miércoles, 28 de marzo de 2012

Es la Calle de Lam

Por Alberto González Rivero
En uno de esos timbrazos que nos sacan de la dimensión “real", me parece que Wifredo Lam ha regresado como lo hacía antaño al parque “La Libertad”, a hablar con amigos como Goyito, con un cuadro debajo del brazo, esa misteriosa obra que jamás olvidó ni siquiera en sus incursiones por Europa.
En eso iba pensando mientras caminaba por la céntrica calle que lleva el nombre de la benefactora de los sagüeros, Carmen Ribalta, hija de uno de los hacendados más ricos de La Villa del Undoso en el siglo XI
Esa mañana de aspecto brumoso, se esperaba la visita del genio cubista, influido por su amigo Picasso. La estancia en el Viejo Continente revela sus amores con Eva, una modelo que él describía con el pelo azul medio violáceo, de cuya unión nació su primer hijo, Wilfredo Víctor. No ocultaba, sin embargo, que pasó los mejores tiempos de su vida con Elena, una enfermera barcelonesa a la que conoció en Marsella, su musa en el trabajo y en la poesía .Lam, enamorado de la ibérica hasta el paroxismo, llevaba una existencia errante durante la Guerra Civil Española.
Paseo por esta arteria principal, antigua Amistad, que es, en sí misma, un espectáculo, perfectamente alineada a tono con el trazado urbanístico del siglo decimonónico. Solo de ver cómo José Lezama Lima y Alejo Carpentier imaginaban a su Habana por dentro y por fuera, me inspira transitar a través de ella, con sus combinaciones de edificios y casas vetustas y otros de nueva creación, con el zumbido permanente de su hilera de coches y bicicletas.
Los primeros destellos de su llegada lo descubrieron enamorado como siempre. Venía acompañado del cineasta Humberto Solas y ambos se detuvieron en Carmen Ribalta. Es que acaso no parece una imagen surrealista la escena en que Lam está sentado en la cama con el mosquitero en cabestrillo.
Se me olvidaba mencionar que era esta la ruta preferida de Armando Hernández, un rotulista de las carteleras de cine que solía andar con la cara embarrada de pintura, un personaje de Mendive que se daba unos tragos en la cantina del Hotel Sagua, pero que no hubiera soportado ver tan desconchadas las paredes de este clásico de la arquitectura. Tampoco quería perderse la ocasión de hacer un nuevo retrato de Lam.

