jueves, 8 de enero de 2009

La Guerra del 95, la Reconcentración de Weyler. Glorias, tristezas y victorias.

A finales de 1894 y principios del 95 se percibía cierta efervescencia revolucionaria en SAGUA LA GRANDE. Precisamente para las pascuas de 1894,llegó a esta villa, procedente de La Habana, el joven estudiante de medicina José L. Robau y López que rápidamente estableció contactos con un grupo de conspiradores entre los que se encontraban los doctores Nicolás Alberdi y Ricardo Pocurul. En el ingenio "Santa Rita", propiedad de la familia Robau, próximo a Amaro, José Luís montó un taller clandestino para reparar y almacenar armamentos y otros pertrechos, necesarios para la Guerra.
En los primeros meses de 1895 se intensificaron los preparativos para la Guerra, se fundó un comité revolucionario bajo la jefatura del Dr. José Arcadio Anley, celebrándose las primeras reuniones en la farmacia del Dr. Figueroa, ubicada en la calle Gloria (hoy Martí ) esquina Solís, conocida en ese tiempo como Cayo Hueso, por la asistencia a ella de separatistas como el Dr.Pocurul, Juan Bruno Zayas, José L. Robau y José Sánchez Jorro.(57)Con el grito de independencia del 24 de febrero de 1895, aunque Sagua no se incorporó en estos momentos ,las autoridades coloniales alarmadas se dieron a la tarea de fortificar los principales accesos a la ciudad, para ello se estableció un impuesto de un centavo por cada caballo de carga que entrara a la villa. Se iniciaron las obras de defensa que costaron alrededor de 30 000 pesos, se constituyeron zanjas militares, fortines, alambradas, otras obras convirtieron a Sagua en una de las plazas más protegidas del poder colonial en toda la región central.
La intensificación de los preparativos en Sagua la Grande, unida a la extensión de la revolución hacia otras regiones hizo posible que el día 3 de junio de 1895, José Luís Robau armando de 50 sagüeros se levantara en armas en la finca Clavellinas con escasos fusiles y un nutrido grupo de machetes utilizados en labores manuales..." dos días después estos se unieron a las tropas del general José Lacret Morlet. A final de este propio mes desembarcaron en las costas de la región central la expedición de Serafín Sánchez y Carlos Roloff, lo que dio un gran impulso a las operaciones militares en esta región generalizándose la guerra.
En Guatá, finca donde acampaban las tropas dirigidas por el ya comandante Robau, se constituyó el Comité Patriótico integrado por revolucionarios cooperantes sagüeros, cuya misión era proveer de recursos y unirles hombres a las fuerzas libertadoras. Este comité desempeñó un importante papel a lo largo de toda la guerra, pues en coordinación con empleados del ferrocarril enviaron al campo insurrecto materiales de gran valor como estuches de cirugía, medicinas, municiones, y además mantuvieron enlaces que sistemáticamente enviaban informaciones sobre el movimiento de las tropas españolas.
En Sagua la Grande, también sucedió como hecho poco común la formación y funcionamiento de un comité Revolucionario Femenino, presidido por Elvira Del Monte Lamar (chacha del monte)que igual al anterior desarrolló múltiples actividades de cooperación con las fuerzas mambisas.
Al paso de las gloriosas huestes invasoras de Gómez y Maceo por las Villas, las fuerzas más aguerridas de esta región al mando de Lacret y Robau se incorporaron en su marcha hacia el occidente.
Esto trajo como consecuencia el decaimiento del accionar militar mambi en la zona, aparecieron rápidamente las indisciplinas motivadas principalmente por la carencia de una jefatura capaz de organizar y dirigir la lucha.
Ante estas dificultades que entorpecieron el buen desarrollo de la Guerra en la región sagüera, Máximo Gómez, a inicios de 1896, designó a Mariano Torres jefe de esta brigada, pero en mayo del propio año por necesidades del propio mando este fue trasladado a la brigada de Holguin, entonces el Generalísimo le concede nuevamente la dirección de las fuerzas de la Brigada Sagua a José Luís Robau, por considerarlo como el mismo afirmara en carta a Maceo fechada el 18 de mayo de 1896 : " ... el único que a mi juicio reune condiciones para ello "
A partir del cambio de jefatura de la Brigada, primero con Mariano Torres y fundamentalmente a partir del nombramiento de Robau que se mantuvo hasta el final de la Guerra, se produjo un cambio radical en la organización y disciplina de esta fuerza que se manifestó en el accionar de sus fuerzas en la región tanto en los enfrentamientos con el enemigo como en su incidencia en la economía con la destrucción de ingenios y quema de cañaverales.
