viernes, 26 de diciembre de 2008

REGALO PARA FIN DE AÑO, REGALO PARA EL 2009.

Por: Yoel Rivero Marín.
Busqué, le aseguro que busqué incansablemente un motivo para hacer mi última entrega del año en este sitio digital. Busqué en las calles, busqué en mi ciudad, en esa de la cual he escrito tanto en estos últimos meses del año, busqué en la gente que me rodea y que ha trabajado muy duro a mi lado durante el 2008, busqué en cada letra que he escrito para la radio, la televisión y para este propio blog y aún así todo lo que encontré no cumplió mis expectativas. Siempre quise que estas últimas palabras que quedarían en la red bajo mi nombre fueran mucho más que opiniones perdidas o frases olvidadas instantes después de su lectura. Mi empeño siempre fue mayor, este debía ser el intento de un buen regalo, un regalo que no se encuentra en establecimientos comerciales, aún cuando inevitablemente todos busquemos en ellos cuando llega el fin de año. Un regalo que saliera del corazón de todos aquellos que compartieron conmigo la indescriptible experiencia de vivir.
Busqué y finalmente encontré en el lugar más cálido, en el lugar más especial: LA FAMILIA.
Pensando en la familia, en esa que está atada a mi por la sangre, en esa que está atada a mi por la tierra, en esa que está atada a mi, incluso, por las redes informáticas, y pensando, además, en este regalo que debía compartir con ella, encontré las palabras del psicólogo Manuel Calviño en uno de sus libros que motivaron muchas de las reflexiones con las que intento despedir este año cargado de buenas y malas experiencias, pero a fin de cuentas, de experiencias que enriquecen mi existir día a día.
Los últimos meses del año tienen un encanto especial. Una y otra vez escuchamos las mismas frases: “Qué rápido se me ha ido este año”, “¿Pero ya estamos en diciembre?”. Y es que el darnos cuenta de que el año se acaba es algo que usualmente tiene una repercusión emocional en nosotros. Para unos positiva y para otros no tanto, pero algo muy común cuando se acerca el fin de año es una necesidad especial de convocar a LA FAMILIA.
El fin de año está indisolublemente asociado a la familia. Los recuerdos de la infancia, el día de los Reyes Magos, los primos y hermanos reunidos en la casa de la abuela, se mezclan con los más recientes. Unos físicamente, otros por la vía postal o por el correo electrónico, todos tienen un personaje y un escenario común: la familia, los ausentes y los presentes, los que alguna vez estuvieron y ya no están, y los que están ahora aunque no estuvieron antes. Y junto a la familia, en algún momento de esa navidad, está también EL REGALO.
Más que un suceso comercial, el regalo es sobre todo un hecho esencialmente humano. En él está inscrito lo que sentimos por aquel a quien va dirigida nuestra entrega. Pero, ¿cuál ha de ser ese regalo en este fin de año?
En un año se acumulan muchas tensiones. Se dijeron quizás cosas dolorosas y hasta injustas que luego el orgullo no dejó aclarar y las convirtió en resentimiento. Entonces viene el alejarse la pérdida de esos instantes que conforman la vida, esos instantes maravillosos que nunca serán recobrados porque el tiempo no perdona.
El cierre del año pide armonía, calor humano, encuentro, bienestar. ¿Dónde encontrar todo esto si no es en la familia?, ¿dónde construirlo y preservarlo si no en su lugar natural de origen?
La familia es el lugar donde ponerse a salvo de los golpes más duros de la vida. Entonces, haga su regalo familiar que es hacerse un regalo a sí mismo; ese regalo está al alcance de su mano: Sea indulgente, no espere a que el otro venga, salga usted a buscarlo. Deje a un lado el falso orgullo, despréndase de las absurdas ataduras, de los conflictos que no tienen solución. Acérquese, no se aleje.
La familia es un sentimiento, es tierra fértil para el cultivo de la bondad, es el remanso del duro bregar de cada día. Por eso hacerla y cuidarla es, más que un deber, una necesidad. Busque en su interior y haga su regalo familiar. No importa el costo, la ganancia lo superará con creces. Hágalo y hágalo ahora. Puede que usted crea que es demasiado pronto, pero no sabe cuán pronto puede ser demasiado tarde.
Felicidades a todos los que han compartido este rincón digital que tanto me ha motivado en este año y que aún para el 2009 me tiene reservada infinidad de motivaciones, trabajos, compromisos y sueños que compartir.

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