Había que ver como el hijo más pequeño de Lam, Yan y Ana Serafina no soltaba su obra más querida, recordando cuando dibujaba con el hollín del carbón que recogía en la línea de la antigua Estación de Ferrocarriles. Era la época en que el ahijado de Má Antoñica Wilson comenzaba a encantarse con sus paisajes. Por eso se dejaba caer, montado sobre una yagua, por el estero, un riachuelo cercano a su casa de madera, todavía intacta en la misma calle que vio nacer al creador de La Jungla, cuya tarja develó en el lugar la francesa Lou Larin, la última esposa del pintor que ha expuesto en diversas galerías del mundo.
En el antebrazo de la retrospectiva, rememoramos la llegada del periodista Manino Aguilera (mi Luján, como el de Mañach en “Estampas de San Cristóbal de La Habana”), mostrándole la entrevista que le concedió al periódico “Mensaje”, edición que guardaba como un culto a esa ciudad que tanto amaba. La fotografía habla por sí sola, pues recoge los instantes en que Lam y Manino conversaban en La Habana, al tiempo que el reportero de Sagua tenía el privilegio de verlo trazando su obra cumbre.
Es curioso que sus progenitores lo inscribieran como Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla. Má Antoñica Wilson era premonitoria al ver al hijo de Orula como un “espléndido hechicero”. Sobre ella Lam recordó tiempos más tarde: “Mi madrina tenía el poder de conjurar en mis primeros años de existencia, yo la visitaba en su casa llena de ídolos africanos. Ella me otorgó la protección de todos aquellos dioses”.
Apretaba su famoso talismán, pero Goyito lo traía a la anécdota de la maestra que lo descubría haciendo garabatos en el pupitre de la escuelita de Coco Solo. Quizás ella adivinaba que iba a rayar una vez más el mueble escolar, obsesionado desde ya por plasmar imágenes poéticas en el lienzo. Ella presagiaba que ese chinito volaba como un coronel fuera del aula.
Se reía con el amigo que lo hacía retocar una y otra vez su obra más íntima. De la espátula salían los mágicos momentos en que el joven Lam llevaba el pincel en los bolsillos a las canturías que se organizaban en el barrio Coco Solo. O cuando le pedía a su tío papel de cartucho, no para que le envolviera mangos o ciruelas, sino para reseñar las primeras grafías del entorno. Al tío, el hijo más chiquito de su hermano Lam Yan le parecía algo chiflado.
En La Villa, rodeado de amigos y curiosos, que es la armonía de todas sus junglas, mostró un pequeño huevo y lo frotó de agradecimiento, redescubriendo aquellas búsquedas que fueron citas permanentes en su visión artística. Así se lo confesó a Manino en la citada entrevista exclusiva para” Mensaje”.
Célebre fue aquella incursión en que le “trasladó” el violín a su hermano mayor y lo puso a flotar a la vera del río Sagua la Grande.
Todavía se acordaba de la cara que puso el dueño del instrumento y del castigo al conocerse de la lírica travesía.
Otra vez se alucinó al cruzar por el Puente de Hierro del Triunfo, pues algunas de sus pinturas primitivistas se inspiraron en aquellos paisajes, motivos de sus correrías infantiles .Parecía que Lam dibujaba el ramaje de la nostalgia, mientras se desviaba en camino a la carretera del antiguo Central Resulta, según él para seguir oyendo los consejos de Má Antoñica Wilson, una de sus musas más apreciadas.
A Armando, el rotulista de las carteleras cinematográficas, no le temblaba el pincel, dándose el trago de costumbre, porque él fue de esos pintores que se quedó para seguir retocando a la ciudad con los colores que le había “regalado” el personaje. Esa vez, al anunciar el filme en las ventanas del Cine Alcázar, dejó un espacio para hacer el retrato al retorno del que tanto había hecho trascender el sentimiento sagüero a través de las artes plásticas.
Wifredo Lam y Castilla, estremecido con la vuelta a las raíces, se fue ese día del parque “La Libertad a paso de gigante, iluminando los recuerdos a lo largo de la calle que perpetúa la memoria de la caritativa mujer.
Llevaba consigo “La Silla”, aderezada con la maceta y las flores que tal vez hallaba en las Riberas del río. Otra vez se sentaba en el mueble de la originalidad.
Había venido a engullirse de una pincelada toda la atmósfera que le había dado fama.

sábado, 17 de marzo de 2012

Nuevos descubrimientos en la búsqueda de Carahate.

Entrevista al Doctor en Ciencias Históricas Raúl Villavicencio Finalé, Investigador del CESAM en Villa Clara e Historiador de Sagua la Grande, apropósito de la más reciente expedición en busca del poblado de Carahate.El proyecto de búsqueda de la supuesta comunidad aborigen de Carahate continúa. ¿Cuáles han sido los nuevos trabajos de exploración que han realizado los especialistas de arqueología del CESAM en Villa Clara?
Del 13 al 16 de Marzo de este año el grupo arqueológico del CESAM integrado por los especialistas Lorenzo Morales Santos, Alejandro Sueiro Garra y quien le habla, Raúl Villavicencio Finalé llevamos a cabo una exploración subacuática con varillas diseñadas al efecto, para detectar en la ensenada de “Pavia”, ubicada entre Carahatas e Isabela de Sagua los vestigios del supuesto poblado palafítico visitado por el Padre de las Casas en 1514. Precisamente en esta Bahía por encontrarse cerca del poblado costero de San Ramón, perteneciente al municipio de Quemado de Güines, lugar donde ya se habían descubierto con anterioridad una gran cantidad de restos de “Burenes” que apoyan las notas de la crónica de las Casas que asevera haber consumido una gran cantidad de Pan de Casabe, objeto este nunca hallado en la región. Las inclemencias del tiempo y lo turbio de las aguas impidió rastrear el fondo de la ensenada, no obstante regresamos al terreno firme y fueron hallados nuevos artefactos de compleja factura.
¿Qué elementos nuevos han aparecido en esta reciente expedición?Nuevamente encontramos cerámica decorada de forma compleja y apareció un elemento nuevo para la región y nunca antes reportado en el país.
¿Qué particularidades tiene este nuevo artefacto reportado por primera vez en la región?
Se trata de un objeto con simetría bilateral de nueve centímetros y medio, tabular de cuatro centímetros de ancho y uno de profundidad aparentemente usado para rasgar o abrir, aunque se encuentra carente de un filo prominente. No es de sílex, sino de una roca no clasificada aún y escasa en la región del centro norte de Cuba. Aparenta una daga o la punta de una lanza. Agradeceríamos a quienes puedan tener referencias del mismo que nos acerquen a ella.
¿Cuáles son las perspectivas de esta investigación?
El proyecto culmina este año y si fin realizar un estudio exploratorio que creara condiciones para un proyecto de mayor envergadura, en la búsqueda del mítico poblado de Carahate.¿ Lo encontrado hasta el momento pudiera fundamentar la realización de este proyecto más profundo?
Sí, es evidente que estamos en contacto con un grupo humano que alcanzó la mayor eficacia social de su época y que demuestra la presencia en el territorio cercano al actual poblado de Carahata de un grupo aborigen que respalda las crónicas de Fray Bartolomé de las Casas.