La poca fuerza de la Guerra Grande en la jurisdicción de Sagua trajo como resultado que al iniciarse la contienda del 95 no existieran, en esta gran número de veteranos con experiencia para reanudar la lucha independentista, por lo tanto, la mayor incorporación de combatientes a las nuevas filas mambisas le correspondieron a la generación que Martí llamó :
Los "pinos nuevos " . Aproximadamente, el 80 % de las fuerzas, al terminar la guerra, la componían jóvenes hasta 30 años y más del 60 % tenían hasta 25 años. Los datos muestran como la juventud sagüera se incorporó a la nueva contienda bélica, lo que no hicieron sus padres durante la guerra de los Diez Años. Sin lugar a dudas, los éxitos en el campo insurrecto, particularmente la invasión contribuyó en gran medida a que se incorporara n aquellos que todavía no se habían decidido y marcharon en gran número a los campos de batalla, influenciados por la presencia de jefes, como José Luís Robau, que logró importantes victorias contra las fuerzas enemigas y constituyó un ejemplo para sus compañeros de armas.
Durante 1896 la brigada ganó tanto en organización y fuerza que las autoridades españolas consideraron peligroso el prestigio ganado por el brigadier Robau y su tropa, por lo que en una ocasión un emisario de Weyler le propuso facilidades para que abandonara la Isla con su familia y una recompensa de 100 mil pesos. Ante la oferta, Robau llamó a uno de sus oficiales y la dijo señalado al emisario : "¿ve usted a este hombre? Fijate bien en él, para que no lo olvide y si algún día entra otra vez en el campamento lo mata. Luego volviéndose hacia el mensajero expresó: "esa es mi contestación al gobierno de España "
Los éxitos de Ejército Libertador llevaron al cambio de la política española en Cuba: Valeriano Weiler implantó la guerra de exterminio que convirtió a nuestra en un verdadero campo de concentración. Weiler implantó la orden del cierre de todas las tiendas situadas a más de 500 metros de los poblados, dispuso que se excluyeran de las raciones para la manutención a las mujeres e hijos de los insurrectos que no se presentasen. Sucesivamente dispuso la requisa de todos los caballos que se hallasen en los campos, así como el traslado de todo el maíz hacia las ciudades. Ninguna de estas medidas pudo ahogar el movimiento revolucionario que se autoabastecería en sus bases de de producción. Es entonces que Weiler dicta el " célebre " bando de concentración.
Más de 300 mil campesinos fueron concentrados en las ciudades, las familias campesinas morían de hambre y enfermedades en las calles.
Sagua la Grande fue una de las ciudades más afectadas por la reconcentración, los fusilamientos, los atropellos, las desapariciones de vecinos, la viruela, el hambre, los abusos de autoridad, el terror, era el cuadro sagüero a finales de 1896.
Cuando el 2 de noviembre de 1897, Carlos Alfert se hizo cargo de la alcaldía de Sagua dejó el siguiente testimonio de la espantosa situación reinante: " la viruela y todo género de enfermedades asociados al hambre. Hacían estragos innarrables, el horrible espectáculo de la reconcentración estaba pues en su apogeo. Bandas de andrajosos famélicos pululaban día y noche por nuestras calles implorando no ya pan, sino un inmundo hueso que roer esqueletos ambulantes hinchados por la hidroemia caían agobiados para morir sin piedad y sin misericordia".
Con la incorporación de los Estados Unidos a la Guerra el patriotismo en los sagüeros creció, aún cuando no existieron grandes huellas de este momento histórico en la Villa.
La única incidencia de la Guerra hispano-cubano-norteamericana en Sagua la Grande fue el bombardeo al pueblo costero de La Isabela por un crucero de la armada norteamericana, como resultado de un pequeño combate naval.
Una vez culminadas las operaciones bélicas, las fuerzas de la brigada Sagua permanecieron acampanadas en los alrededores de la ciudad durante los meses finales, de 1898, en el demolido ingenio "Manuelita ".
La triste escena del desarme y disolución del Ejército Libertador, de las victoriosas huestes de la manigua cubana se concretó definitivamente y las condiciones impuestas en poco se diferenciaban de las que se aplicaban a un ejército vencido. La última escena de la gloriosa epopeya emancipadora fue representada por la entrada triunfal de las fuerzas de la Brigada Sagua, encabezadas por su brigadier José Luís Robau, en esta ciudad el 1ro. De enero de 1899.
FUENTE: INVESTIGACIONES DEL MUSEO DE HISTORIA LOCAL Y DEL HISTORIADOR RAÚL VILLAVICENCIO FINALÉ.
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