jueves, 6 de noviembre de 2008

Parque de la Independencia en Sagua la Grande

Especialista: Raúl Villavicencio Finalé
La más antigua de todas las plazas públicas en Sagua la Grande es, la Plaza del Recuerdo, la cual existió en el mismo lugar que hoy ocupa el Parque de la Independencia.
El momento histórico en que comienza a conocerse por ese nombre, así como la

causa del mismo, no lo conoceremos jamás con exactitud, pero es muy probable que se remonte a los mismos orígenes del poblado, respondiendo a la necesidad de toda aglomeración de personas de poseer un espacio público no solo para la comunicación social sino también para el importante intercambio comercial de la comunidad.
Hacia 1850, debido a ese intercambio comercial que se intensificaba con el tiempo, se le conocía también como el bazar de la iglesia.
En 1861 se intensificó aun más la actividad comercial es ese punto de la ciudad, con la fabricación de locales laterales con ese fin y dos amplias calzadas interiores que corrían de este a oeste y de norte a sur, aunque ya en esos momentos se analizaba por las autoridades locales la edificación de una nueva plaza del mercado en el lugar que hoy ocupa ETECSA y de la cual hablaremos en su momento.
Aunque no existe nada que lo documente, es muy probable que luego de recibir en 1867 Sagua la Grande el Título de Villa por orden Real de Isabel II, Reina de España, los sagüeros enardecidos por tal acontecimiento hayan decidido rebautizar esta plaza con su nombre pues así se le conoce por esa época.


El tristemente recordado 20 de mayo de 1902, con el nacimiento de la República Mediatizada, se izó en el lugar la bandera cubana por primera vez en sagua y a partir de entonces se bautizó de nuevo como Parque de la Independencia, caracterizándose por su espesa vegetación y abundancia de palmas reales.
A principios del siglo XX fue transformado totalmente este parque adquiriendo entonces una forma totalmente diferente y despoblada de árboles.
En los años 20 se develó una gran estatua a Francisco Rodríguez, el médico de los pobres, importada desde Italia para rendir tributo a tan popular figura. Fue construida también por es época una glorieta que aun existía en 1941
En los años 30 se le adicionó en su centro un busto de célebre flautista Ramón Solís, el cual fue trasladado de lugar para el actual cuando se construyó el Anfiteatro en los años 40.
Posteriormente sufrió algunos cambios menores en lo que respecta a su vegetación y forma de sus asientos, para adquirir después la forma que conocemos hoy.

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