La historia de este parque comienza con la necesidad que existía hacia fines de la década de 1850 de construir una nueva iglesia pues la construida en 1825 ya se encontraba por entonces en un estado ruinoso.
Al fabricarse la actual en 1860 para satisfacer esa necesidad, quedaron a ambos lados de ella dos amplios espacios donde no se permitía la construcción de casa alguna. El área adyacente por su lado oeste se conocía en 1865 como plaza de la nueva iglesia, aunque era en realidad un feo pantano, lugar este donde se construyó el 25 de agosto de ese año un enorme aljibe para el servicio público dada la escasez de agua potable por la ya avanzada contaminación del río Sagua.
Además del aljibe, como trabajos complementarios se recubrió toda el área de loza isleña y se ubicaron algunos bancos. El propio pueblo se encargó de bautizar esa área como el panteón de Doña Inés debido a una columna de mampostería que existía en el lugar.
En 1868, el humilde parque fue bautizado oficialmente por las autoridades locales en honor a la visita que hizo a Sagua Lersundi, entonces Capitán general de la Isla de Cuba.
En 1880, aunque manteniendo el aljibe, fue totalmente reconstruido por el alcalde de turno González Osma. Se le añadieron cuatro grandes canteros rodeados de bancos de hierro y madera, se sembró una palma real y se colocó una estatua en cada uno, representando estas a las cuatros estaciones del año. La última de estas palmas fue cortada en el año de 1976.
El 20 de mayo de 1902, en el marco de los festejos por el nacimiento de la república neocolonial, recibió el nombre definitivo de Parque de la Libertad y en 1905 se le añadió un kiosco por iniciativa de Carlos Alfert, figura de reconocido prestigio en la sociedad sagüera de entonces.
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