NOTAS IMPORTANTES DEL DrCs. Raúl Villavicencio Finalé:

Carahate:
…que si se tiene en cuenta lo que dice en su página número 144 la obra titulada “Lexicografía Antillana” del Dr. Alfredo Zayas con respecto a “Carahatas”, que al hacer la definición etimológica de ese vocablo, se expresa así: “Carahate”, pueblo en la costa norte de Cuba, que según el Padre de las Casas estaba construido sobre el mar y en sus casas se guardaba gran cantidad de pescado por lo que indica debía llamársele “Casa Harta”. Hoy el pueblo de Carahatas, en el Municipio de Quemado de Güines, provincia de Santa Clara.…Vidal Morales, en su obra “Nociones de Historia de Cuba”, p-50, cuando al referirse a “Carahate”, expone lo siguiente: Reanudando Narváez, unas veces en canoa y otras por tierra, su excursión por la costa norte de la Isla, se detuvo en un pueblo llamado “Carahate”, situado cerca de la boca del río Sagua. Las Casas de aquel pueblo dice que eran barbacoas edificadas sobre horcones.
En la “Historia de las Indias”, del insigne…Padre de las Casas, se señala en una crónica de viaje realizada por la costa norte de la Isla, por el año 1514, la arribada de sus barcos a un punto donde encuentran grandes cantidades de papagayos y muchos indios, lugar que él denomina “Carahate” de donde salieron, según relato de “Casaharte”, bien hartos de papagayos. En esto se refiere a que en este lugar pudieron comer muchos papagayos, habiéndose hartado.
¿Cómo se explica la visita a las tierras de Sagua del cuerpo invasor (español mencionado)? “Llegaron a un pueblo que estaba en la ribera de la mar del norte”. Este pueblo estaba situado, con más precisión en la desembocadura del río Saguagrande, que tenía las casas sobre horcones dentro del agua y al que los siboneyes llamaban Carahate. En Carahatas estuvieron 15 días entregados al placer de la comida, excepción honrosa hecha de las Casas. Se maravillaron de la abundancia de viandas, de frutas, pan de casabe, pescado y aves con que fueron espléndidamente obsequiados por los sagüeros primitivos. Fue sorprendente, sobre todo el número de papagayos que se comieron los españoles durante su permanencia en Carahatas, que alcanzó la cifra de 10 000. Los papagayos eran muy hermosos a la vista y cazábanlos los muchachos con lazos corredizos desde las ramas de los árboles. El Padre de las Casas puso a este pueblo indígena el nombre de Casa-harta “…porque fue cosa maravillosa, la abundancia de comida de muchas clases que allí tuvieron, de pan, caza y pescado, sobre todo de papagayos, que si no me he olvidado, en obra de quince días que allí estuvieron, se comieron más de diez mil papagayos, los más hermosos del mundo, que por alguna manera era lástima cazarlos; y estos tomábanlos niños subidos en los árboles, como arriba queda declarado”. Averiguar con los pescadores de Carahatas, dónde se encuentran las fuentes de abastecimiento de los grandes moluscos marinos. Gonzalo Ramírez Herrada, trabajador de la Empresa Pesquera encontró un esqueleto humano en Punta del Negrito, después de la Laguna del Cedro, rumbo Este. Rufino Rodríguez, trabajador de la misma Empresa cuenta que en los años 60, al dragarse la Zanja de la Mar, apareció una canoa y que desconoce que pasó luego con ella.

lunes, 12 de marzo de 2012

Día de la prensa cubana. Día de la prensa martiana.

Por: Yoel Rivero Marín.
Llega el día de la prensa cubana y en ella busco a “Patria”, pero busco a “Patria” en el siglo XXI, esta que tropieza, se levanta y tropieza. Busco ilusoriamente a “Patria” y me encuentro una prensa plagada de triunfos, metas cumplidas, actos y reuniones que van y vienen abarrotando cuartillas, llenando cuadros y cuadros de imagen, golpeando sin piedad a oídos sordos que no quieren ya escuchar. Llega el día de la prensa cubana, pero no de la prensa sin profundidad, sin sentido de cascabel, sin esfuerzo de látigo. No es el día de la prensa mimética, rígida y sin creatividad, esa prensa desactualizada donde el boca a boca es capaz de ganarle la carrera de la inmediatez. Es el día de la prensa martiana, esa prensa necesaria que informando, seduzca y convenza, participe y sea participativa.
La prensa martiana no estaría empedrada por compromisos y temores, por inseguridades y falta de criterio propio. Necesitaría pedir muchas veces la palabra para decirlo, pero aseguro que las tensiones serían siempre altas al escucharlo. Esta prensa del apóstol no iría de mano en mano buscando el consenso, pues en tierra de humanos la prensa encuentra lo bueno y lo malo de seres humanos con deseos y capacidades para escucharla, de seres humanos con deseos y posibilidades para callarla.
Es el día de la prensa cubana y martiana, de esa prensa que dejó de ser eco consentido y confió en el hacedor de palabras, despojado de censura y autocensura , porque él es capaz de llevar la pluma con la seguridad del cirujano, edificar cada reporte con la maestría del arquitecto, respetar lo justo como el más sagaz de los fiscales, buscar cada resquicio del saber histórico con la minuciosidad del antropólogo.
Aún recuerdo cuando el periodista santiaguero Reinaldo Cedeño me dio a leer un texto suyo que en lo personal representó una verdadera clase del oficio. “Ser periodista”, afirma Cedeño:
“Algunos creerán que lo tienes que saber todo. Harás las veces de arquitecto, electricista, plomero, diputado, hasta gurú… pero tendrás que detenerte. Tendrás que dar aliento a quien confió en ti sin conocerte. A veces, se han quedado sin más, eres su última esperanza. Y querrás ser Dios, cuando eres sólo, un periodista… pero te quedará estremecer las conciencias dormidas."
Para esos hacedores de palabras en la prensa martiana y cubana un reconocimiento de quien una vez, hace más de 18 años, decidió ser compañero de viaje, pero con una mochila mucho más ligera, cuando he mirado a mi lado en el camino, la mochila del buen periodista le impone sobre sus espaldas un peso difícil, ineludible y agotador. Sé muy bien que muchos desean aligerar la carga, pero al perder peso, pierden la esencia. “Ser periodista es ser Quijote” afirma Cedeño, “Ser periodista es ser niño, con los ojos de asombro siempre abiertos”… “Ser periodista es hacer el amor con las palabras”.
Llega el día de nuestra prensa, la prensa martiana, el día de muchos amigos que decidieron llevar un gran peso sobre sus espaldas y no renuncian a él, aún en las laderas más escarpadas.

En lo personal y muy cerca de mi terruño es el día de:
Enrique Isoba Toledo
Tomás Aguilera Hernández
Benito Pírez Gómez.
Julio García Luis.
Mario Rodríguez Alemán.
José Antonio Fulgueiras

René Moralez Muñoz, Luís Orlando Espino, Marilín Ríos Mollinedo, Alexey Ruíz Díaz, José Miguel Pérez Dib, Alberto González Rivero, Bárbara Fortes Moya y muchos otros que en Sagua la Grande han anclado su pluma contra viento y marea, ridiendo el homenaje merecido a la prensa martiana.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cultura popular en Sagua la Grande

