Según lo dispuesto en la ley 23 de la República de Cuba, el 8 de abril de 1978 se crea en Sagua la Grande el museo municipal con el objetivo de difundir la historia local y proteger el patrimonio cultural del territorio. Se escogió para la sede la casa natal de José Luís Robau.
El inmueble fue construido en 1866 por José Luís Robau Corps, padre del general mambí y sirvió de vivienda para toda su familia que era muy numerosa. Con el tiempo ha sufrido modificaciones, era una casa de mampostería y tejas de dos niveles con entrepisos de madera, la escalera tenia forma curva, semi-acaracolada, los balcones eran corridos y tenían rejas, su estructura es en forma de U, tenía en la plata baja un patio interior y en la alta un espacio abierto. Arriba era vivienda de la familia y abajo cocheras y caballerizas.
A finales del siglo XIX era conocida como los altos de Robau. En 1895 por la guerra, la familia se traslada a la Habana y la casa la hipotecan a favor de Juan Minas Munárriz que destina la planta alta para oficinas de comercio de Carlos Alfert y la planta baja al comercio, en la cual apareció la cafetería “El horizonte”. El 10 de Octubre de 1899 se fundó en la planta alta el Liceo de Sagua, cuyo primer presidente fue José Luís Robau. En 1903 pasó a ser el Colegio Laico Martí, en 1936 Instituto de Segunda Enseñanza hasta 1947 que pasa a escuela superior de varones y escuela de idioma en las noches. Al triunfo de la Revolución se convierte en Escuela Primaria, allí radicó además la Facultad Obrero Campesina y por último, la Dirección Municipal de Educación. En 1978 se crea el museo municipal.
El inmueble adquiere en todo este tiempo un amplio valor histórico, vinculado a figuras como Carlos Alfer Leiva, Manuel Gayol Fernández, quien fuera director del Instituto de Segunda Enseñanza, Enrique Núñez Rodríguez y Abelardo Moreno Bonilla estudiantes del mismo. También se recuerda allí a Víctor Dreque Cruz, que impulsó en el instituto luchas estudiantiles.
La edificación también posee valor artístico, porque resulta ser un exponente del eclecticismo, conserva una decoración que armoniza con la arquitectura de la región, además tiene valor ambiental por su ubicación privilegiada en el centro de la ciudad. Fue en 1925 cuando se remodeló el edificio cambiando su aspecto neoclásico por el actual.
El inmueble fue construido en 1866 por José Luís Robau Corps, padre del general mambí y sirvió de vivienda para toda su familia que era muy numerosa. Con el tiempo ha sufrido modificaciones, era una casa de mampostería y tejas de dos niveles con entrepisos de madera, la escalera tenia forma curva, semi-acaracolada, los balcones eran corridos y tenían rejas, su estructura es en forma de U, tenía en la plata baja un patio interior y en la alta un espacio abierto. Arriba era vivienda de la familia y abajo cocheras y caballerizas.
A finales del siglo XIX era conocida como los altos de Robau. En 1895 por la guerra, la familia se traslada a la Habana y la casa la hipotecan a favor de Juan Minas Munárriz que destina la planta alta para oficinas de comercio de Carlos Alfert y la planta baja al comercio, en la cual apareció la cafetería “El horizonte”. El 10 de Octubre de 1899 se fundó en la planta alta el Liceo de Sagua, cuyo primer presidente fue José Luís Robau. En 1903 pasó a ser el Colegio Laico Martí, en 1936 Instituto de Segunda Enseñanza hasta 1947 que pasa a escuela superior de varones y escuela de idioma en las noches. Al triunfo de la Revolución se convierte en Escuela Primaria, allí radicó además la Facultad Obrero Campesina y por último, la Dirección Municipal de Educación. En 1978 se crea el museo municipal.
El inmueble adquiere en todo este tiempo un amplio valor histórico, vinculado a figuras como Carlos Alfer Leiva, Manuel Gayol Fernández, quien fuera director del Instituto de Segunda Enseñanza, Enrique Núñez Rodríguez y Abelardo Moreno Bonilla estudiantes del mismo. También se recuerda allí a Víctor Dreque Cruz, que impulsó en el instituto luchas estudiantiles.
La edificación también posee valor artístico, porque resulta ser un exponente del eclecticismo, conserva una decoración que armoniza con la arquitectura de la región, además tiene valor ambiental por su ubicación privilegiada en el centro de la ciudad. Fue en 1925 cuando se remodeló el edificio cambiando su aspecto neoclásico por el actual.
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