martes, 23 de diciembre de 2008

El orgullo de ser sagüero.

Por: Darío L. Machado Rodríguez
Patria es símbolo, es identidad cultural en el sentido de la historia y de los valores que contiene y representa; pero también es el olor de la naturaleza, el aire que se respira, es la tierra y el paisaje, es la salida y la puesta del sol en el lugar donde uno nació, es la gente que vive en el espacio físico de la nación, es la familia, la cuadra, el barrio. La Patria cubana tiene su crisol en la geografía del ser cubano, en los lugares donde vieron por primera vez la luz, vivieron y lucharon sus hijos más excelsos y su gente más sencilla, en los sitios donde los cimarrones hicieron sus palenques y los mambises libraron sus batallas. Muchas veces Martí se refirió a la Patria, pero en el pensamiento que a continuación transcribo está quizá su definición más certera:"Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor y más naturalmente, en aquello que conoce y donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de patria. Levantando a la vez las partes todas, mejor, y al fin quedará en alto todo: y no es manera de alzar el conjunto el negarse a ir alzando una de las partes. Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer: -y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas y políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca. Esto es luz y del sol no se sale. Patria es eso. Quien lo olvida, vive flojo, y muere mal, sin apoyo y estima de sí, y sin que los demás lo estimen: quien cumple, goza y en sus años viejos siente y trasmite la fuerza de la juventud: no hay más viejos que los egoístas: el egoísta es dañino, enfermizo, envidioso, desdichado y cobarde."Todos somos terrícolas, Patria es humanidad, pero el lugar donde uno vive sus primeras experiencias y emociones y acumula los primeros recuerdos, acuña en todos nosotros sentimientos indelebles y obligaciones inmediatas. Y eso está íntimamente vinculado al terruño.Luego de unos siete años sin volver a mi natal Sagua la Grande, lo hice recientemente al calor del 196 aniversario de la fundación de la ciudad y día del sagüero ausente, acompañando a mi madre, sagüera de 85 años, y a uno de mis hijos nacido hace 40 años en la capital y quien visitaba por vez primera la tierra de su padre y su abuela paterna. Fue una estancia breve, pero cargada de vivencias inolvidables, entre ellas las más importantes: el calor humano, la felicidad de los niños y ese placer profundo de salir a pasear un soleado domingo en la mañana por las amplias calles de mi pueblo.Ser patriota es cuidar a la Patria, preservarla y engrandecerla, es sembrar, embellecer el entorno, es producir y hacerlo bien, es preservar la naturaleza, es brindar a otros pueblos solidaridad y amor, es educar a los niños y jóvenes, es construir y crear, es cuidar, es abonar el mejoramiento humano. Encontré en la Villa del Undoso a una comunidad renovada y renovadora.
Dario Machado, Hijo Ilustre de Sagua la Grande recibiendo tal condición de manos de la Presidenta del Gobierno en la Ciudad.
Sagua tiene una importante tradición cultural acumulada en sus casi dos siglos de existencia, los coterráneos que hoy viven y trabajan allí son dignos herederos de ese significativo acervo. La educación de las personas, su salud, el buen trato, la calidad de la enseñanza, las cuatro entidades universitarias que hoy tiene la ciudad, sus empresas industriales y agropecuarias, su puerto pesquero, sus museos, sus instituciones culturales en general, sus agrupaciones musicales, sus artistas plásticos, su emisora radial, su joven telecentro, sus investigaciones científicas, el especial cuidado por la historia local, sus amplias avenidas, todas limpias y no pocas iluminadas, sus parques atendidos con esmero, son realidades que hoy llenarían de gozo a Albarrán, a Robau, a Lam, a Mañach, a Machín, a Prats, a González Mantici, como nos ocurre ahora a los sagüeros ausentes.A Sagua la simboliza, con toda razón histórica, el puente del Triunfo; pero hay otros sitios que tienen también una gran carga simbólica, por ejemplo, la casa natal de Wilfredo Lam o el Mausoleo, cuidado hoy como se cuida a la Patria, con cariño y dedicación, y donde niños, jóvenes y compatriotas en general, veneran a los que dieron su vida por la independencia y la soberanía nacional.Sagua tiene ante sí los desafíos que tiene Cuba. Ciertamente allí, como en todo el país, hay mucho por hacer, errores por rectificar y otros que ya no pueden ser corregidos y de los cuales queda esa experiencia y el sentido común para no repetirlos, y sobre todo mucho por crear, por fortalecer el bando de los que aman y construyen, pero las ganas que uno ve en los sagüeros, siempre acompañada por la modestia que aflora cuando brotan las palabras de elemental reconocimiento, y la disposición de hacer que se desborda en sus hombres y mujeres, saltan a la vista de cualquiera que visite hoy el municipio y la ciudad de Sagua la Grande, esa parte de la Patria indivisa e infinible que renueva en nosotros el orgullo de sentirnos sagüeros, de Cuba; cubanos, de Sagua.

No hay comentarios: