Por: Yoel Rivero Marín.
Si preguntamos por Pablo López de la Paz en Sagua la Grande nadie sabrá darnos una respuesta acertada. Si preguntamos por Pablito el Rumbero con seguridad todo aquel que ha vivido en la Villa del Undoso sabe a quien nos referimos. Este hombre de pequeña estatura, blanco y ya hoy con 54 años de edad, ha dominado durante varias décadas uno de los elementos folklóricos dentro de la música cubana que más distingue a la gente de los barrios de Villa Alegre y Pueblo Nuevo: La Rumba.
Zapatero de profesión disfruta el toque del tambor, baila hasta con 7 cuchillos y se apropia con gracia insustituible de todos los cantos afrocubanos que son tradición dentro del folclor sagüero. Ha recorrido toda la isla y cuenta con gran orgullo que ha participado 4 veces en la Fiesta del fuego como integrante y promotor del grupo folklórico Ieiti Elewá y como solista ha merecido varios premios en festivales de la Rumba en varias provincias.
“Siempre ando contento cantando rumba, eso te emociona, te hace vivir. El rumbero siempre tiene que estar contento y presente”
Con un carácter afable, jaranero y muy desenfadado defiende la cultura cubana en cada rincón donde se encuentre y aún cuando muchos lo tilden de loco, esa loable locura la lleva de corazón porque sabe que vive para su pueblo y que la gente agradece tal empeño.
Trata de estar en acción constantemente como dicen los rumberos del barrio y aún con la edad que tiene, mantiene una preparación física envidiable, no fuma, no toma y son muy pocos los jóvenes que pueden estar a su altura en una pista cuando los tambores comienzan a sonar.
Fundó hace muchos años los sábados de la rumba y los ha llevado por todos los barrios de Sagua la Grande y aún hoy, cuando muchos piensan que esta tradición se ha perdido Pablito el Rumbero sigue luchando para que se mantenga viva. Ha bailado con los más importantes grupos folklóricos de Cuba y se siente contento. Asegura que seguirá bailando hasta que sus piernas tengan fuerza y hasta que Dios lo quiera.
Nunca se despedirá de la Rumba, ni aún después de muerto, porque sabe que su nombre lo recordará cada sagüero de ayer, de hoy y de mañana. Asegura Pablito, que sólo le dice adiós a cada actividad que hace para su pueblo, y lo hace y lo hará siempre cantando.
¡Ah! Y su amistad con ese otro sagüero que le dicen loco está más que probada porque los dos defienden a su tierra, a su manera claro. Uno le dedica un jonrón y el otro su mejor canción:
“Adiós, adiós, adiós, nos tenemos que marchar,
Un día volveremos, de nuevo a este lugar.
Adiós, adiós, me voy, me tengo que marchar,
Mañana volveré, de nuevo a este lugar.
Pelotero de pies a cabeza,
no hay quien juegue como Víctor Mesa.
Pelotero de pies a cabeza,
no hay quien juegue como Víctor Mesa.
Adiós, adiós, adiós, nos tenemos que marchar,
Un día volveremos, de nuevo a este lugar.”
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