lunes, 20 de julio de 2009

Papá Montero, un rumbero de Sagua la Grande.

Señores, señores,
los familiares del difunto
me han confiado
para que despida el duelo
del que en vida fue
Papá Montero.
A llorar a Papá Montero,
¡Zumba!,
canalla rumbero.
Papa Montero. Autor: Pedro Ramón López
Cuenta la leyenda popular que en el pequeño pueblo de Isabela de Sagua, vivió un negro de cabeza blanca en canas a quien nunca, a pesar de sus años, abandonó la alegría de vivir. Se llamaba Papá Montero y era medio canallita. Gustaba de bailar la rumba haciéndose acompañar de lindas mulatas que iban con él a todas sus correrías bailables. Los amigos que sabían lo bailador y rumbero que era Papá Montero lo invitaban continuamente a alguna fiesta o barullo.
Cuando Papá Montero muere, abandona la vida con una sonrisa. Pide que en su funeral haya alegría, con música y toque de tambores en vez de lágrimas. La situación la recoge el cancionero folclórico de los 40 en una composición de Eliseo Grenet de quien se dice era su medio hermano, que en su montúnico estribillo decía:

¡A velar a Papá Montero...

En el preciso momento en que se iniciaba la canción, precedidas por las loas al difunto del que había despedido el duelo, en medio de un sepulcral silencio, la viuda, que hasta ese momento lucía atribulada, se acerca al féretro de madera donde sus amigos iban a comenzar a repicar a modo de tambor para acompañar su melodía, y la interrumpe con un grito de ¡canalla rumbero!, lo que entre toques de tambor y voces a capela devino en la tonada:

A velar a Papá Montero zumba, ¡canalla rumbero!

El pintor cubano, Carreño, lo idealiza en su cuadro Los funerales de Papá Montero en 1949.Nicolas Guillén lo inmortaliza en su poema:
VELORIO DE PAPA MONTERO

Quemaste la madrugada
con fuego de tu guitarra
zumo de caña en la jicara
de tu carne prieta y viva,
bajo luna muerta y blanca

El son te salio redondo
y mulato, como un nispero,

Bebedor de trago largo,
garguero de hoja de lata
en mar de fon barco suelto,
jinete de la cumbancha:
?que vas a hacer con la noche,
si ya no podras tomartela,
ni que vena te dara
la sandre que te hace falta,
si se te fue por el caño
negro de la puñalada?

!Ahora si que re rompieron,
papa Montero

En el solar te esperaban,
pero te trajeron muerto;
fue bronca de jaladera,
pero te trajeron muerto;
dicen que el era tu ecobio,
pero te trajeron muerto;
el hierro no aparecio,
pero te trajeron muerto.

Ya se acabo Baldomero:
!zumba, canalla y rumbero!

Solo dos velas estan
quemando un poco de sombra;
para tu pequeña muerte
con esas dos velas sobra.
Y aun te alumbran, mas que velas
la camisa colorada
que ilumino tus canciones,
la prieta sal de tus sones
y tu melena planchada.

¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!

Hoy amanecio la luna
en el patio de mi casa;
de filo cayo en la tierra,
y alli se quedo clavada.
Los muchachos la cogieron
para lavarle la cara,
y yo la traje esta noche,
y te la puse de almohada.

Muy popular en Isabela y en Sagua a principios del siglo XX lo era este negro que llegó a una edad muy avanzada sin abandonar su carácter festivo y pachanguero. Su alegría era contagiosa y se le veía en cuanta fiesta se formaba en su barrio isabelino y en ocasiones en Sagua. Su esposa esperó pacientemente a su funeral para mostrarle su molestia; cuenta la leyenda que el velorio de “Papá Montero” fue todo un festival de percusión donde los tambores, tumbadoras y gangarrias de toda Isabela se unieron para complacer al difunto, que así lo había pedido, y en medio del bullicio de improvisaciones rimáticas de los cantantes, se acercó la esposa, que hasta el momento había permanecido muy callada, e improvisó el famoso estribillo de venganza al muerto.
Sorpresa para todos los que vivimos en Sagua la Grande al descubrir esta leyenda que hoy compartimos, tomamos informaciones de aquí y de allá en esta red interminable porque los sagüeros han de estar siempre en su justo lugar.

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