jueves, 7 de octubre de 2010

Dos azabaches de mala suerte

Por: Yoel Rivero Marín.
Martes 21 de Septiembre de 2010, 6 y 30 de la mañana: - “¡Yoel, despierta que se robaron todos los equipos de la cocina!”.
7 de la mañana, mi casa llena de policías.
7 y 30 de la mañana, los artículos eran encontrados en una casa vecina, donde dos risueños hermanitos, tan iguales como dos azabaches, con antecedentes de varios delitos, los resguardaron casual e ingenuamente, pues se tropezaron con ellos en el pasillo de su casa a las 4 de la mañana.
Lunes 27 de septiembre, los dos risueños azabaches disfrutaron junto a todos sus vecinos, de la fiesta que los barrios cubanos celebran cada año esperando el aniversario de la mayor organización de masas del país, organización que tiene como objetivo primigenio evitar que en cada cuadra ocurran delitos similares al antes mencionado.
Miércoles 6 de Octubre, no puedo dormir pensando en este hecho, pensando en todos los hechos que pasaron y que pasarán. Es frecuente leer en textos y artículos y artículos de Criminología, que al referirse a los orígenes de Delito y la Delincuencia, afirman que se remontan a la más remota antigüedad, concretamente a las violaciones de los más antiguos códigos conocidos, como el de Hammurabis y las Tablas de Moisés. A estas peregrinas conclusiones se llega por considerar ese fenómeno como un simple “quebrantamiento de la ley”, es decir, como un concepto jurídico abstracto. Este toma solamente el rasgo común a todos los delitos, como si “el quebrantamiento de la ley” fuera la esencia de esa compleja realidad social en la cual mi familia se vio envuelta de la noche a la mañana.
La delincuencia no existe como ente separado de la sociedad, sino estrechamente imbricado y en interacción con ella.
Estos dos hermanitos empezaron robando para consumir, o robando dinero para comprar bienes de consumo, pero paulatinamente, con el incremento de lo robado, éste excederá las necesidades del consumo personal, y empezarán a robar aumentar los beneficios. Los delitos contra la propiedad privada son los más frecuentes en la Delincuencia Marginal en Sagua la Grande, y además simbolizan en cierta medida al conjunto de estos delitos, pues en el lenguaje corriente "ladrón" puede ser tanto un ratero, como un asaltante, un malversador, etc. Estos delincuentes parasitarios se encuentran diseminados por todos los barrios de la ciudad y aunque no resulte una epidemia, si espero que no se propaguen como tal. Esta situación personal motivo que le diera una ojeada al tema de la delincuencia marginal en mi entorno con mayor agudeza y según muchos conocidos que ya peinan canas, es algo que en los últimos 20 años se ha manifestado más notablemente en la ciudad. Es propio que dentro de los grupos humanos los periodos de crisis hagan aflorar lo más negativo de la persona que deja su condición social para convertirse en un mísero depredador de su propia especie. Pero toca a la sociedad poner en su justo lugar a esas ovejas descarriadas. Espero que los dos azabaches de mi mala suerte, que por estas y muchas razones más aparecieron como por arte de magia en mi propiedad, no corran con tan buena suerte de celebrar otro día de fiesta con los perjuicios ajenos.

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