Por: Lic. Nora E. Díaz Marrero
Paralela a la cultura académica tan evolucionada en Sagua la Grande se desarrolló una cultura de pueblo, fruto de las vivencias, experiencias, fusión de culturas, transmitida de generación en generación. Con la neocolonia surgen nuevas tradiciones y otras se mantuvieron o reforzaron.
A finales de la colonia e inicios de la neocolonia apareció una modalidad músicodanzaria, la rumba, expresión del negro y blanco marginados, de la clase explotada. Tenía diferentes tipos: yambú, con un ritmo lento donde los bailadores adoptaban actitud de ancianidad e imitaban dificultades en los movimientos, se bailaba sólo o en parejas, el guaguancó, sus cantos eran descriptivos de un suceso o alusivos a una persona, el ritmo era más figurativo y más rápido que el yambú, y se caracterizaba por el gesto pélvico que hacía el hombre como signo posesivo sobre la mujer (la hembra), surgió también la columbia, baile mimético, donde el bailador incorporaba pasos acrobáticos, utilizaba armas blancas, el canto hacía alusión a situaciones jocosas y satíricas.

En Sagua la Grande se bailaba mucho en la Sociedad Cabildo Kunalungo (San Francisco de Asís) Intercalándose con Makuta.
Ejemplo de modalidades de rumba:
Yambu: Una mañana muy temprano había un disgusto en mi jardín
con los nardos, los lirios y las azucenas
donde el clavel le dijo a la mariposa
rosa, rosa, acuérdate de memoria
el lenguaje de las flores
canto divino, divino canto.

Meta: Traigo margaritas, nardos y azucenas (repetir)
(Luego viene la improvisación).

Columbia: Se marcho pailero, pailero.
Re machado pailero, pailero.

El zapateo y otros como el danzón se bailaba en las zonas campesinas. En los bailes urbanos se bailaba además del danzón, ritmos españoles como el paso doble.
Existieron otros bailes que no eran practicados por todos sino por portadores de los cultos sincréticos de origen afrocubanos: cada santo u orisha tenía sus cantos, bailes y se realizaban en fiestas de origen religioso a Oshum (Virgen de la Caridad) Obbatalá (Virgen de las Mercedes) Shangó (Santa Bárbara) y otros. Estos cantos reflejaban atributos de estos orishas, servían para dar gracias o alabarlos por una gracia concedida o reprenderlos por no conceder un pedido.
Alguno de estos lugares que fueron famosos en la localidad por su arraigo religioso popular fue los cabildos de San Francisco de Asís (Kunalungo) (de quienes hacemos referencia anteriormente) Santa Bárbara (Shangó) uno en el barrio coco solo y otro en Villa Alegre, conocido por “de los chinitos” por ser los dueños de casa china y sus descendientes.
De este se comentaba que la imagen en tamaño natural de la Virgen de Santa Bárbara que poseían la donó Marta Fernández, la esposa del dictador Fulgencio Batista.
Otras fiestas de gran arraigo popular que se reforzó en éste período fue el carnaval que también tuvo su música y bailes. Se creaban agrupaciones musicales especialmente para ellas, compuestas fundamentalmente de instrumentos de vientos y percusión y con su cuerpo de baile denominados en su conjunto comparsa. Existieron comparsas famosas como “La jardinera”, “Piel Canela”, “Los Africanos”, “Sirvientas” y “Cantineros”.

SIRVIENTAS Y CANTINEROS:

Las sirvientas y los cantineros.
Esta noche le dicen a usted
Que ellos tienen mucho deseo
De bailar el marekumbé.


LA JARDINERA:

Mamá déjame ir
Con los jardineros
Que bailan bien
Mamá yo quiero bailar
Con las jardineras
Yo quiero bailar
Suavecito.

Estas fiestas eran auspiciadas por las sociedades y los comerciantes de la localidad.
Otras fiestas fueron, Bailes de las Flores, el cual constituían una fiesta de gusto popular. Se celebraba en mayo, se vendían y exponían flores, plantas ornamentales, abisuterías y se realizaban por la noche en las sociedades. El día del Sagüero Ausente se instauró en 1943 por iniciativa del Sr. José Guardiola Alfert, abogado e intelectual con aptitudes para la escultura y la pintura. A iniciativa suya fue que se creó el Rincón Martiano en el Parque El Pelón y fue el que modeló la esfinge de José Martí, que se colocó en el mismo, además fue el precursor de los cines clubes en Sagua la Grande e impulsó el movimiento de artistas, a los cuales núcleo en asociaciones o grupos afines. Creó el primer estudio de pintura en Sagua la Grande.

