¿Quién me va a decir que Sagua la Grande está muerta?, si lo afirma cualquier ciudadano del mundo estoy en condiciones y tengo todos los argumentos verbales y visuales para rebatir su osadía, pero si lo dice un sagüero, sólo me queda compadecerme de él, porque ha perdido su triste vida sin saber donde nació. La grandeza de esta ciudad con 196 años siempre se impondrá señoras y señores. Ayer, hoy y siempre el corazón de esta tierra latirá estremecedor y en cada una de sus sacudidas temblarán aquellos que la piensen o la sueñen en estado de coma.
El contexto cultural, político e histórico de un pueblo cambia con su gente, evoluciona, acumula nuevas experiencias y vivencias. La ciudad adquiere nuevos sueños, nuevas son las motivaciones de las personas que viven en ella y aún cuando el tiempo pase y se haga sentir en cada una de las piedras que la conforman, esa ciudad está viva; viva porque miles y miles de personas transitan cada día por sus calles, hacen por ella y se sienten orgullosos de habitarla.
Sagua la Grande está viva, y lo puede asegurar todo aquel que se sienta en el parque “La Libertad” y es testigo del ir y venir de los sagüeros que con menores o mayores posibilidades están aquí, que aquí lloran y ríen, trabajan, sudan, luchan y se imponen a todas las adversidades, desde aquí pueden decir lo que piensan y desde este rincón de la geografía cubana son capaces de amar una tierra preñada de historia.
Como dijera el apóstol, el sol tiene manchas, pero más allá de esos puntos, está el calor que emana y nos hace fuertes, está la luz que nos guía y nos permite ver la verdad de las cosas.
La Villa del Undoso siempre ha disfrutado de una vitalidad envidiable desde su propia fundación, creció hasta convertirse en una de las ciudades más importantes de la región central de Cuba, se sintió viva cuando dio a luz a su Lam, a su Mañach, a su Albarrán, a su Solís, a su Jaime y Rodrigo Prats, se sintió viva cuando abrieron los ojos cada uno de los cientos de miles de hombres y mujeres que han nacido en esta tierra durante casi 200 años, se siente viva hoy con su Conchita, con su Sosabravo, con su Villavicencio, con sus miles de jóvenes que desde las más disímiles posiciones crecen orgullosos de ser sagüeros y sueñan un día hacer su propia historia… Pero tristemente Sagua la Grande se sintió muerta cuando miles de sus hijos murieron en la despiadada reconcentración de Weyler, se sintió muerta cuando cayeron heroicamente los valerosos jóvenes del 9 de abril.
Sagua la Grande está viva más allá de lo que digan unos pocos que no saben disfrutarla, que no saben vivir a plenitud en su tierra y sobre todas las cosas que no saben amarla.
El contexto cultural, político e histórico de un pueblo cambia con su gente, evoluciona, acumula nuevas experiencias y vivencias. La ciudad adquiere nuevos sueños, nuevas son las motivaciones de las personas que viven en ella y aún cuando el tiempo pase y se haga sentir en cada una de las piedras que la conforman, esa ciudad está viva; viva porque miles y miles de personas transitan cada día por sus calles, hacen por ella y se sienten orgullosos de habitarla.
Sagua la Grande está viva, y lo puede asegurar todo aquel que se sienta en el parque “La Libertad” y es testigo del ir y venir de los sagüeros que con menores o mayores posibilidades están aquí, que aquí lloran y ríen, trabajan, sudan, luchan y se imponen a todas las adversidades, desde aquí pueden decir lo que piensan y desde este rincón de la geografía cubana son capaces de amar una tierra preñada de historia.
Como dijera el apóstol, el sol tiene manchas, pero más allá de esos puntos, está el calor que emana y nos hace fuertes, está la luz que nos guía y nos permite ver la verdad de las cosas.
La Villa del Undoso siempre ha disfrutado de una vitalidad envidiable desde su propia fundación, creció hasta convertirse en una de las ciudades más importantes de la región central de Cuba, se sintió viva cuando dio a luz a su Lam, a su Mañach, a su Albarrán, a su Solís, a su Jaime y Rodrigo Prats, se sintió viva cuando abrieron los ojos cada uno de los cientos de miles de hombres y mujeres que han nacido en esta tierra durante casi 200 años, se siente viva hoy con su Conchita, con su Sosabravo, con su Villavicencio, con sus miles de jóvenes que desde las más disímiles posiciones crecen orgullosos de ser sagüeros y sueñan un día hacer su propia historia… Pero tristemente Sagua la Grande se sintió muerta cuando miles de sus hijos murieron en la despiadada reconcentración de Weyler, se sintió muerta cuando cayeron heroicamente los valerosos jóvenes del 9 de abril.
Sagua la Grande está viva más allá de lo que digan unos pocos que no saben disfrutarla, que no saben vivir a plenitud en su tierra y sobre todas las cosas que no saben amarla.
3 comentarios:
Cuando es que pondran "Radio Sagua" por internet? Saludos calurosos de una Saguera Ausente.
Hola Yoel- Sagua Viva, , a varios años de haber escrito este comentario, estando mas cerca de los dos siglos de vida de nuestra Villa del undoso, creo que está viva, aunque mucha de su gente pretendan matarla con sus desmotivaciones,con su desarraigo, con su falta de memoria. No está muerta,pero necesita de los hijos que más la quieren y valoran, una potente inyección,una transfución, con la más pura y la mejor de las sangres: LA DE LOS SAGÜEROS.
Aylín Cruz
Hola Yoel- Sagua Viva, , a varios años de haber escrito este comentario, estando mas cerca de los dos siglos de vida de nuestra Villa del undoso, creo que está viva, aunque mucha de su gente pretendan matarla con sus desmotivaciones,con su desarraigo, con su falta de memoria. No está muerta,pero necesita de los hijos que más la quieren y valoran, una potente inyección,una transfución, con la más pura y la mejor de las sangres: LA DE LOS SAGÜEROS.
Aylín Cruz
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