miércoles, 10 de septiembre de 2008

Leyendas de Sagua la Grande (Ciclón del 88)


“LEYENDA DEL CICLÓN DEL 88 EN ISABELA DE SAGUA”

Por Yoel Rivero Marín.
En la amplia desembocadura del río Sagua la Grande se encuentra el pueblo de la Isabela, también llamado Boca de Sagua.

En el año 1888 se desarrollo allí un fantástico y terrible ciclón. Cerca de la Isabela hay una playita llamada Casa Blanca muy hermosa, llena de casitas blancas, que hermosean el paisaje. El comandante del puerto de la Isabela avisa a la población de la hermosa playa para que desalojaran y fueran a guarecerse a Sagua. No le hicieron caso. El tiempo era tan bello, el cielo tan azul, que era imposible creer que llegara el ciclón. En unas horas la sonriente cara del sol se oscureció, el viento sopló con fuerza, las olas llegaban al cielo. Cundió el pánico en el pueblecito. La furia del huracán crecía, ya era tarde para obedecer las órdenes del comandante, los niños, mujeres y hombres corrían desolados de un lado a otro el mar embravecido entraba furioso en las casas y arrollaba cuanto se ponía en su camino.

Cuando el huracán calmó su furia el pueblecito había quedado reducido a un cementerio sin sepultura, por donde quiera aparecía una madre abrazada a su hijo entre los escombros, hombres sepultados en la arena, niños muertos con cara de terror. Un niño sólo se había salvado, apareció envuelto en frazadas.

Que milagro era éste. El niño contó que fue guiado por una mujer bellísima, vestida de blanco con un velo flotante, largo, muy largo. Ella lo había tomado en sus brazos y le había conducido sano y salvo a la aduana de la Isabela. Esta mujer era la Virgen del Carmen, patrona de los Isabelinos. El niño fue recogido por unos aduaneros que prestaban auxilio y que acudieron al sentir su llanto. Creció y se hizo hombre y se le conoce con el nombre de Juan, El Muerto por la leyenda que envuelve su salvación.

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