Otras de las fiestas que se celebraba era el Isabelino Ausente el 16 de julio, el día de la Virgen del Carmen, estas dos festividades se fundían en una (la religiosa y la popular), existían otras festividades de las efemérides católicas donde se paseaban la virgen o el santo de posesión como el Corpus Cristis, Inmaculada Concepción (Patrona de Sagua la Grande), la semana santa, las Navidades y pascuas, fueron además fiestas de costumbres familiares. Los inmigrantes también hacían sus fiestas. De las fiestas de los Chinos las más recordadas por descendientes era la de los fieles difuntos, que consistían en ofrendas de comidas a sus muertos en el sementero y reuniese con su familia en la sociedad Chung Wah.

Los niños tenían sus juegos y canciones semejantes a otras localidades, pero se tiene referencia de una canción infantil solo encontrada en Sagua La Grande.

ROMANCE DEL NIÑO PERDIDO:

BIS: ¡Que fría es la nieve! Que cayendo está,
Pobre chiquitico ¡Cómo llorará!
BIS: Vamos pastorcito, vamos a Belén
Llevémosle flores, turrones y miel.
BIS: Dicen que madre es tan pobresita
Que no le ha cocido una camisita.

BIS: Vamos pastorcito vamos Belén
A ver a su madre y al niño también
Madre en la puerta hay un niño
Más hermoso que el sol bello,
El pobresito está triste
Y dice que tiene frío.

BIS: Anda dile que entre y se calentara
Porque en está tierra todo es caridad
Entra el niño y se calienta
Y después de calentado,
Le pregunta la patrona
En que tierra se a creado.

BIS: Mi mamá en el cielo
Mi papá también
Yo soy Jesucristo nacido en Belén

Los pregones con sus mercancías pululaban por la Ciudad:
¡Tayuyo a medio, caliente viene ¡
¡Uno tres quilos, dos un medio!
¡Tres uno medio, con pica y sin pica!
(pregón)

Los sabrositos mantecaditos
Son sabrocitos
Son del país
Cómprame, nena
Son aquilito
Mantecaditos
Son del país.
(pregón)

Políticos de turno en su campaña electoral componían donde se realizaban sus valores y propuestas para salir electo.
¡Que bien!
Vamos a gozar
Cuando salgamos triunfantes
Pujol representante
Y Ricardito concejal
A, a, a, Ricardito concejal
Ricardito concejal, a, a, a.

La imaginación popular creo adivinanzas, trabalenguas, cuentos humorísticos y revistas, leyendas. Transmisores fundamentales de esta literatura lo fueron campesinos y pescadores. Los cuentos fantásticos y relatos de aparecidos eran el centro en velorios y reuniones.
La cultura es una expresión de los pueblos de Sagua la Grande lo muestra en su historia.

sábado, 10 de marzo de 2012

Terminal de Ferrocarril

Ubicada en la calle Máximo Gómez entre Maceo y Clara Barton.
Edificio construido en 1882 de ladrillos y tejas como obra pública de la alcaldía, en su arquitectura se destaca el uso del arco en sus portales, fue la segunda estación de ferrocarril de la ciudad.
Durante la guerra de 1895 por la independencia de Cuba, se embarcaron secretamente por esta estación paquetes con ayuda para la Brigada Sagua, por la red de inteligencia mambisa organizada en la ciudad.
Durante la huelga del 9 de Abril de 1958 se produjeron aquí las principales acciones y cayeron en combate frontal contra la tiranía de Batista cuatro jóvenes sagüeros.
Actualmente mantiene su función como terminal ferroviaria y de transporte por ómnibus.

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Si Dios fuera mujer?.

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer es posible que agnósticos
y ateos no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce, su pubis no de piedra, sus pechos no de mármol, sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza y no habría que jurar hasta que la muerte nos separe ya que sería inmortal por antonomasia y en vez de transmitirnos SIDA o pánico nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría lejana en el reino de los cielos, sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados, su rosa no de plástico y su amor no de ángeles. Ay Dios mío, Dios mío si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

Mario Benedetti

miércoles, 7 de marzo de 2012

Memorias de una BOTELLA

Por: Yoel Rivero Marín.
Navegar a la deriva resulta el mejor de los sentidos de un cubano que se lanza a la aventura de una botella incierta. Sabe a dónde quiere llegar, pero nunca se imaginará ni cuándo ni cómo.

