer puntos de contactos entre hechos históricos y el surgimiento del balneario tendríamos que hacer mención de algunos acontecimientos naturales que trajeron tristeza para muchos y dificultó el desarrollo de algunos poblados. Tales eventos fueron los ciclones del 27 de agosto de 1855, el de 1886 y el del 4 de septiembre de 1888 este último desbastó casi totalmente a la Isabela. Las pocas construcciones existentes en el Uvero tuvieron que correr la misma suerte. El hecho de que estos fenómenos abarcan grandes dimensiones y la cercanía de las mismas a la orilla es suficiente para afirmarlo, aunque pudieron mantenerse en pie las más alejadas.
En los apuntes históricos sobre Sagua, de Jacobo de la Pezuela, citado en el libro de Alcover  pág 27, se establece en el año 1901 como termino municipal extremo, por el NE, al  Embarcadero del Uvero. Del pequeño asentamiento ya existente para los primeros años del siglo XX no se sabe nada con certeza. Solamente que la pequeña barreada de pescadores y carboneros se ubicaba en la parte derecha del embarcadero, buscando hacia El Piñón, con la ecepcion de alguno que vivía retirado en otro punto de la costa. Algunos afirman que había otras vías de sustento para las pocas familias ya residentes. Como ejemplo estaba la extracción de corteza de mangle rojo para el curtido de pieles  y los más alejados de la orilla se dedicaban a la agricultura y ganadería.  Un barracon que tuvo que servir para albergar trabajadores o de almacén, se encontraba, cuando se viene de Sagua, al lado izquierdo de la carretera antes de llegar a la curva. Otro suceso que lograría darnos información y que podemos  observar con detenimiento en esta etapa fue otra tempestad de gran magnitud que pasó por esta zona. El huracán del 31 de agosto de 1933 es recogido en los anales de la historia como uno de los más grandes y devastadores fenómenos atmosférico que hallan pasado por nuestra isla. Destruyo a la Isabela prácticamente en su totalidad y a Sagua le ocasionó cuantiosos daños  y que pensar de nuestra playa. Entonces tenemos que decir que Uvero también  ha sido un Ave Fénix salida del fuego de las tormentas y vicisitudes que le han sobrevenido a lo largo de los tiempos.
 El año 1933 pudo marcar un nuevo comienzo para este lugar. Sagua venía recuperándose de un crack financiero que se produjo en la década del 20 que en vez de frenar el progreso de la localidad, provocó, por medio de las iniciativas privadas, que llevaban a cabo obras de embellecimiento urbano, un efecto nunca antes experimentado en la población. Y cabe fijar el hecho de que la crisis general en ese momento era mas intensa que en años anteriores, provocadas por los ciclones (1886-1888), La Guerra Chiquita y las crecidas del río (1894-1906). Es después  de todo esto que Sagua comienza a vivir un auge  en los diferentes tipos de industria, el comercio importador y los establecimientos de lujos, abundantes y espléndidamente instalados. Por lo tanto es justificable el crecimiento que se iniciaba en este lugar. Familias  como las de Melquíades Martínez,    Los Sevillanos,  Pío Núñez,  Álvarez,  Mariano García,  Alicia Morejón entre otras, fueron pioneras en la construcción de viviendas. La ultima que sobrevivió hasta nuestros tiempos fue la de Alicia que nos mostraba la  exquisitez  con que fueron construidas las casas por aquel entones, además de la ubicación.
Según la revista “Recorriendo Sagua (descripciones históricas)” redactada por Pedro Marino Ruiz Rojas y publicada en el año 1939, se confirma el uso y el apoyo brindado por el Teniente Coronel Gómez  Gómez, jefe del Distrito Militar de Santa Clara al centro de La Colonia Infantil de Verano, fundada por  Alejandrina Núñez de León. En la misma también se refiere a la mejora de las condiciones naturales del lugar para poder ser utilizado como balneario, ya un poco más sofisticado. La explotación del ferrocarril como medio de transporte y la posible construcción de una carretera que cubriría el tramo de 12 kilómetros facilitaría  el arribo de más vacacionistas, que para ese entonces ya era notable. En el proceso de ampliación de esta playa se siguieron levantando obras, que por aquel momento aun eran pocas. Una de ellas fue la Colonia Infantil de Verano. Su ubicación inicial fue en la entrada, junto con las demás casas que allí existían. Luego, ya por los años 50 fue trasladada  hacia  la glorieta.
