Por: Raúl Villavicencio Finalé
Carlos Alfert y Leiva, nació en este poblado de Sagua la Grande un 7 de agosto de 1852, en el seno de una familia humilde. De su unión con la remediana Magdalena Arios, surgiría una gran familia que se extendería hasta los días de hoy y un ejemplo de ello son los Manero Alfert y los Guardiola Alfert que aun conviven con nosotros en la diaria cotidianidad. Al fondo del Teatro Uriarte, con el frente para la calle Amistad, hoy Carmen Ribalta, levantó la casa familiar, la cual a pesar de su estado ruinoso, se mantiene aun en pie gracias a la solidez de sus paredes. En 1878, con 19 años, trabajó para la firma comercial de Moré y Ajuria. En ese mismo año ingresó a la vida política como concejal del Ayuntamiento local, y fue miembro fundador de la Logia Masónica a la cual donó en 1914 el terreno donde existe actualmente.
Desde su puesto en el ayuntamiento, ya fuera como concejal o Alcalde, luchó denodadamente por la urbanización de Sagua, lo cual se corrobora con su participación activa en la constitución del Cuerpo de Bomberos al que donó parte de su material. En 1887 Dotó a Sagua de un matadero. En 1893 gestionó la construcción del acueducto de Viana. En 1897 asumió la alcaldía de una Sagua en ruinas, hambrienta y azotada por epidemias a causa de la Guerra de Independencia y la Reconcentración de Weyler, para aliviar dicha situación creó las cocinas económicas que repartían hasta 32 000 comidas diarias y creó un dispensario para niños pobres.
En 1898 abandonó la Isla por amenazas de muerte recibidas del elemento español más recalcitrante. En 1900, de nuevo en Sagua ya en Cuba independiente, es elegido como miembro del ayuntamiento. Por su iniciativa se produjo la siembra del Árbol de la Libertad en el Parque El Pelón y brindó todo su apoyo para la construcción del Mausoleo a los Mártires de la Patria. En 1902 Organizó las fiestas por el nacimiento de la República. A él se debe la creación del álbum de fotografías que recoge tal acontecimiento. En 1904, siendo alcalde de Sagua, construyó el Kiosco en el Parque de la Libertad que llevó su nombre. En 1906 promovió la construcción de Los Jesuitas en el lugar que ocupan hoy.
En 1911 presidió el Comité Pro-Albarrán y por su destacada labor en el mismo, le fue otorgado el honor de develar la estatua erigida al insigne médico sagüero. Fue por ello premiado por el ayuntamiento con medalla de oro. En ese mismo año se enfrascó en la tarea de construir un palacio de gobierno municipal en el lugar que ocupa hoy la Pizzería y el parque posterior, sueño este que no pudo ver cumplido por falta de presupuesto. En 1912, ante la apatía oficial, asumió en su propia casa las festividades por el centenario de la fundación de Sagua. En 1919, aportó dinero para la compra del nuevo carro de bomberos que adquirió la municipalidad. En 1920 construyó e inauguró el edificio de Correos y Telégrafos, hoy ocupado por la Asamblea del Poder Popular. Por su magnificencia, el mismo fue tomado como referencia para todo el país. En 1921 fue reconocido como Hijo Predilecto de Sagua, recibiendo por ello un hermoso diploma acreditativo. Aun se le recuerda por el viejo muelle en Isabela que lleva su nombre y por los grandes almacenes de su propiedad que aun se mantienen en pie.
Carlos Alfert y Leiva, nació en este poblado de Sagua la Grande un 7 de agosto de 1852, en el seno de una familia humilde. De su unión con la remediana Magdalena Arios, surgiría una gran familia que se extendería hasta los días de hoy y un ejemplo de ello son los Manero Alfert y los Guardiola Alfert que aun conviven con nosotros en la diaria cotidianidad. Al fondo del Teatro Uriarte, con el frente para la calle Amistad, hoy Carmen Ribalta, levantó la casa familiar, la cual a pesar de su estado ruinoso, se mantiene aun en pie gracias a la solidez de sus paredes. En 1878, con 19 años, trabajó para la firma comercial de Moré y Ajuria. En ese mismo año ingresó a la vida política como concejal del Ayuntamiento local, y fue miembro fundador de la Logia Masónica a la cual donó en 1914 el terreno donde existe actualmente.
Desde su puesto en el ayuntamiento, ya fuera como concejal o Alcalde, luchó denodadamente por la urbanización de Sagua, lo cual se corrobora con su participación activa en la constitución del Cuerpo de Bomberos al que donó parte de su material. En 1887 Dotó a Sagua de un matadero. En 1893 gestionó la construcción del acueducto de Viana. En 1897 asumió la alcaldía de una Sagua en ruinas, hambrienta y azotada por epidemias a causa de la Guerra de Independencia y la Reconcentración de Weyler, para aliviar dicha situación creó las cocinas económicas que repartían hasta 32 000 comidas diarias y creó un dispensario para niños pobres.
En 1898 abandonó la Isla por amenazas de muerte recibidas del elemento español más recalcitrante. En 1900, de nuevo en Sagua ya en Cuba independiente, es elegido como miembro del ayuntamiento. Por su iniciativa se produjo la siembra del Árbol de la Libertad en el Parque El Pelón y brindó todo su apoyo para la construcción del Mausoleo a los Mártires de la Patria. En 1902 Organizó las fiestas por el nacimiento de la República. A él se debe la creación del álbum de fotografías que recoge tal acontecimiento. En 1904, siendo alcalde de Sagua, construyó el Kiosco en el Parque de la Libertad que llevó su nombre. En 1906 promovió la construcción de Los Jesuitas en el lugar que ocupan hoy.
En 1911 presidió el Comité Pro-Albarrán y por su destacada labor en el mismo, le fue otorgado el honor de develar la estatua erigida al insigne médico sagüero. Fue por ello premiado por el ayuntamiento con medalla de oro. En ese mismo año se enfrascó en la tarea de construir un palacio de gobierno municipal en el lugar que ocupa hoy la Pizzería y el parque posterior, sueño este que no pudo ver cumplido por falta de presupuesto. En 1912, ante la apatía oficial, asumió en su propia casa las festividades por el centenario de la fundación de Sagua. En 1919, aportó dinero para la compra del nuevo carro de bomberos que adquirió la municipalidad. En 1920 construyó e inauguró el edificio de Correos y Telégrafos, hoy ocupado por la Asamblea del Poder Popular. Por su magnificencia, el mismo fue tomado como referencia para todo el país. En 1921 fue reconocido como Hijo Predilecto de Sagua, recibiendo por ello un hermoso diploma acreditativo. Aun se le recuerda por el viejo muelle en Isabela que lleva su nombre y por los grandes almacenes de su propiedad que aun se mantienen en pie.
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