Desde Sagua la Grande Aurelio Cruz fue contratado para realizar los trabajos de ornamentación del Capitolio Nacional.
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jueves, 19 de mayo de 2011
La industria de Cruz Bello. Desde el Hotel Sagua hasta el Capitolio de la Habana.
Uno de los industriales que hacen honor a Sagua por los productos que ofrece al comercio- y que son el fruto de su talento y su iniciativa, de su actividad y su honradez,- es indudablemente el señor Aurelio Cruz, dueño de una gran fábrica de ornamentos de cemento y yeso para cielos rasos y adornos de fachada. El señor Cruz posee una patente especial para fabricar techos de cemento artesonados que se apoyan en vigas metálicas; y ha sido tan grande el éxito de su invención industrial, que se le ha llamado a esta capital por el ingeniero Fernández Guerra con el objeto de construir determinada cantidad de trabajos destinados al rico propietario señor Ángel Estrugo. Otra prueba de la importancia que tiene la fábrica del señor Cruz, a que aludimos, nos la suministra el hecho de que en el curso de un solo año, haya importado cerca de treinta mil pesos en materiales para distintos puntos de la República. De este modo, el activo industrial ha resuelto múltiples problemas: el de la utilidad y el de la resistencia, el de la belleza y el de la baratura. Dichosos los que, como él, ayudan a la prosperidad de su tierra, labrando su propia prosperidad. La fábrica del señor Cruz va creciendo en importancia, en renombre, en crédito y prestigio, y da así las más grandes satisfacciones a su dueño. Justa recompensa a la virtud de su trabajo. Nosotros nos atrevemos a asegurar- y el tiempo se encargará de darnos la razón- que la fábrica de ornamentos de cemento y yeso para cielos rasos y adornos de fachada, a que nos venimos refiriendo, y que hoy está establecida en Sagua, en la calle de Carmen Ribalta número 2, necesitará un día abrir sucursales en otros lugares de la isla, para poder atender a los numerosos pedidos que se le hacen. En tal caso, una de las dependencias de la casa estará aquí mismo en la Habana. La ley natural que rige las industrias, determina que los grandes industriales, los prohombres de la prosperidad material de un país, sean atraídos fatalmente a los grandes centros. Por todo lo que ha hecho ya, y por todo lo que ha de hacer aún en su hermosa lucha de trabajador infatigable, talentoso y honrado, felicitamos al señor Cruz con nuestra más sincera felicitación. Samuel Smiles hubiera estrechado efusivamente esta mano noble y fecunda.
Tomado de una fotocopia del periódico “El Fígaro” de la cual no tenemos fecha.
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