miércoles, 6 de enero de 2010

RECUERDOS DEL PREUNIVERSITARIO.

Por: Alberto González Rivero.
El preuniversitario, situado a un flanco de la carretera que conduce hasta el central «Antonio Finalet», antiguo Resulta, es un clásico del sistema educacional en la Villa,
El profesor Manuel Gayol Fernández, autor de la preceptiva literaria, formó parte del claustro de educadores de esa institución, mientras el ilustre cronista Enrique Núñez Rodríguez venía desde Quemado de Güines a estudiar en este Instituto y a escribir sus primeros artículos en el periódico local Mensaje.
El propio Enrique ha publicado que cuando estudiaba en el pre, algunos alumnos envidiaban el talento y la postura masculina de Gayol, pero no pudieron impedir que se casara con una de sus más bellas pupilas..
Era común ver pasar por encima de las esteras bordadas del puente El Triunfo a jóvenes estudiantes que viajaban en bicicletas o simplemente caminaban por la armazón de hierro.
Recuerdo a aquellas muchachas engalanadas con sus zayas color azul, rematadas con pliegues blancos, los que identificaban el año que cursaba en el preuniversitario Miguel Diosdado Pérez Pimentel.
Posee este centro de enseñanza todavía una excelente cancha para jugar baloncesto o voleibol, ubicada en el patio de la edificación, y, en áreas exteriores, un terreno que servía de escenario propicio para que chicos y adultos practicaran el más universal de los deportes.
Alguna que otra vez, curioso, metí las narices dentro de sus aulas y sentí admiración por aquellos jóvenes que se preparaban para ingresar a la universidad y graduarse de: médicos, ingenieros, licenciados en diferentes especialidades del centro de altos estudios.
La nostalgia cuelga aún cuando los protagonistas de esta historia miran para los cuadros o diplomas de graduados en universidades de Cuba o de otras partes del mundo. La mayoría son prestigiosos profesionales, otros prefirieron alcanzar el rango de bachiller.
Incluso, algunos se disponen a cruzar el puente de hierro, o se sientan en el malecón, y recuerdan, inspirados en los framboyanes, el impulso que tomaban los pedales de su bicicleta por la carretera de Resulta, ora para llegar temprano a clases, ora para alcanzar un sueño juvenil.

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