lunes, 6 de octubre de 2008

La música amansa fieras

Por: Yoel Rivero Marín.

Más de 15 años trabajando con el sonido me ha permitido conocer la reacción de miles de personas a las más variadas notas musicales. Para algunos la ópera es un ruido desesperante, para otros el rock es insoportable, para muchos el reguetón es inadmisible, y a su vez todo lo contrario en unos y otros. La reacción emocional a la música tiene dos aspectos fundamentales; un a es el reflejo incondicionado y el otro el condicionado. El primero se rige por las leyes de la acústica y la fisiología del aparato auditivo. El segundo se determina por la educación musical y la experiencia de cada persona.

La información musical que llega a cada individuo también puede ser manipulada para lograr los efectos más insospechados. Es algo que hacen hoy con probada eficacia las grandes cadenas del entretenimiento y la publicidad. Es exitoso tanto para hacer política, como para vender una cerveza. Funciona de igual manera en el sur de África como en el centro del caribe. La música se puede utilizar tanto para manipular a un ser aislado, como para incidir en grandes masas de personas.
De todos es conocido la típica sentencia de que la música amansa   fieras, en los seres humanos, además de lograr el mismo efecto, provoca otros muchos. No reaccionamos de la misma forma al escuchar un concierto de Heavy Metal que al escuchar una pieza cantada en gregoriano.
El uso de la música es tan antiguo como el mismo hombre y puede parecer sorprendente. La música ha sido un canal expresivo del género humano desde la comunidad primitiva hasta nuestros días. Dejo de ser una propiedad privada para convertirse en un beneficio social desde las más diversas aristas. Hace más de 2500 años el filósofo griego Pitágoras recomendó cantar y tocar un instrumento musical cada día para eliminar del organismo el miedo, las preocupaciones y la ira.
La terapia musical o músico-terapia moderna tiene su origen en Inglaterra, desde entonces se aplica en múltiples padecimientos psicológicos y fisiológicos. La música influye sobre el ritmo respiratorio, la presión arterial, las contracciones estomacales y los niveles hormonales.
Siempre hay un tema musical para cada momento. Para aumentar el tono vital, puede escuchar “La marcha turca” de Beethoven, “Las danzas húngaras” de Branhms, o un buen “Riff” de Jimmy Hendrix. Si quiere relajarse y descansar, abandónese a los conciertos de oboe de Vivaldi , la música del “New age” o a la “Oficium” de Jan Garbarek. Si tiene insomnio, escuche cualquier clásico, como el “Ave María” de Shubert. Si quiere tener una buena digestión puede recurrir a los conciertos de flauta de Vivaldi.
Entendemos como música, el arte de combinar, con melodía y armonía, los sonidos de la voz humana, de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, lo cual produce deleite al escuchar, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente.
La músico-terapia puede ser utilizada en la cirugía para reducir el miedo y disminuir los efectos secundarios de la anestesia. En los bebés prematuros, escuchando música ganan peso y su sistema inmunológico se fortalece. En pediatría se ha experimentado que con música disminuye la ansiedad de los pequeños, aminora los trastornos respiratorios porque los ayuda a relajarse. En el parto disminuye el temor y la ansiedad y por tanto el dolor.
Según los estudios científicos de los investigadores ingleses Mitchel y Lanker podemos agrupar la música en 3 grupos sonoros que influyen directamente en el ser humano:
- La música romántica.
Facilita la desintegración de los grupos.
Promueve el éxtasis y las actitudes individualistas.
Es nociva en sujetos inhibidos.
Promueve recuerdos y nostalgias.

- Rock.
Actúa a nivel sensorial.
Activa al individuo.
Causa efecto excitante.
Genera actitudes despreocupadas.

- Música folklórica y tradicional.
Promueve la cohesión del grupo.
Estimula las relaciones interpersonales.
Causa efectos excitantes.
Es la que mejor deja ver las características personales de cada individuo.

Como vemos, la música es fuente inagotable de placer, bienestar y salud, instrumento de manipulación y canal expresivo del hombre desde su creación. En más de 15 años estudiando el poder de la música en el cuerpo y la mente, puedo afirmar que aún nos queda mucho por explorar en este campo y las posibilidades que brinda pueden llegar a ser ilimitadas.
Tomado del programa radial: “Los dominios del sonido”, realizado por Yoel Rivero Marín y profesores de la cátedra de psicología de la Universidad Central de las Villas.

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