Botella: Recipiente fabricado en material rígido, habitualmente vidrio o alguna variedad de plástico que tiene habitualmente un cuello más angosto que el cuerpo del recipiente y que se usa para contener productos líquidos, como agua, leche, vino, etc. También hay botellas metálicas que se utilizan para contener gases a presión pero su uso es más específico y menos generalizado.
Botella: Modo de decir en pocas palabras " llegar como puedas"
Coger Botella: Hacer autoestop (coger botella) en Cuba.

Recientemente necesité trasladarme hacia la capital provincial y me reencontré con esa amiga de antaño: La Botella. De tramo en tramo, con cada buen samaritano que se dignaba a recogerme recordaba mis duros años de estudiante en la carretera.
Santa Clara-Tajadora: (Una máquina (Voluntariamente por 20 pesos))
Tajadora-Cifuentes (Un tractor agrícola)
Cifuentes-Sitiecito (Un ómnibus de transporte obrero)
Sitiecito-Sagua la Grande (El auto de un amigo)
Recuerdo como en los años 90 durante mis 3 cursos de pre-universitario en Santa Clara cada fin de semana para ir hasta la escuela y regresar a Sagua la Grande me sentía el protagonista de una increíble película no apta para menores, donde podía encontrar de todo, desde lenguaje de adultos, hasta violencia o sexo.(P) Partir de Sagua era lo más sencillo, salía un superbuss con 60 capacidades, en las cuales lográbamos entrar hasta 200 personas, recuerdo que muchas veces mi mejor entrada era por una de las ventanillas de atrás. Regresar era el tormento. Llegaba el viernes, una de la tarde, a esa hora más de 10 escuelas becadas en la capital provincial abrían sus puertas a un ganado que buscaba a toda costa regresar a sus orígenes. Aún llegan a mi memoria aquellos camiones para transportar caña, que no se detenían en el camino y muchas veces los ocupábamos a la fuerza en movimiento, y aún cuando el chofer se negara y lanzara todo tipo de amenazas o improperios, tenía que seguir el curso y llevarnos a feliz destino. Unas veces la solidaridad entre los botelleros primaba y unos sobre otros de forma estoica soportábamos las horas de traslado, otras veces el instinto animal primaba y cuando todos no cabían pude ver como fueron empujados pasajeros por la borda en pleno movimiento. No puedo olvidar al chofer de aquella rastra de transportar cerdos que tan humanamente paró en el lugar más concurrido de la botella. Puedo decir que fui uno de los privilegiados, pues no viaje dentro sino encima de la rastra, haciendo malabares con los cables del tendido eléctrico o las ramas de los árboles que muchas veces pasaban rasantes al techo de aquel monstruo sobre catorce ruedas. Al llegar a Sagua la gente se alejaba de mi con toda su razón y cuando llegue a mi casa casi me tengo que desnudar en la puerta de la calle, botar la ropa y entrar directo al baño pues la peste a puerco era insoportable, pero llegué y lo hice con el increíble record de 3 horas después del pase. (Para viajar de Sagua a Santa Clara solo se necesitan 45 minutos en auto, el resto del tiempo es la espera en la carretera).
Todas esas vicisitudes de adolescente fueron solo un periodo de preparación en mi vida de botellero, lo bueno llegó cuando comencé a estudiar en la Ciudad de la Habana. Más de 300 kilómetros me separaban de mi casa y solo tenía los pases entre las 7 de la noche del viernes y las 6 de la mañana del lunes. Muchas veces salía el viernes en la noche y llegaba el domingo en la mañana, para por la tarde tomar el camino de vuelta y tratar de llegar puntual, tarea casi imposible. En esos dos años, donde la película ya era de terror, viajé en rastras amarrado a la carga para no caer, en camiones hacinados en verdaderos entrenamientos de faquir. No puedo olvidar aquel camión de transporte de caña que casi al salir de la beca encontré en el medio de la habana con chapa de Villa Clara, (Porque eso sí, cuando estas en la botella interprovincial te hacer un experto en chapas de autos), con una ingenuidad casi infantil pregunto, casi suplicando, -¿Van a Santa Clara?-, la risa del chofer vino de forma inmediata en su respuesta, -no hijo, voy hasta Sagua la Grande-. No me lo podía creer, ese fue el día más feliz de mi vida, viajé desde el centro de la Habana hasta la esquina de mi casa directo y sin matarme en la carretera. Cuando en horas de la madrugada del sábado llegué fue para todos en mi hogar una fiesta, aún cuando yo llegué rayando con la hipotermia, pues resultó la madrugada más fría del invierno del 93, en la parte trasera del camión solo iba yo y no tenía abrigo.
Recordar más sería una tortura para mi memoria, pero algo si puedo asegurar, vivir esos años en la botella crea un trauma difícil de superar. Nadie se puede imaginar lo que es estar en el medio de la autopista a la salida de la Habana, con 20 o 30 horas de camino, 5 pesos en el bolsillo, (cuando un camión costaba 150 $) y a mi alcance solo estaba un disco de yuca por mis desnutridos 5 pesos.
Ya los tiempos han cambiado, tal vez me he vuelto más prudente, lo que antes era una aventura hoy es locura, para viajar lo pienso mil veces y lo hago solo cuando el transporte es “seguro” , pero la necesidad se impone y alguna que otra vez tengo que acudir al dedo, estirar la mano y pedir botella para regresar a mi casa, no digo que llegue rápido, no digo que llegue pulcro, no digo que llegue fresco, pero llego.

