viernes, 12 de septiembre de 2008

Ike hace crecer al río Sagua la Grande

Por Yoel Rivero Marín.

Las apacibles aguas del “Undoso” tienen una historia, no siempre llena de bondades. Ellas le dieron el nombre a la ciudad, la hicieron crecer, permitieron su desarrollo económico y social y se han convertido inevitablemente en un símbolo del territorio.
El río Sagua la Grande es el segundo en extensión de la isla de Cuba. Sus más de 180 kilómetros atraviesan a varios municipios de la región central del país y en él, miles de personas han encontrado una vía de transportación, la posibilidad de una pesca segura y la belleza de un paisaje que en ocasiones nos llega a asustar.
Este río se torna impresionante cuando un fenómeno meteorológico como el huracán Ike le aporta a él y a sus afluentes millones de metros cúbicos de agua y sale de su cauce impetuoso y amenazador. Para suerte de los sagüeros actuales la historia nos ha enseñado a convivir con él, cuando amenaza evacuamos a quienes viven en sus márgenes. Pero ya el pánico no cunde en la ciudad pues varias obras de ingeniería se han creado para palear sus efectos indeseables y sus crecidas difícilmente llegan a ser como las que en el pasado fueron capaces de anegar la ciudad casi totalmente.
Hoy estamos preparados para evitar que sus daños sean irreparables, y una crecida como la de este 11 de septiembre de 2008 se convierta en un motivo más para que los habitantes de esta villa rompan su rutina y recuerden que esas apacibles aguas pueden llegar a ser violentas como lo han demostrado en los casi 200 años que tiene la ciudad en sus márgenes.

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