El pitazo inicial indica el comienzo de una gran fiesta. En el terreno… y en las gradas, seres humanos de cualquier raza, credo o religión se unen, atados por el inexplicable lazo del “más universal de los deportes”. Es la Copa Mundial de Fútbol, la mayor aspiración de cualquier practicante y el deleite supremo para los seguidores del balompié.
En 2010, por primera vez, tocó al continente africano preparar tan vistosa celebración. Sudáfrica, el país más austral del continente negro, acoge con éxito la vigésima versión de una competencia que hoy, justo a la mitad de su calendario, ha comenzado a llamarse “el Mundial del Sur”.
El calificativo le viene no solo por la región del planeta que organiza la lid, sino, también, porque hasta el momento, los países de Sudamérica protagonizan una actuación casi perfecta, a falta de una vuelta para que se concrete el fin de la etapa de grupos del certamen.
Los miembros de la CONMEBOL que asisten a este Mundial (Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) han conseguido mantenerse invictos luego de 10 presentaciones. Ocho victorias y dos empates, 18 goles anotados y solo 4 permitidos a sus rivales, hablan claro de la superioridad que exhiben, hasta hoy, las huestes sudamericanas.
Tanto es así, que algunos ya se atreven a afirmar que el Campeón del fútbol mundial en el 2010 tendrá acento sureño. Para hacerlo, se basan en la calidad a priori de las nóminas del subcontinente americano; en los resultados alcanzados en lo que va de torneo; en la excelente etapa clasificatoria que se vivió en la región y, sobre todo, en lo que dicta la historia de estas competencias.
Sucede que, en 80 años y en 19 citas mundialistas, solo 4 de ellas han tenido asiento en el hemisferio Sur de nuestro planeta: todas han visto a un equipo sureño treparse hasta lo más alto del podio.
Así, Uruguay logró las dos coronas que exhibe su palmarés en 1930, cuando organizaron el primer Mundial, y en 1950, como protagonistas del inolvidable “Maracanazo” brasileño. Precisamente, los de la “canarinha” se apuntaron el triunfo en 1962, con Chile sirviendo de sede; y el último título disputado en el Sur lo consiguió Argentina, jugando como anfitrión, en 1978.
Pero hay quien va todavía más lejos y trae a colación otra estadística: siempre los Mundiales orquestados en países del Tercer Mundo han tenido supremacía latina. Así sucedió también en los dos eventos acogidos por México, en 1970 y 1986, en los que Brasil y Argentina dejaron detrás a las potencias europeas. En Sudáfrica, el curso de los acontecimientos no tiene por qué ser diferente.
Con tantos números favorables y una historia que les sonríe, los equipos de la América del Sur siguen sumando adeptos. En unas horas se concretará el pase de varios de ellos a la etapa de octavos de final de la Copa sudafricana, en muestra inobjetable del poderío del fútbol sureño.
Si, en fin, ese empuje hace que la historia repita su curso, habrá alegría en todo el continente americano, porque el pitazo final confirmará al de Sudáfrica 2010, como el inobjetable “Mundial del Sur”.
En 2010, por primera vez, tocó al continente africano preparar tan vistosa celebración. Sudáfrica, el país más austral del continente negro, acoge con éxito la vigésima versión de una competencia que hoy, justo a la mitad de su calendario, ha comenzado a llamarse “el Mundial del Sur”.
El calificativo le viene no solo por la región del planeta que organiza la lid, sino, también, porque hasta el momento, los países de Sudamérica protagonizan una actuación casi perfecta, a falta de una vuelta para que se concrete el fin de la etapa de grupos del certamen.
Los miembros de la CONMEBOL que asisten a este Mundial (Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) han conseguido mantenerse invictos luego de 10 presentaciones. Ocho victorias y dos empates, 18 goles anotados y solo 4 permitidos a sus rivales, hablan claro de la superioridad que exhiben, hasta hoy, las huestes sudamericanas.
Tanto es así, que algunos ya se atreven a afirmar que el Campeón del fútbol mundial en el 2010 tendrá acento sureño. Para hacerlo, se basan en la calidad a priori de las nóminas del subcontinente americano; en los resultados alcanzados en lo que va de torneo; en la excelente etapa clasificatoria que se vivió en la región y, sobre todo, en lo que dicta la historia de estas competencias.
Sucede que, en 80 años y en 19 citas mundialistas, solo 4 de ellas han tenido asiento en el hemisferio Sur de nuestro planeta: todas han visto a un equipo sureño treparse hasta lo más alto del podio.
Así, Uruguay logró las dos coronas que exhibe su palmarés en 1930, cuando organizaron el primer Mundial, y en 1950, como protagonistas del inolvidable “Maracanazo” brasileño. Precisamente, los de la “canarinha” se apuntaron el triunfo en 1962, con Chile sirviendo de sede; y el último título disputado en el Sur lo consiguió Argentina, jugando como anfitrión, en 1978.
Pero hay quien va todavía más lejos y trae a colación otra estadística: siempre los Mundiales orquestados en países del Tercer Mundo han tenido supremacía latina. Así sucedió también en los dos eventos acogidos por México, en 1970 y 1986, en los que Brasil y Argentina dejaron detrás a las potencias europeas. En Sudáfrica, el curso de los acontecimientos no tiene por qué ser diferente.
Con tantos números favorables y una historia que les sonríe, los equipos de la América del Sur siguen sumando adeptos. En unas horas se concretará el pase de varios de ellos a la etapa de octavos de final de la Copa sudafricana, en muestra inobjetable del poderío del fútbol sureño.
Si, en fin, ese empuje hace que la historia repita su curso, habrá alegría en todo el continente americano, porque el pitazo final confirmará al de Sudáfrica 2010, como el inobjetable “Mundial del Sur”.
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