Desde hacía días llovía torrencialmente sobre la región montañosa del sur de la antigua provincia “Las Villas” producto de una depresión tropical casi estacionaria, sobrealimentando el río Sagua la Grande en su mismo nacimiento y luego las aguas que escurren en su cuenca iban a dar a su cauce también. El río comenzó a extender sus aguas sobre los valles en su trayectoria, y al inundar la inmensa hondonada que se encuentra en la zona que hoy ocupa la presa “Alacranes”, la inmensa masa de agua se topó con un obstáculo construido por la mano del hombre: Los terraplenes construidos para las vías férreas y caminos que comunicaban al barrio de Sitiecito con la cabecera jurisdiccional. Estos retuvieron las aguas momentáneamente empeorando la situación porque una vez que la fuerza de empuje de las aguas fue superior a la estabilidad del ocasional muro de contención, este cedió liberando de golpe un torrente muy superior al que de manera natural, en una paulatina crecida, hubiese llegado a la inadvertida Villa de “Sagua la Grande”.
Las aguas llegaron a la ciudad arrasando con todo a su paso en las primeras horas de la mañana del día 24 de septiembre. Para las ocho antes meridiano ya inundaba los barrios bajos y pocas horas después estaba el poblado cubierto totalmente de agua, que se extendía hasta las faldas de las lomas de Jumagua. Los moradores de la Villa buscaban refugio en las plantas altas y azoteas de las edificaciones, algunos afortunados se refugiaban en la “Islita”, antiguo barrio conocido por “Rodas”, que debido a su elevación superior sobre el resto de la ciudad hasta allí no llegaron las aguas. Para entonces comenzaba a llover sobre la región creando mayor pánico entre la población ante la posibilidad del incremento del nivel del río y de la duración de la inundación.
Las calles se transformaron en ríos furiosos que destrozaban todo a su paso, las puertas y ventanas cedían ante su empuje arrastrando y destruyendo las propiedades en las edificaciones. La velocidad conque iniciaron los acontecimientos no permitió prepararse para la eventualidad, casi nada pudo ser evacuado a lugares altos, los grupos más vulnerables de la población quedaron expuestos, por doquier se escuchaban los gritos de personas pidiendo auxilio que muchas veces era imposible ayudar. Horas de terrible agonía transcurrieron con la incertidumbre y la muerte asechando. La mayoría de las personas a la intemperie azotados por la lluvia, hasta que sobre las tres de la tarde las aguas comenzaron a bajar y para la noche habían descendido lo suficiente para que gran parte de la Villa estuviera seca dejando al descubierto la magnitud del desastre. Sagua se prestigiaba entonces de tener renombrados fotógrafos en la Villa, pero la sorpresa de los acontecimientos impidió que se pudieran tomar instantáneas de tan terribles acontecimientos.
El poblado era un perfecto caos: Ruinas por doquier, el pavimento de las calles levantado, casas destruidas, los faroles del parque caídos, los postes derribados, los árboles arrancados de raíz y lanzados sobre calles que además estaban cubiertas de sedimentos, restos de todo tipo y muchos cuerpos de animales ahogados con el terrible hedor característico. La floreciente y bella ciudad había quedado prácticamente en ruinas.
Como si no bastara con la desgracia de perder casi todo, personas inescrupulosas y oportunistas se dedicaron al vandalismo y al saqueo de las propiedades que habían sido arrastradas hacia las calles desde casas y establecimientos cuyas puertas cedieron al empuje de las aguas, incluso de las que se encontraban dentro de las edificaciones afectadas. Para detener esta situación el 2 de octubre se dictó un bando disponiendo que todas aquellas personas sin domicilio o vínculo laboral en la ciudad tenían 24 horas para abandonarla y retirarse a sus lugares de origen, además de formar partidas con miembros de la Guardia Civil, el ejército y los bomberos para vigilar las propiedades de los vecinos afectados.