Cuenta Ñico Revuelta, uno de los primeros sagüeros que junto a su familia construyeron casa de veraneo sobre la arena en el barrio de La botella, que cuando ellos llegaron, que fue por el año 1942, las únicas viviendas existentes eran las de la curva y los ranchos de pescadores. También hacía mención de que las únicas vías de acceso a la playa, aparte del transporte propio, eran el ferrocarril de vía estrecha, haciéndose mediante cigüeñas y cascales. La estación de estos pequeños trenes, porque eran tres los que brindaban servicio, el de Vicentico, Olivé y Chapó se encontraba situada en la esquina  que forma la carretera de Resulta y la avenida de Gómez, frente al colegio de los Jesuitas hoy secundaria José Martí. Aquí comenzaba su viaje y luego de pasar por el Central enfilaba rumbo hacia los litorales del NE saguero. El chino comentaba con respecto  al servicio de estos cascales que durante los meses de vacaciones, al concluir la jornada de trabajo, el último que hacia parada, se quedaba hasta el amanecer para luego volver a Sagua. Lo contrario sucedía fuera de los períodos de recreo, había que contratar el servicio de estas máquinas para poder sacar el carbón acumulado durante algún tiempo o para otras necesidades. También sucedía otra cosa curiosa con este medio de transporte, para poder viajar hacia la ciudad fuera de temporada, había que caminar unos cuantos kilómetros hasta un ramal que quedaba cerca de Armonía y allí esperar el encuentro con estos artefactos. Otra forma por la cual se podía acceder a estos contornos era por el alquiler de carros particulares que tenían un precio en los años 40 y 50 de 20 centavos por personas. La piquera de estas máquinas se encontraba frente a la bodega El Guatá, hoy prácticamente destruida,  formando  una de las esquina que se encuentran frente al  Obelisco. El trayecto hacia la playa se veía interrumpido unos kilómetros antes de llegar por una cerca que delimitaba la propiedad de Miguel Valdés con los demás terrenos y por el cual pasaba la rústica carretera, entonces había que bajarse y pedirle permiso a este señor para continuar el viaje. Las condiciones del camino eran muy precarias, era un camino agrícola donde apenas se notaban las marcas de los vehículos que por allí pasaban. Así fue durante algún tiempo. Cierto artículo recoge lo que pudiera ser el primero de los intentos en formar una carretera en esta comarca. El periódico Prensa, en una publicación del 23 de abril de 1956 hace anuncio de que la Compañía Constructora WHITE. S.A. dirigida por el ingeniero Villaville había dado comienzo a la construcción de la calle Calixto García y luego continuarían con la carretera de Sagua – Uvero. Gestiones pertinentes habían sido hechas por el representante a la Cámara, doctor Fernando Casillas Lumpuy y del  Alcalde Municipal, doctor Publio Lelseca Díaz. El Presidente Batista y el Ministro de Obras Públicas, arquitecto Arroyo, reconociendo lo necesario que sería para la Colonia Infantil y para el pueblo, concedieron los créditos necesarios.
 Ya para finales de la década del 40 y en la del 50 comenzaron a constituirse los barrios de la playa. El primero fue el de La Botella, situado al S.E de la costa, muy cerca del ya inactivo embarcadero. Poco a poco las personas fueron haciendo sus casas unos en la arena, otros en pilotes y algunos que vivían en la entrada levantaron sus propiedades y se mudaron más a la orilla. Los caminos de arena y piedra fueron remplazados por los de estacones, cargaderas y tablas, formando una estructurada red de pasajes para la comunicación entre los vecinos. Varias personas cuentan que el nombre que se le dio a este barrio fue motivado por las fiestas que allí se hacían. Se dice que una vez, después de una noche, en que algunos de sus moradores se atiborraron de bebida, cortaron unas cuantas varas y comenzaron a situar en la punta de las mismas, las botellas vacías boca abajo, para luego enterrarlas en el fango a lo largo de todo el muelle. Imagínense cual sería el asombro de todos al despertarse y ver esos faroles con olor etílico.  Se piensa que este suceso fue el que motivó a colocarle el nombre a este barrio, usted sabe como es el cubano. En este mismo sector de la costa y junto al referido caserío, aunque un poco mas al S.E, se encontraba La playa de los negros.


Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande) tras el paso del ciclón Kate

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Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande)

Playa Uvero (Sagua la Grande) tras el paso del ciclón Kate

Playa Uvero (Sagua la Grande) tras el paso del ciclón Kate

Playa Uvero (Sagua la Grande) tras el paso del ciclón Kate


Playa Uvero (Sagua la Grande)

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