martes, 12 de marzo de 2013

Federico García Lorca en Sagua la Grande

Documentos y testimonios inéditos sobre la visita de Federico García Lorca a Sagua la Grande, en Villa Clara, son publicados en la edición impresa del periódico Vanguardia por Luis Machado Ordetx y por su trascendencia para nuestra Villa del Undoso, aquí reproducimos en Sagua Viva íntegramente este artículo, orgullo para todo aquel que ha nacido en esta tierra.

«...tenemos que agradecerle la morosidad de su visita [...],   que nos ha dado tantas ocasiones de sorprenderle desprevenido...»1
                                                               Revista de Avance

Justo cuando en el amanecer del martes 25 de marzo de 1930 en que Federico García Lorca abordó en la Villa del Undoso el tren número 50 -Caibarién-Sagua la Grande-La Habana-, con destino a la capital, persistieron noticias con reclamos maternales desde la Huerta de San Vicente, en Granada, y en tono confesional la progenitora requería conocimientos sobre su hijo: «Ya que desde New York no nos escribiste, yo esperaba una carta larga donde nos contaras las impresiones de Cuba que,  a mi parecer, debe ser espléndida y hermosa.»2

Durante la madrugada, apenas el poeta durmió: repasaba la memoria fresca para cuando arribara a La Habana escribirle después de vencer el contacto inicial con tierras del interior de la Isla, en una estancia prolongada que, entre el 7 de marzo  y el 12 de junio de 1930, se tradujo en fundamento estético y social.

 Entonces, el andaluz no se detendría en contar sus historias; los vínculos con la gente, la cultura y la geografía villareña de Sagua la Grande, Caibarién, Remedios, Santa Clara y Cienfuegos.

Al Undoso  vino en calidad de invitado de la Filial de la Institución Hispano-Cubana de Cultura, una de las tres existentes en Las Villas, provincia que contó, además, con similares centros en Caibarién y Cienfuegos. Juan Marinello y Pepilla Vidaurreta lo guiaron a este primer periplo de disertaciones.


                      PLÁCEME ENTRE SAGÜEROS

Días después de desembarcar en La Habana procedente de Nueva York, el periódico La Correspondencia, de Cienfuegos,  destacó en página interior y con pequeño puntaje: "Próxima conferencia en Sagua la Grande": «La Institución Hispano-Cubana de Cultura anuncia para fecha no lejana una notable conferencia. Ocupará la cátedra [...] el notable Poeta Lírico español señor Federico García Lorca.»3

El viernes 21, Antonio M. Delgado, desde el Undoso, escribió a ese rotativo    pormenores de la vida del disertante, y resaltó el entusiasmo de la intelectualidad de territorios aledaños por escuchar el tema seleccionado: «Imaginación, inspiración y evasión: Mecánica de la ‘moderna' poesía», primero de los tópicos expuestos por el artista después de la aparición en Cuba.4

No es casual que García Lorca viniera a compartir el esplendor económico, histórico y artístico que perduraba en Sagua la Grande. «Él, estaba confiado que la exuberante geografía, con llanuras, lomeríos, y ríos, lo extasiarían. No dudó en suspender la conferencia «La arquitectura del cante jondo: primitivo canto andaluz», predicha para la mañana del miércoles 26 de marzo, en el capitalino teatro Principal de la Comedia, en Zuluetas, esquina Animas, para viajar hasta la ciudad villaclareña», dijo el historiador Tomás -Manino- Aguilera Hernández.

El poeta -especificó-, «tenía, al decir de quienes lo conocieron, una rara fluidez comunicativa, con voz ceceada y suave de timbre, casi tierna en las inflexiones. Eso, por supuesto, le otorgaba seguridad y precisión a la palabra, al concepto y  la metáfora: reía con la inocencia  que subyuga, y mostraba una mirada centelleante que contagiaba al auditorio».

En la tarde del sábado 22 de marzo su habitación se ubicó en el tercer piso, marcada con el número 320 del Gran Hotel Sagua, el más lujoso y moderno de la ciudad.

                               HORA DE DISERTACIÓN

El domingo 23 de marzo de 1930, en el Teatro Principal aguardaban al andaluz los intelectuales Carnicer Torres, Espinosa, Manuel Gayol Fernández, la profesora Matilde Puig y el dramaturgo  Juan Domínguez Arbelo, así como el diplomático español Francisco Campos Aravaca, el poeta cienfueguero Pedro López Dorticós, el remediano-mexicano Juan Pérez Abreu, y medio centenar de profesionales de las diferentes ramas, quienes deseaban atender al orador.

Su presencia no se hizo esperar. Eran las 9:25 de la mañana y el coliseo exhibía galas para apreciar a Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca: explicaría las concepciones sobre la «Imaginación, la inspiración y la evasión: Mecánica de la ‘moderna' poesía», y a su disertación añadiría ejemplos musicales.

Manuel Gayol Fernández realizó la presentación: destacó las cualidades que dominaba el agasajado, y encomió su noción particular, capaz de fundir las raíces de la cultura popular y tradicional con las innovaciones de la modernidad.

Cercano al mediodía concluyó la disertación. Todos reafirmaron la voluntad y el deseo de acogerlo en otros territorios de la región central, tal como expusieron los directivos de las Filiales de la Hispano-Cubana en Caibarién y Cienfuegos.

                                     TIERRA Y MAR ADENTRO

Delfín Tomassino propuso una corta excursión a los mogotes de Jumagua y un paseo en barco por las cercanías de Isabela de Sagua. Gustoso accedió García Lorca a los agasajos. Primero se decidió por el bojeo a la costa, y abordó, junto a los otros, el gas-car rumbo al puerto.

En los Mogotes se embriagó con el paisaje natural; luego retornaron a la ciudad y junto a Carnicer Torres fue al Sagua Yacht Club, una institución local de recreo, y avistó de cerca los caprichosos diseños de las viñetas de estilo romántico en  los vitrales del Liceo, y se aturdió con reminiscencias mudéjar del Palacio de Arenas.

Los patios interiores, y también los techos que fundían lo «gótico» y lo mudéjar, representaron focos de atracción para poseer, allende a las fronteras, el verde-carmín de Granada, y el rosa de Sevilla o el azul de Cádiz, tocados por la luminosidad isleña.

Jamás el andaluz hizo un periplo tan amplio por ciudades cubanas, como el realizado por la entonces provincia de Las Villas, entre las que incluyó primero a Sagua la Grande, y por último a Cienfuegos, donde palpó «un jardín abierto para todos», al estilo de Granada: apreció el «duende» para tributarle un juego espiritual impregnado del inconfundible lenguaje brotado de música y de alma nacional.

                                            CITAS

1- Sección Almanaque, Carteles, 4 (46): 159-160. La Habana, abril de 1930.

2- Cartas de la madre de García Lorca (2008): Edición de Víctor Fernández, Rba Libros S.A., p. 156, Madrid.

3- La Correspondencia: 32(74): 10, Cienfuegos, lunes, 17 de marzo de 1930.
4- Antonio M. Delgado: «El distinguido poeta y su conferencia», La Correspondencia, 32 (75):8, Cienfuegos, martes 18 de marzo de 1930.

5- A Cienfuegos García Lorca fue en dos ocasiones: el martes 8 de abril y el jueves 5 de junio de 1930. Dictó igual número de conferencias. A Santa Clara fue en viaje de tránsito, cuando hizo escala al retornar de Caibarién y Santiago de Cuba, respectivamente. No disertó en la capital de Villa Clara.

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