Sí la inundación ocurrió el 24 de septiembre ¿Por qué las autoridades demoraron hasta el 2 de octubre para tomar esta medida? ¿Qué hizo el gobierno durante y después del desastre?El mando militar decidió proteger al destacamento del ejército en la iglesia parroquial, por lo que estaban muy ocupados salvándose ellos mismo en lugar de ayudar a los más necesitados. Las autoridades civiles no se vieron en los difíciles momentos de la inundación, y después de ella demostraron su alta ineficiencia que provocó el día 26 de septiembre una manifestación multitudinaria de protesta ante la casa de gobernación, con carteles donde se podía leer: “higiene y autoridad”, debido a su pasividad ante la deplorable situación higiénica que convertía a la Villa en un foco infeccioso.
¿Quiénes enfrentaron el peligro entonces para que el número de muertes dentro de la población no alcanzara cifras considerables?Cuando las aguas crecían vertiginosamente los miembros de la Guardia Civil y el Cuerpo de Bomberos del Comercio hicieron frente a la situación, ayudando a todos aquellos que quedaban atrapados por la crecida en la medida de sus posibilidades, incluso el guardia civil Antonio Rodríguez Regueiro murió ahogado al caer de su caballo que tropezó con una alcantarilla mientras ponía a salvo a varias personas que habían quedado aisladas. ¡Las cosas que tiene la vida! El Cuerpo de Bomberos estuvo a punto de ser disuelto en varias ocasiones por falta de presupuestos y ahora, eran ellos quienes respondían ante la situación demostrando porque eran absolutamente imprescindibles en la ciudad.
Los tiempos difíciles son los que prueban la capacidad, el valor y la determinación de los hombres. Por lo que evidentemente el gobierno de la época reprobó el examen, pero realzó a los verdaderos héroes y sirvió para apreciar cuanto amaban a Sagua sus hijos y amigos en la Isla y fuera de ella. De casi todas partes de Cuba llegaban donativos: ropas, zapatos, alimentos… y luego de las más diversas partes del mundo también vinieron recursos para paliar las consecuencias una vez que los sagüeros en el exterior se movilizaron para garantizar toda la ayuda posible.
Los hermanos Lamadrid, hijos de esta ciudad residentes en Barcelona, lograron reunir el mayor aporte para la recuperación, al abrir allá una suscripción con el objetivo de recaudar fondos. Ellos mismos encabezaron la lista que en poco tiempo tenían reunida la suma de 28 782 pesetas con la cual la comisión creada para destinar los donativos determinó emplear este en la restauración y ampliación del entonces Hospital de Caridad “San José”; Se construyeron dos salas con capacidad para 25 camas a las que se le dio el nombre de salas “Monserrate” para honrar al pueblo catalán por su aporte desinteresado; además de la edificación de una construcción de menor tamaño en la entrada para las oficinas de la administración con la inscripción “Barcelona” en la parte superior del frente. El gobierno de Madrid dispuso un crédito de 50 000 pesos para la recuperación de Sagua la Grande y de Vueltabajo (también afectada por intensas lluvias).
El dinero que llegaba era siempre bien recibido, mas no siempre los donativos se realizaban con las filantrópicas ansias de ayuda al prójimo necesitado. La situación permitió que hubiera quien aportara para aprovechar y realizar campaña política, otros que no perdieron la ocasión para hacerse notar en las crónicas sociales de la época por su “caritativa” acción (muchas veces, este modelo de oportunista tenía posibilidades de mayores aportes). Pero el pueblo de Sagua la Grande recordará siempre a aquellos que de forma desinteresada, casi anónima, brindaron sus esfuerzos, finanzas e incluso la vida en el enfrentamiento y recuperación de la mayor catástrofe natural que hasta hoy ha sufrido la Villa de Sagua la Grande.
Tomado de: "Sagua: Lugar de muchas aguas" de los ingenierosYosvany Roque y Ania López.
2 comentarios:
Saludos, Yoel. Me gusta tu blog, que encontré por casualidad, porque nos acerca tu país a nuestras pantallas de una manera amena. Un fuerte abrazo.
http://elmiradorimpaciente.blogspot.com
Saludos, Yoel. Celebro que te agrade mi trabajo. Seguimos en contacto. Un abrazo.
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