jueves, 21 de abril de 2011

Céspedes entre Martí y Padre Varela

Por: Raúl Villavicencio Finalé.
Céspedes entre Martí y Padre Varela es un pequeño tramo de calle de Sagua la Grande que merece nuestra especial atención.El Hotel de Canto en la misma esquina de esta calle Céspedes con Martí se mantuvo en pie desde fines del siglo XIX hasta la primera década del XX. Este inmueble de madera, al estilo oeste norteamericano, se extendió por Céspedes hasta el Hotel Telégrafo (hoy sede del PCC), también de su época y conocimos de las diversas oficinas que cobijó, en la planta baja, extendidas de la misma manera, aunque su último local estuvo ocupado por la cafetería Parque Central, una de las más concurridas por entonces.En los años 30 se construyó un nuevo edificio con frente mampostería que copió exactamente el estilo del edificio vecino para dar la imagen hoy de que siempre fue así. Allí se instaló una cafetería que haría época, Los Helados de París, primero de Teófilo González y luego en los años 40 y hasta el triunfo de la Revolución de Pedro Pérez León, famosa era por sus helados, dulces, caramelos, quesos y jamón, todo hecho en casa, principalmente por José Mora, un dulcero que más tarde deleitaría a los huéspedes del Hotel Capri en La Habana. En su última puerta hacia el Este, tuvo su vidriera un señor apodado Jiquí quien vendía tabacos, cigarros, revistas, etc.
Donde estuvo el lugar que ocupó la cafetería Parque Central, en las tres puertas del nuevo edificio, colindantes con el PCC, Estuvo la agencia de ómnibus ranchueleras Habana-Sagua primero y luego Santiago-Habana. Detrás de esta agencia estuvo el Mocambo Club, propiedad de Pedro Pérez, al cual se entraba por tarjeta de asociado y en una pequeña cabina existente en la puerta que colinda con el PCC estuvo Publicidad Valdés Aguado que ofrecía por sus altoparlantes publicidad comercial y música. Después, se erguía, imponente para su tiempo, el Hotel Telégrafo, ocupando ambas plantas y con su entrada por la puerta del extremo oeste donde aun puede apreciarse, aunque desgastado por pisadas de incontables generaciones de sagüeros, su membrete incrustado en el piso.Después de los años 20 el edificio fue transformado, apareciendo en la planta baja la agencia Philco que vendía efectos eléctricos, mientras que la planta alta la ocupó la sociedad náutica exclusivista Sagua Yatch Club, propietaria de la playa de Cayo Esquivel. Ocupando la parte final del tramo de calle existió desde el siglo XIX la farmacia San José de Felipe Esparza, la cual seguiría siendo farmacia hasta los días de hoy, es decir a través de tres siglos. Como se aprecia, pequeño el tramo de calle pero lleno de información histórica.

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