jueves, 24 de julio de 2008

El principio más lejano de la aparición del poblado

Tema: El principio más lejano de la aparición del poblado
Especialista: Raúl Villavicencio Finalé

Como se puede apreciar, la mayor riqueza de Sagua en sus primeros tiempos lo fue la calidad de sus maderas preciosas, la cual atrajo de manera persistente la presencia de los colonizadores de la zona. Hasta finales del siglo XVI se cortó mucha madera en la zona. Después de la construcción del Escorial, Felipe II insistió en construir en los astilleros reales de La Habana la famosa Armada Invencible y además de este fin, la buena madera saguera permitió la fabricación de muchas de las grandes mansiones habaneras.
Aunque los cortes reales fueron abandonados en el siglo XVII y buena parte del XVIII, en 1770 se reiniciaron en Sitiecito y Alacranes con cuadrillas de leñadores que vinieron esta vez acompañados de sus esposas. Uno de estos matrimonios integrado por Doña Gertrudis de los Santos y Don Cristóbal Gonzáles se establece definitivamente en esa fecha en el área que hoy ocupa el Parque de la Independencia.
Al producirse nuevos cortes de madera en 1780 en las cercanías de la Hacienda de la Jumagua, ocurren nuevos desprendimientos de colonos que se establecen junto al matrimonio ya establecido anteriormente, dando un definitivo impulso al engrosamiento del caserío inicial, cuyos propietarios dependían económicamente de cultivos de subsistencia para dar un carácter humilde a esta etapa de fundación.
En 1796, estimulados por el crecimiento del poblado lograron permiso para oficiar misa en las casas de los moradores, hecho que ocurrió en el lugar conocido por Isla Verde, de exuberante belleza, existente entre el río y el pequeño estero que aun perdura en el lugar.

La aglomeración de personas atrajo a las goletas habaneras interesadas en venderles artículos necesarios para la vida más civilizada y el comercio se estableció en base al intercambio por los productos locales tales como cueros, tabaco y otros productos naturales. El nombre por el que se conocía entonces el incipiente caserío era el de “El Embarcadero”, pero aun no poseía ningún orden urbano.

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