viernes, 16 de noviembre de 2012

Sitiecito, nombre pequeño para una gran historia.

Sitiecito  es una  localidad que se encuentra ubicada en el municipio Sagua la Grande y al igual que la cabecera municipal tiene una rica historia.  En zonas relativamente cercanas a la sitio existen evidencias de la presencia de grupos aborígenes que habitaron el territorio desde épocas remotas. Las primeras noticias de población de estos territorios se remontan al año 1590. Las primeras actividades económicas estuvieron relacionadas con la tala de maderas preciosas, a lo que se unió la ganadería, junto a una agricultura de subsistencia. El río Sagua constituyó un elemento que benefició las comunicaciones entre las localidades.
La existencia inicial de la explotación forestal, junto al cultivo del tabaco y la crianza de ganado, propiciaron el crecimiento del caserío inicial. A la vez comenzó a arribar una gran cantidad de esclavos para el trabajo en la agricultura cañera y en los ingenios, e inclusive de chinos.

Hacia 1862 la jurisdicción donde está enclavada la localidad producía el 11% de la producción de azúcar de la isla, y el 18% del mascabado que se elaboraba. El gran desarrollo azucarero redujo las plantaciones dedicadas al tabaco, y también las de café que existían en todo el territorio. Mientras, la producción ganadera, estaba vinculada estrechamente a la producción de azúcar, tanto para animales de labor, como para el alimento de la población esclava en forma de tasajo.
En años anteriores al inicio de la Guerra de los Diez Años, las posiciones políticas de sus habitantes eran reaccionarias, e inclusive contrarias a las ideas del reformismo, lo que se manifestó en la década de los sesenta cuando este movimiento llegó a tener fuerza en toda la región central.
La guerra, por tanto, no tuvo en esta jurisdicción la misma fuerza que en otros territorios aledaños. Las grandes fuerzas reunidas por España en esta región para defender el potente desarrollo azucarero aquí existente, el respaldo económico y material de los hacendados, la existencia de un fuerte cuerpo de voluntarios y de partidas pagadas por los dueños de ingenios para defender sus posesiones, limitaron el desarrollo de la guerra en la zona.
En el período de la tregua, en la jurisdicción, como otros territorios vecinos a la localidad, ocurrió en amplio proceso de concentración y centralización de la producción azucarera, con la instalación de nuevas y más modernas máquinas para los ingenios, lo que condujo a la ruina de los más pequeños, cuyos propietarios no estaban en condiciones de afrontar la modernización. Así, se redujo el número de ingenios, y se fomentaron los grandes centrales capaces de asumir y aumentar la producción hasta ese momento lograda.
El 3 de junio de 1895 ocurrió el primer levantamiento armado en una región cercana a la localidad, cuando José Luis Robau se alzó con unos 50 hombres en la finca Clavellinas. Este grupo creció con rapidez, y las acciones militares se sucedieron.

El liceo sitiecito 1923
La Brigada de Sagua combatió en la localidad en el decursar de la contienda, y contó con el auxilio de los pobladores, entre ellos descolló el club femenino que presidió Elvira del Monte (Chacha del Monte).
Una triste página de esta guerra en la zona de la localidad lo constituyó la aplicación del bando de la Reconcentración, dispuesto por el gobernante español Valeriano Weyler, y que ocasionó la muerte a decenas de vecinos, y de personas de otros territorios cercanos, hacinados en la población, sin comida, techo, ni recursos médicos. Las enfermedades y el hambre se cebaron sobre todo en mujeres, niños y ancianos, a pesar de los esfuerzos de personas humanitarias de la localidad que trataron de ofrecer la mayor ayuda posible a los reconcentrados.
En el período neocolonial la localidad continuó potenciando la importancia de la región azucarera. Dos fábricas azucareras, un puerto para la exportación e importación, una amplia base de transporte ferroviario con los talleres más grandes del país, la instalación de una destilería para la producción de alcohol, rones y aguardiente y de una fundición, dieron perfil a la economía de toda la zona y trabajo a sus pobladores.
A partir de la década del veinte la crisis de la economía en la localidad se acrecentó, con un retroceso y estancamiento permanente.
El golpe militar del 10 de marzo encontró el repudio inmediato de sus pobladores. Dos revolucionarios de la zona, Roberto Mederos y Elpidio Sosa, estuvieron entre los combatientes que cayeron en el asalto al Moncada el 26 de julio de 1953.
Sitiecito 1956

El movimiento obrero del territorio también tuvo una destacada actuación, donde los azucareros estuvieron a la vanguardia, con su gran huelga de diciembre de 1955. Además, los bancarios, en septiembre de ese propio año, desarrollaron una importante acción en todo el territorio.
En esos años de enfrentamiento frontal al tirano, fue la Huelga del 9 de abril de 1958, la que demostró la potencia del movimiento revolucionario en la zona. Con el triunfo de la Revolución entró la localidad en el proceso de cambios y transformaciones que ha vivido toda Cuba en los últimos años del siglo XX y principios del XXI.
Sitiecito hoy

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