Sagua que naces límpido y sombrío
En el rico tesoro
De tu silvestre cuna, y hecho río
Con triste murmurío
Pobre te alejas de tus madres de oro.
Francisco Pobeda y Armenteros, fundador de la poesía criollista. (1879)
En el rico tesoro
De tu silvestre cuna, y hecho río
Con triste murmurío
Pobre te alejas de tus madres de oro.
Francisco Pobeda y Armenteros, fundador de la poesía criollista. (1879)
Aún cuando no nació en Sagua la Grande, sino en La Habana en Octubre de 1796, Francisco Pobeda Amenteros inspiró su existencia también en esta tierra del centro de Cuba. Murió en Sagua la Grande el 21 de Mayo de 1881.
Fue sabanero, peón de ganado, actor dramático, capitán de partido, profesor de instrucción primaria, empleado de ingenios y cafetales. En 1830, siendo actor en La Habana, publicó su colección de poemas “La guirnalda habanera”. Se hacía llamar El Trovador Cubano y proclamaba su prioridad como cantor del Criollismo. Era uno de los mejores antecedentes orales, no anónimo, del criollismo literario.
En su afán de aparecer como poeta ilustrado sin serlo, se fue alejando de sus esencias originales. Eso, y el caso extraño de vivir hasta 1881 sin escribir una sola estrofa al ideal de independencia, son tal vez su falta de enraizamiento en el recuerdo popular.
En su afán de aparecer como poeta ilustrado sin serlo, se fue alejando de sus esencias originales. Eso, y el caso extraño de vivir hasta 1881 sin escribir una sola estrofa al ideal de independencia, son tal vez su falta de enraizamiento en el recuerdo popular.
De su extensa obra podemos mencionar “Leyendas cubanas” (1846), ”El triple campesino”, ”Las rosas de amor” (1831), “Ramillete poético”, ”Guirnalda Habanera” (1830), ”Colección de canciones y poemas” (1863), o ”La vida del majagüero”(1863).
En 1863 se imprimió en Sagua la Grande una colección de sus obras, aunque incompleta, entre las que se encuentran las composiciones A una madre, Descripción de los guajiros, La vida del mayoral y La chorrera del guamá.
A la palma (Soneto)
Alegres campos de la Patria mía
Do la palma su copa al cielo eleva,
En vuestro fértil suelo jamás neva
Ni crueles fieras la montaña cría:
Seguro el labrador espera el día,
Y unce los bueyes, y el arado lleva
Donde trabaja en la labranza nueva
Que al trasponerse el sol dejado había.
Do la palma su copa al cielo eleva,
En vuestro fértil suelo jamás neva
Ni crueles fieras la montaña cría:
Seguro el labrador espera el día,
Y unce los bueyes, y el arado lleva
Donde trabaja en la labranza nueva
Que al trasponerse el sol dejado había.
Prados fecundos de verdor eterno,
Floridos valles, caudalosos ríos,
Primavera es en vos el crudo invierno;
Y la aurora con pródigos rocíos
En las cumbres más altas y en los llanos
Colma el rico placer de los cubanos.
Floridos valles, caudalosos ríos,
Primavera es en vos el crudo invierno;
Y la aurora con pródigos rocíos
En las cumbres más altas y en los llanos
Colma el rico placer de los cubanos.
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