jueves, 18 de diciembre de 2008

18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante.

Por: Yoel Rivero Marín.
Hace ya ocho años que la Asamblea General de la ONU proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante. En ese momento se hizo un llamado a todos los estados miembros de la ONU, así como organizaciones intergubernamentales y organizaciones no gubernamentales, para recordar al mundo los derechos y las libertades fundamentales de los que por diversas razones tienen que dejar su lugar de origen. Por tal motivo el autor de este blog se toma la libertad de reeditar un artículo que hace algunos meses publicara aquí en este mismo sitio.
Aún cuando muchos se nieguen a aceptarlo, la emigración es un fenómeno que ha afectado al ser humano desde su propio surgimiento. Para el cubano y específicamente para el sagüero es un tema que adquiere una connotación muy particular, pues existe en Sagua la Grande una realidad objetiva: Las personas están emigrando constantemente, sobre todo de forma ilegal, y para aquellos que no pierden la vida en el mar o son repatriados, la vida no es tan sencilla como lo muestra el suceso político y comercial, al cual es al que únicamente la prensa se remite una y otra vez, dejando de ver al emigrante como un ser humano con los más complejos sentimientos. La vida del que emigra se ve envuelta en un alo de nostalgia y añoranza hacia la tierra que lo vio nacer, el lugar donde creció y donde tiene la mayor parte de sus recuerdos y aún cuando se quiera rodear de las más diversas distracciones, tiene que afrontar tal hecho de forma positiva y conciente de la decisión tomada. Numerosas familias abandonan sus países de origen con la esperanza de encontrar mejores expectativas de vida. Las condiciones económicas son las causas más generalizadas a la hora de emigrar a otro país. La emigración, es el desplazamiento de un grupo de personas o de un individuo de uno a otro país, ya sea de forma temporal o permanente. Aunque puede responder a muchos tipos de causas, la emigración, así como la inmigración, están normalmente originadas por la necesidad o deseo de alcanzar mejores condiciones económicas y sociales. La emigración forzosa y la aparición de refugiados son, en la mayoría de los casos, consecuencia de fenómenos como la guerra, el hambre, la intolerancia racial y religiosa, y la persecución política. La emigración es uno de los componentes básicos del cambio demográfico y, sin duda, el más difícil de medir y de analizar. Las fuentes estadísticas sobre este fenómeno presentan graves deficiencias, por dificultades que van desde su diferente conceptuación hasta la existencia de un flujo importante de migraciones irregulares o indocumentadas. Las dificultades de su análisis se centran en la tremenda complejidad de sus causas, que implican desde decisiones individuales respecto a los motivos de elección del punto de destino, pasando por la existencia de dificultades o facilidades geográficas o de transporte, hasta las políticas de acogida y rechazo de los países emisores y receptores. Se observa evidentemente que la actual es más baja y que el país de más alto nivel de emigrados cubanos es Estados Unidos por, además de toda la política que asumen para los cubanos; es este el país que se encuentra a solo 90 millas de las costas cubanas y la zona central es la más propicia para el intento de salidas ilegales que al final son las que más perjudican a la población. Se enmarcan las investigaciones a partir de los 90 por el inicio del período especial en Cuba, pero no podemos pensar que el problema es nacional, sino que es una situación mundial y de todos los tiempos. El conflicto entre lo que se quiere y lo que vive realmente el que emigra es difícil de mostrar, de imaginar, resulta imposible conocer el sentimiento que embarga al emigrado, descubrir cuán profundo cala la nostalgia y el desarraigo en él. Analizar este fenómeno sin atender todo el conflicto interno que se crea en aquel que ha decidido vivir lejos de la tierra donde nació, donde creció, donde se encuentra su familia, sus amistades, aquel que ha decido convivir con otras costumbres, otra cultura, incluso otro idioma, se torna en algo muy complejo. En el caso de Cuba, la emigración hacia los Estados Unidos tiene en las últimas décadas motivaciones muy atípicas, pues va más allá de la propia decisión de cada persona. Se han creado un grupo de condiciones globales que generan un conflicto donde existe una única víctima, el ser humano. La nostalgia no es un patrimonio solo de los cubanos, pero por nuestra propia idiosincrasia nos afecta de manera más marcada. Además, en los medios de prensa de todo el mundo el fenómeno de la emigración de los cubanos ha adquirido connotaciones políticas exageradas y nadie realmente se propone descubrir qué siente aquel que emigra. Este es un tema que se ha abordado en la emisora de radio local de Sagua la Grande por la afectación que presenta su comunidad en este sentido de forma particular con el programa radial “El Olor de mi tierra” del cual la propia de Licenciada Yusimí B. González Herrera. Directora de programación de la Radio Cubana expresó cuando preguntamos ¿Por qué no se hacen más programas radiales de este tipo en el país siendo un problema real? “Hay que ser creativos y de nada vale que exista la voluntad, cuando los propios realizadores, más allá de la censura, se están autocensurando y lamentablemente, no sé la causa real, pero no encontramos en los miles de realizadores del país aquello que realmente dé un cambio siempre hacia delante. En el caso de este tipo de programas con el tema de la emigración, sólo he escuchado 4 o 5 en Cuba con el rigor como para salir al aire, y así nada debe evitar que salgan, pero ¿Dónde podemos encontrar más?” ¿La tierra tiene olor?... Puede encontrar este programa radial aquí en Sagua Viva.

1 comentario:

Antonio Torres Rodríguez dijo...

Saludos, Yoel. Seguí tu enlace. Efectivamente, la emigración es un problema social en todo el mundo y de todos los tiempos. Tanto es así que todos los habitantes del planeta deberíamos de ser conscientes de que, sin excepción, somos descendientes de emigrantes. Sin embargo, esta actitud nunca debe de ser reprochada, por el derecho natural del ser humano a prosperar, a mejorar sus condiciones de vida, condiciones que en su mayoría están inmersas en la miseria o en situaciones duras de necesidad, de extrema pobreza. Por esta razón el emigrante siempre debe de ser apoyado, respetado y comprendido, nadie se juega la vida en el intento por capricho. En España estamos acostumbrados a ver esta lamentable realidad con los subsaharianos, por el estrecho de Gibraltar o hacia Canarias, y de otras partes de África, buscando la supervivencia, apostando la vida por un plato de comida. Un fuerte abrazo.