Entrada de los Rebeldes a Sagua la Grande |
Como resultado de la histórica victoria del 1ro de enero de 1959, fuerzas armadas del M-26-7 y sus milicias urbanas tomaron el cuartel del ejército y la cárcel municipal, allí se encontraban los soldados y policías comprometidos con la política represiva de la tiranía. La jefatura de la policía fue ocupada por la Organización Auténtica, el Vivac y la Alcaldía Municipal, por grupos del II frente Nacional del Escambray ; lidereados por Conrado Rodríguez Sánchez, dirigente azucarero, oportunista, demagogo, mujalista, que había ejercido una fuerte influencia entre los obreros, por su posición en la Federación Obrera Regional.
Esta situación refleja la situación existente entre los elementos seudorevolucionarios que trataron de escalar posiciones de poder en los primeros momentos y los verdaderos representantes del poder revolucionario.
La dirección del M-26-7 actuó con gran cautela, no se opuso abiertamente, en aras de mantener la unidad y no provocar un enfrentamiento; pero no cedieron terreno. A la llegada a esta ciudad, a mediados de enero, de combatientes del Ejército Rebelde, estos fueron designados como jefes de las diferentes instituciones militares, entre ellos, Angel Frías y Carlos Manuel Delgado, provocando el establecimiento del poder militar revolucionario.
Siguiendo la misma política, la dirección del M-26-7 persuadió a Conrado Rodríguez Sánchez de que abandonara la sede de la alcaldía y de la necesidad de constituir un gobierno local elegido entre los representantes de las diferentes organizaciones.
Se constituyó el primer gobierno provisional que quedó integrado por : Dr. Ernesto González, Dr. Fernando Fernández, miembros de la resistencia cívica del M-26-7 y Aldo Reigosa colaborador del Movimiento. Estos elementos luego de un mes de funciones administrativas demostraron no ser más que políticos tradicionales que trataron de frenar el programa de la Revolución en el municipio, por lo que fueron destituidos.
En febrero de 1959 fue nombrado el primer comisionado municipal, Juan Domenech. Las funciones de este no se diferenciaban de las del alcalde pues a pesar de que fue la primera institución estatal revolucionaria, la estructura político administrativa en esencia no cambió: la dirección de las instituciones públicas, el ornato e higiene, los servicios comunales, actividades financieras, el cobro de los impuestos, etc. No obstante, aunque, no fue una estructura de poder jurídicamente constituida representó un paso de avance en cuanto al establecimiento del poder revolucionario civil. En los primeros momentos en que no se había institucionalizado el estado, el poder estuvo en manos del Ejército Rebelde y de la Coordinación Municipal del M-26-7.
Esta situación refleja la situación existente entre los elementos seudorevolucionarios que trataron de escalar posiciones de poder en los primeros momentos y los verdaderos representantes del poder revolucionario.
La dirección del M-26-7 actuó con gran cautela, no se opuso abiertamente, en aras de mantener la unidad y no provocar un enfrentamiento; pero no cedieron terreno. A la llegada a esta ciudad, a mediados de enero, de combatientes del Ejército Rebelde, estos fueron designados como jefes de las diferentes instituciones militares, entre ellos, Angel Frías y Carlos Manuel Delgado, provocando el establecimiento del poder militar revolucionario.
Siguiendo la misma política, la dirección del M-26-7 persuadió a Conrado Rodríguez Sánchez de que abandonara la sede de la alcaldía y de la necesidad de constituir un gobierno local elegido entre los representantes de las diferentes organizaciones.
Se constituyó el primer gobierno provisional que quedó integrado por : Dr. Ernesto González, Dr. Fernando Fernández, miembros de la resistencia cívica del M-26-7 y Aldo Reigosa colaborador del Movimiento. Estos elementos luego de un mes de funciones administrativas demostraron no ser más que políticos tradicionales que trataron de frenar el programa de la Revolución en el municipio, por lo que fueron destituidos.
En febrero de 1959 fue nombrado el primer comisionado municipal, Juan Domenech. Las funciones de este no se diferenciaban de las del alcalde pues a pesar de que fue la primera institución estatal revolucionaria, la estructura político administrativa en esencia no cambió: la dirección de las instituciones públicas, el ornato e higiene, los servicios comunales, actividades financieras, el cobro de los impuestos, etc. No obstante, aunque, no fue una estructura de poder jurídicamente constituida representó un paso de avance en cuanto al establecimiento del poder revolucionario civil. En los primeros momentos en que no se había institucionalizado el estado, el poder estuvo en manos del Ejército Rebelde y de la Coordinación Municipal del M-26-7.
Paralelamente fue saneada la administración pública, frente a las diferentes instituciones y oficinas como la fiscalía, juzgado, Junta de Educación, correos, se designaron compañeros que garantizaron el cumplimiento de las medidas y leyes revolucionarias. Fueron disueltos los partidos políticos tradicionales, entre ellos, el auténtico que tuvo una fuerte influencia en el municipio.
Desde los primeros momentos las autoridades revolucionarias protegieron y respetaron la vida de los esbirros batistianos que habían cometido crímenes y atropellos. Para proceder en la aplicación de la justicia revolucionaria, fue creada una comisión jurídica, presidida por Eliseo Rojas e integrada por representantes de las diferentes organizaciones, esta inició sus trabajos con el objetivo de instruir causa, para ello convocó al pueblo, mediante la prensa y la radio local, a la disciplina, a no aplicar la justicia por sus cuenta y que todo ciudadano afectado por la represión batistiana, se personara ante la misma para realizar sus acusaciones.
Rebeldes en el Cuartel |
Fueron constituidos los Tribunales Revolucionarios que funcionaron en el Teatro Principal, los que teniendo en cuenta las pruebas presentadas y los testimonios de cientos de sagüeros, juzgaron y condenaron a prisión o pena de muerte por fusilamiento a torturadores y criminales entre ellos el Teniente Inocente Santos y el soldado Bienvenido Toledo Marrero, asesinaron a valiosos hijos de este pueblo como el menor Lázaro Huet Santos y el líder azucarero y comunista Antonio Finalet Torres. En el transcurso del proceso, no se produjeron hechos lamentables, ni sanciones injustas.
Las transformaciones continuaron y de eso les hablaré en los próximos días de este mes de enero a 54 años de aquel momento histórico.
Fuentes: Monografía Histórica del municipio de Sagua la Grande de colectivo de autores.
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