NOTA: En este comentario no hago referencia a las almas caritativas que van al volante y en el 90 % de los casos solo ven a los botelleros que en lugar de usar los dedos, usan un abanico de billetes. Para los chóferes tendré un comentario exclusivo.

lunes, 5 de marzo de 2012

ACHAÓ. EL TOCADOR CALLEJERO.

Por: Alberto González Rivero.
Achaó era nuestro Chano Pozo. Desde que salía del barrio La Gloria, con los tambores a sus espaldas, empezaba a sentirse dentro de él el repiqueteo de la conga, y el negro se ponía a percutir sobresaltado
Cuando sonaba los cueros, la gente bailaba de lo lindo, emocionada con la actuación espontánea del tocador callejero.
Achaó, que era su nombre popular, integró diferentes grupos musicales sagüeros, era un profesional evaluado, pero tan entusiasta que no se perdía ninguna fiesta, y se le veía encabezando la conga, haciendo restallar con las manos la superficie de los tambores.
La Gloria era el escenario ideal y alegre del hijo de Bulla, rumbeaba y se producía como un estremecimiento de caderas generalizado con el toque mágico de él y sus Orishas elevados. Dicen que cuando se acostaba ponía los tambores a ambos lados de la cama, como si fueran ramas atadas a sus brazos, y florecían sudadas contorsiones en sepia y otros colores sobrecogidos por el ritmo.
Villa Alegre y Pueblo Nuevo, otros panteones rumberos de Sagua la Grande, eran motivos de sus fantasías musicales y humanas, retorciéndose al compás de la diáspora desenfrenada, arrastrando a aquellas pieles negras y blancas en sortilegio de sensualidad.
El tocador callejero tenía ese ángel seductor propio de los menos célebres, que se elevan entre la algazara de las elites, aunque su mejor ofrenda al olvido publicitario era provocar el desconcierto de los cuerpos exaltados por la lascivia timbalera.
Achaó también se amarraba los tambores para participar de un bembé en el antiguo Cunalumbo, en Coco Solo o en otra barriada sagüera; parecía un integrante de Los Papines cuando se acordaba de aquella mujer blanca que conquistó en una fiesta de santos.
Nunca más la vio y no pensaba que algún orisha le había quitado a aquella hija de Yemayá; Bulla le pasaba el tambor por todo el cuerpo cuando lo veía tan fuera de sí en el recuerdo.
Lo vi en una silla de ruedas en el hospital y no me lo imaginaba así, sin que sus manos se exasperaran ante aquel deleite de bailadores.
Al oírse la percusión familiar, era como si ese rumbero por excelencia se atara los instrumentos a su cuerpo.
Si Unión Reyes lloró la muerte de Malanga, Sagua la Grande también sintió el último toque de Achaó.
Y fue como escuchar un estallido de tambores, como si se dispersara en el aire el aché del tocador callejero.