Por: Yoel Rivero Marín.
En Cuba los bebés recién nacidos después de las nalgadas de rigor ríen y ríen en una carcajada interminable que se incorpora a la nacionalidad, y aunque no se marca en la inscripción de nacimiento, nada podrá borrar ese signo del buen humor del isleño donde todo es motivo de risa, porque este es un país donde las únicas arrugas que se admiten como inevitables son las evidencias de un ser riente.
Con Sombrero o sin sombrero como fraseara nuestro inigualable Argelio García (Chaflán) los cubanos nos reímos hasta de nuestros propios problemas, y es algo que he dicho más de una vez y me jactaré de decirlo toda la vida. Precisamente, ese genio del humor cubano mueve mi atención en este comentario, el cual surge de dos programas radiales que se le dedicaran en la emisora Radio Sagua a este paradigma del humor en la isla. Argelio cuando comenzó sólo quería ser locutor y como los locutores de entonces, y muchos de ahora, eran sólo eso y nada más, él buscó la guía en aquellos que pretendían ser animadores y fue así que le fue incluyendo a su trabajo adornos de comicidad que poco a poco fueron creando a Chaflán.
“Son tantos los factores que hay que tomar en cuenta para hacer una vida artística, ya sea locutor, ya sea humorista, animador, cualquier trabajo, yo pienso que el trabajador, el mejor trabajador, es el que más amor pone a su trabajo”. Así lo afirmó Chaflán y así lo cumplió durante más de 50 años de vida artística, donde logró hacer el humor de la forma más seria del mundo. “Un artista, hoy, llámese como se llame, resida donde resida,- yo he tenido dificultades con estas cosas que digo - , porque no creo que hay artistas A, B y C; yo creía que había nada más ¡artistas!, artistas con mayor experiencia, con mayor conocimiento y con mayor efecto en el público”.
Asegura Chaflán en entrevista que se le realizara cuando cumplió sus 50 años de vida artística en 1990 aseguró: “No creo que haya crisis artística, lo que sí debíamos todos poner un poco más de interés al compromiso que establecemos con el respetable público”.
Chaflán ha llegado a los cubanos de ayer y de hoy por todas las vías posibles, vio nacer a la televisión en Cuba en 1950, le dio nuevas dimensiones de respeto y profesionalidad a los espectáculos humorísticos de cabaret, hizo radio como ningún otro.
- Chaflán, ¿De dónde sacas los chistes?
-“Los chistes los hago en… Bueno, los chistes se hacen mucho de… del mismo público. Hay cuentos viajeros, hay cuentos que a mí me han hecho entre tres intérpretes. Una vez me hicieron un cuento en Viet Nam, entre tres, porque el que se lo sabía era alemán, tenía que decírselo en alemán al vietnamita. El vietnamita no sabía alemán , tenía que decírselo al otro vietnamita u el vietnamita decírselo en español. Cuando aquello sufría cuatro traducciones, ya aquel cuento me llegaba a mí que no sabía a nada; pero asómbrate de eso, el cuento yo me lo sabía también.(Se ríe)
Chaflán nació en Placetas, pero Villa Clara entera fue su cuna, es como aquellos fenómenos que nace uno cada muchos años y en una región diferente del planeta, Méjico tuvo a su Cantinflas, Estados Unidos a su Chaplín y Cuba a su Chaflán.
Con Sombrero o sin sombrero como fraseara nuestro inigualable Argelio García (Chaflán) los cubanos nos reímos hasta de nuestros propios problemas, y es algo que he dicho más de una vez y me jactaré de decirlo toda la vida. Precisamente, ese genio del humor cubano mueve mi atención en este comentario, el cual surge de dos programas radiales que se le dedicaran en la emisora Radio Sagua a este paradigma del humor en la isla. Argelio cuando comenzó sólo quería ser locutor y como los locutores de entonces, y muchos de ahora, eran sólo eso y nada más, él buscó la guía en aquellos que pretendían ser animadores y fue así que le fue incluyendo a su trabajo adornos de comicidad que poco a poco fueron creando a Chaflán.
“Son tantos los factores que hay que tomar en cuenta para hacer una vida artística, ya sea locutor, ya sea humorista, animador, cualquier trabajo, yo pienso que el trabajador, el mejor trabajador, es el que más amor pone a su trabajo”. Así lo afirmó Chaflán y así lo cumplió durante más de 50 años de vida artística, donde logró hacer el humor de la forma más seria del mundo. “Un artista, hoy, llámese como se llame, resida donde resida,- yo he tenido dificultades con estas cosas que digo - , porque no creo que hay artistas A, B y C; yo creía que había nada más ¡artistas!, artistas con mayor experiencia, con mayor conocimiento y con mayor efecto en el público”.
Asegura Chaflán en entrevista que se le realizara cuando cumplió sus 50 años de vida artística en 1990 aseguró: “No creo que haya crisis artística, lo que sí debíamos todos poner un poco más de interés al compromiso que establecemos con el respetable público”.
Chaflán ha llegado a los cubanos de ayer y de hoy por todas las vías posibles, vio nacer a la televisión en Cuba en 1950, le dio nuevas dimensiones de respeto y profesionalidad a los espectáculos humorísticos de cabaret, hizo radio como ningún otro.
- Chaflán, ¿De dónde sacas los chistes?
-“Los chistes los hago en… Bueno, los chistes se hacen mucho de… del mismo público. Hay cuentos viajeros, hay cuentos que a mí me han hecho entre tres intérpretes. Una vez me hicieron un cuento en Viet Nam, entre tres, porque el que se lo sabía era alemán, tenía que decírselo en alemán al vietnamita. El vietnamita no sabía alemán , tenía que decírselo al otro vietnamita u el vietnamita decírselo en español. Cuando aquello sufría cuatro traducciones, ya aquel cuento me llegaba a mí que no sabía a nada; pero asómbrate de eso, el cuento yo me lo sabía también.(Se ríe)
Chaflán nació en Placetas, pero Villa Clara entera fue su cuna, es como aquellos fenómenos que nace uno cada muchos años y en una región diferente del planeta, Méjico tuvo a su Cantinflas, Estados Unidos a su Chaplín y Cuba a su Chaflán.
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