Por Yoel Rivero Marín.
"El que no conozca a Bombillo en Sagua, no es de Sagua", así lo aseguran infinidad de habitantes de esta Villa cuando se les pregunta por una de las personas más queridas de la ciudad. Félix Enrique Rodríguez Miranda (Bombillo). Tiene en estos momentos 60 años de edad y asegura que : "Desde que nací, parece que nací en dos ruedas". Desde los 11 años comenzó su pasión por las bicicletas y ya en el año 1964 la bicicleta se transforma en un medio deportivo para él. Desde los 14 años repara su bicicleta sin la ayuda de nadie y ha sido así hasta la actualidad cuando tiene como cometido reparar también las de los demás coterráneos.
Muchos lo conocen no solo por su pasión hacia el ciclismo, sino por su afán de inventar con todas las piezas que llegaban a sus manos. En su vida ha creado diferentes modelos de bicicletas, unas terapéuticas, otras para el entretenimiento. El creó la bicicleta más larga de Sagua y la más alta con 2 metros y medio de altura.
¿A quién quieres más, a tu bicicleta o a tu esposa? Esta sería una pregunta que para evitar conflictos con su compañera evitaría responden a toda costa.
Enrique se ha identificado tanto con su pueblo que además de ya constituir parte de la identidad de quien vive en esta tierra, la ama con locura y hoy lucha porque exista en la entrada de la ciudad un monumento a la bicicleta y asegura que: "Ser sagüero para mí es un orgullo. Mi vida es mi pueblo".
Cuando llegamos a su taller lo encontramos lleno de piezas de todo tipo y por todos los lugares, ¿Cómo se las arregla para que cada una adquiera vida?... Es una magia que sólo él puede desentrañar.
Su vida ha sido este deporte y cuando en 1972 listo para dar la vuelta a Cuba, el día antes deciden que sea otro corredor el que lo haga por él, se le calló el mundo encima. Pero sin dudas se siente que ha corrido todas las vueltas a Cuba porque ha estado allí, a la entrada de los ciclistas a Villa Clara en cada periplo por la isla, los recibe en el parque Vidal de Santa Clara y con su carisma peculiar entretiene al pueblo mientras esperan y comparte las estadísticas que tiene, las cuáles ha guardado minuciosamente año tras año en cada encuentro de este deporte.
Bombillo nos asegura que Sagua la Grande ha participado en 30 vueltas a Cuba, porque los hijos de esta tierra se han ganado un lugar en cada maratón, de lo cual se siente infinitamente orgulloso, pero mucho más orgulloso se siente porque su hijo ha seguido sus pasos y de esas 30 vueltas, el joven Bombillita ha estado en 7.
Félix Enrique Rodríguez Miranda (Bombillo) compitió en 11 campeonatos 1ra y 2da categoría, en 6 vueltas a la antigua provincia de las Villa y en 4 vueltas a la provincia Villa Clara actual, se retiró del deporte activo en 1979 y aún cuando todo parecía acabar para él, supo entender cuando otra generación se impone y que desde ese momento le tocaba entregarle todo su conocimiento.
Asegura Bombillo que quiere que el día de su muerte todos los acompañen en su entierro en bicicleta y su ataúd marche en un triciclo.
"La sangre mía es rayos de bicicletas, bolas, timbre, conos, tuercas, pedazos de cadenas, esa es mi sangre, la que me rueda por dentro". Asegura este hijo de Sagua la Grande que en su sencillez y humildad nos muestra cuanto tenemos que amar a la Villa que nos vio nacer.
Muchos lo conocen no solo por su pasión hacia el ciclismo, sino por su afán de inventar con todas las piezas que llegaban a sus manos. En su vida ha creado diferentes modelos de bicicletas, unas terapéuticas, otras para el entretenimiento. El creó la bicicleta más larga de Sagua y la más alta con 2 metros y medio de altura.
¿A quién quieres más, a tu bicicleta o a tu esposa? Esta sería una pregunta que para evitar conflictos con su compañera evitaría responden a toda costa.
Enrique se ha identificado tanto con su pueblo que además de ya constituir parte de la identidad de quien vive en esta tierra, la ama con locura y hoy lucha porque exista en la entrada de la ciudad un monumento a la bicicleta y asegura que: "Ser sagüero para mí es un orgullo. Mi vida es mi pueblo".
Cuando llegamos a su taller lo encontramos lleno de piezas de todo tipo y por todos los lugares, ¿Cómo se las arregla para que cada una adquiera vida?... Es una magia que sólo él puede desentrañar.
Su vida ha sido este deporte y cuando en 1972 listo para dar la vuelta a Cuba, el día antes deciden que sea otro corredor el que lo haga por él, se le calló el mundo encima. Pero sin dudas se siente que ha corrido todas las vueltas a Cuba porque ha estado allí, a la entrada de los ciclistas a Villa Clara en cada periplo por la isla, los recibe en el parque Vidal de Santa Clara y con su carisma peculiar entretiene al pueblo mientras esperan y comparte las estadísticas que tiene, las cuáles ha guardado minuciosamente año tras año en cada encuentro de este deporte.
Bombillo nos asegura que Sagua la Grande ha participado en 30 vueltas a Cuba, porque los hijos de esta tierra se han ganado un lugar en cada maratón, de lo cual se siente infinitamente orgulloso, pero mucho más orgulloso se siente porque su hijo ha seguido sus pasos y de esas 30 vueltas, el joven Bombillita ha estado en 7.
Félix Enrique Rodríguez Miranda (Bombillo) compitió en 11 campeonatos 1ra y 2da categoría, en 6 vueltas a la antigua provincia de las Villa y en 4 vueltas a la provincia Villa Clara actual, se retiró del deporte activo en 1979 y aún cuando todo parecía acabar para él, supo entender cuando otra generación se impone y que desde ese momento le tocaba entregarle todo su conocimiento.
Asegura Bombillo que quiere que el día de su muerte todos los acompañen en su entierro en bicicleta y su ataúd marche en un triciclo.
"La sangre mía es rayos de bicicletas, bolas, timbre, conos, tuercas, pedazos de cadenas, esa es mi sangre, la que me rueda por dentro". Asegura este hijo de Sagua la Grande que en su sencillez y humildad nos muestra cuanto tenemos que amar a la Villa que nos vio nacer.
1 comentario:
Tienes mucha razon el que no conozca a Bombillo en Sagua no es saguero,ya que el es una personalidad en esta localidad,ademas es una persona que se hace sentir por donde pese no lo hace de forma inarvertida para nadie.
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